El contentamiento de cada día (III)

Son testimonios de lo que va pasando en nuestro pequeño mundo evangélico, que al mismo tiempo puede ser de influencia en su entorno.

12 DE AGOSTO DE 2017 · 21:55

David y Noemi.,
David y Noemi.

Aquí puedes leer la primera parte, y la segunda aquí

Hoy concluyo ese breve reportaje que el año 2008 inicié en el Boletín de la iglesia donde me congrego, en Salamanca. Son pequeñas grageas pero que pueden quedar como parte de la historia de algunos cristianos en una determinada época.

Quizá a veces no le damos importancia a los detalles sencillos, pero para algunos pueden ser de un impacto tremendo. Son testimonios de lo que va pasando en nuestro pequeño mundo evangélico, que al mismo tiempo puede ser de influencia en su entorno.

En la entrega de la semana pasada cité algunos de los elementos claves para mantener el contentamiento en el matrimonio, según las opiniones de las distintas parejas, entre ellos: la Palabra de Dios, el amor, la comunicación, etc. Hoy agrego algunos más:

El perdón: En un matrimonio el perdonar setenta veces siete debe ser una constante; será un asunto con el que tendremos que convivir día tras día, pues la convivencia entre dos personas diferentes implicará roces, desilusiones, y tendremos que reaccionar con humildad y estar dispuestos a perdonar y olvidar, sin mirar atrás y con los ojos puestos en un futuro promisor. Repito: habrá situaciones que ameriten otra solución, como hemos comentado anteriormente.

No permitir que el enojo controle nuestra vidas. El enojo es un problema cuando se da con frecuencia, pues puede ser devastador, y lo peor es que rompe la comunicación, hiere, puede ir más allá de un comportamiento aceptable, puede degenerar en violencia...

Debemos esforzarnos por promover "todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación", pedir a Dios que nos ayude a ver lo mejor el uno del otro, a alabarnos y ayudarnos; a abrir la boca con sabiduría.

Dice una de las parejas: "Hemos hecho nuestro el versículo de Efesios 4.26: 'Airaos pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enfado...'. No dejamos más de un día sin que hayamos hablado y resuelto nuestros problemas; es nuestro lema y hemos comprobado que funciona al 100%".

También destaca la Fidelidad: como esa promesa de amor infalible, perenne, que exige un gran sacrificio, una entrega total, como Cristo. Y de su mano va la confianza, que da estabilidad a la relación, el poder contar con el otro sin fisuras.

Añado la comprensión, la amistad, la paciencia, la ternura, el ceder, elementos tan necesarios para el día a día de personas con necesidades físicas, espirituales, emocionales, sociales... Y esto no es un cuento de hadas, es la vida real, de seres de carne y hueso que perseveran por ir perfeccionándose.

Tampoco debemos olvidar Avivar el matrimonio: Dice una de las parejas: "Continuamente hacemos cosas para avivar nuestro matrimonio y no caer en la rutina o el aburrimiento". Cierto.

A veces, con el tiempo, dejamos de regar la relación con esas cosas pequeñas pero esenciales que la vivifican. Por ejemplo: tener momentos de intimidad, como una cena romántica, una noche en un lugar especial; regalarle a ella una flor, o dedicarle un poema aunque no merezca el Cervantes; a él sorprenderlo con el libro que le gusta sin esperar el día de su cumpleaños... o alabar sus cualidades, lo bien que le queda todo. No dejemos que la ocupación excesiva con el trabajo, los hijos, ministerios, etc. nos hagan olvidar esos detalles.

Tenemos grandes expertos en la materia, y amigos, que nos podrán ayudar, con gran discreción, en momentos límite, cuando nosotros mismos no podamos resolver los conflictos.

No obstante, lo digo a título personal y tal vez me equivoque, inicialmente intentaremos resolver cualquier problema entre los interesados, antes que trascienda al exterior. O sea, como algo íntimo.

Sin desvalorizar a nuestro cónyuge, o hacerlo objeto de escarnio público, porque de seguro no nos gustaría que se nos hiciera lo mismo, caso contrario, costará doble trabajo volver a la normalidad, curar las heridas.

Es una simple opinión. Y que Dios nos ayude a ser un buen ejemplo para los hijos y para todos los que nos rodean.

Todos estos son los elementos con cierta dulzura que nos ayudarán a prevenir y contrarrestar situaciones negativas, como las señaladas en un libro que reseñé para la revista 'Cristiana de Hoy' hace unos cuantos años.

Y que me permito republicar, ya que además formó parte del rincón dedicado a los libros en la revista SEMBRADORAS 2009. Quizá pasó desapercibido, por eso hoy lo saco a colación:

"Protegiendo el matrimonio a través de la oración" (Jacqueline Alencar)

"Estamos viviendo un tiempo en el cual el matrimonio parece entenderse como algo obsoleto y cuya permanencia depende de todo menos del compromiso con el otro. La respuesta a la pregunta ¿Seguiremos amándonos mañana? está cargada de incertidumbre.

Ante este panorama, encontramos una valiosa guía en las páginas escritas por Stormie Omartian, en su libro: Orando a través de los temas más profundos del matrimonio (Grupo Nelson, 2008, pp. 303), donde aborda catorce posibles amenazas que pueden desestabilizar nuestro matrimonio, e incluso hacer llegar a pensar en el divorcio.

Entre ellas, la falta de comunicación, la infidelidad, la depresión, la falta de perdón, la pornografía, problemas financieros… La autora deja bien claro que no existe el matrimonio perfecto: seguro que hemos pasado o estamos pasando por alguna de las situaciones mencionadas. Hablamos del día a día, de situaciones reales.

Pero no se queda ahí, tal como el título del libro anuncia, Stormie nos muestra que el cambio es posible, que las cenizas se pueden transformar en belleza si nos ponemos bajo la tutela de Dios.

Debemos comunicarnos con Él, la oración es la clave. No solamente nos incita a orar por nosotros o nuestro matrimonio, sino que su intención es enseñarnos a orar con poder.

Así, en cada uno de los puntos tratados, además del análisis detallado de cada problemática y posibles soluciones, ella incorpora oraciones personales, como también versículos bíblicos que pueden ayudarnos a salir victoriosos a la hora de ir construyendo una vida juntos.

La propia experiencia de la autora (quien pasó por algunos de los problemas citados y con alguna reincidencia) y la de otras personas cercanas a ella avalan sus comentarios y consejos sobre el tema en cuestión.

Entiendo que es un aspecto positivo para lectores que estén pasando por momentos críticos en su matrimonio. Nos anima a no tirar la toalla sin haberlo intentado todo.

Como ella dice, “Dios tiene grandes planes para nuestra vida de matrimonio; cumplirlos significa glorificarle. Sólo tenemos que asociarnos a él para ir perfeccionándonos; esto no es cosa de dos, sino de tres”.

Y orar siempre, para que Él obre sobre cada uno y la relación vaya creciendo. Para que veamos las cosas desde Su perspectiva, para que las mentes de él o de ella sean renovadas y transformadas, y puedan abrir sus corazones y Dios pueda actuar con su amor y su poder.

Realmente, a medida que iba degustando el contenido del libro, me iba sorprendiendo cada vez más que quien escribe lo hace sin tapujos, abarcando temas que aún hoy, incluso en las iglesias, resultan incómodos de mencionar.

Me gusta, pues nos permite hacer una radiografía de nuestra situación matrimonial y, cómo no, de nuestra relación con Dios: “Si quieres permanecer enamorado de tu cónyuge –afirma Stormie–, permanece enamorado de Dios”.

Él es el eje central de donde fluye un matrimonio en el que no faltan ingredientes como el amor, la comunicación, la fidelidad, el perdón, la humildad, la amistad…".

David y Noemi

Con respecto a una clave para tener el contentamiento en el matrimonio:
Nosotros, desde que comenzamos nuestra relación con el noviazgo (hace  13 años ya de esto), hablamos siempre de ser sinceros el uno con el  otro. Intentamos ser transparentes y no ocultar cosas entre ambos. 

Nos gusta saber que nos aceptamos como somos y que no tenemos que usar ningún tipo de caretas. Podemos mostrarnos tal como somos.

Ismael y Fátima

Nuestra experiencia en el matrimonio todavía es corta, ya que llevamos apenas dos años y medio de casados. Hay momentos en los que nos enfadamos, pero eso es una consecuencia de la convivencia. ¡La verdad! es que los enfados duran poco, porque siempre damos nuestro brazo a torcer.

Pero lo más importante para que nuestro matrimonio funcione es el amor que nos tenemos, los ratos felices que pasamos y, por supuesto, la relación con Dios; Él es el que nos guía, y le damos gracias todos los días por habernos unido.

 

Ismael y Fátima.

Severiano y Josefa

Después de 49 años de matrimonio, siguen juntos. No hablan de un matrimonio perfecto sino de ese trabajo diario, de largos años, en los que han pasado cincelando su relación: puliendo aquí y allá, quitando lo que sobra, agregando donde falta...

Alcanzar el equilibrio no es tarea fácil si no es por la ayuda constante e infalible de Dios. Debemos buscarle constantemente para llegar a ser miembro el uno del otro y experimentar el amor en acción, ese AMOR que todo lo soporta, que no es rencoroso, que no tiene envidia, que sabe perdonar...

 

Severiano y Josefa.

Timoteo y Elenita

El contentamiento fue una característica del matrimonio en el principio, pero se hizo más esquivo a raíz de la caída. En nuestra experiencia, son tres los ingredientes esenciales que hemos descubierto para lograrlo:

1) La lucha: hay que batallar sin tregua contra obstáculos en nuestro entorno, y dentro de nosotros, para alcanzarlo.

2) La Palabra de Dios: ha sido esta Palabra la que una y otra vez nos ha guiado sabiamente hacia ÉL.

3) El amor y el respeto: han constituido la clave para seguir creciendo en él.

 

Timoteo y Elenita.

Óscar y Noelia

Resulta que el amor es uno de los elementos que ha contribuido a que Óscar y Noelia celebren 30 años de matrimonio. Luces y sombras han iluminado y oscurecido su trayectoria como pareja durante estos años; han compartido alegrías, pero ha sido en los momentos difíciles donde se ha evidenciado que han superado la prueba de fuego.

Han luchado juntos, en equipo, en total sintonía, refugiándose desesperadamente bajo las alas de Dios.

 

Óscar y Noelia.

Teo y Matilde

El contentamiento en el matrimonio ¿? Matilde: Solo. La misericordia y el amor del Señor por medio de la oración es lo que nos lleva continuamente al contentamiento del uno con el otro.

Teo: Como dice el Señor, cordón de tres dobleces no se corta fácilmente, y después de haber transcurrido estos apenas 25 años de altibajos se lo podemos confirmar verdaderamente. Sólo por su misericordia hoy todavía podemos perseverar juntos en su camino.

 

Teo y Matilde.

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A mediados de esta semana ha fallecido uno de los hermanos entrevistados para este reportaje (concretamente para el primero); se trata de Alfonso Pelayo, esposo de Flori Tamames; ambos habían batido el récord de un matrimonio que ha logrado ese 'hasta que la muerte os separe', pues habían cumplido 60 años juntos.

¿Quién puede negar que son un sencillo ejemplo para los que seguimos hasta que Él venga? No se trata de grandes estudios académicos, sino de líneas que cuentan acerca de vidas que quieren adquirir la estatura de Cristo.

Me alegra haber recibido un día esa idea, pues nada es mío (lo digo antes de que alguien me lo recuerde), de poder contar las historias de otros, valorarlas sin ningún tipo de interés, siempre intentando ser imparcial. Sin censuras, en la medida de lo posible, pues todavía no he alcanzado la perfección.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Muy Personal - El contentamiento de cada día (III)