¿Por qué no asistí a la Celebración Cristiana LGTB el viernes pasado?

Will Graham explica por qué no aceptó la invitación de asistir a una reciente reunión pro-LGTB en Madrid.

01 DE JULIO DE 2017 · 21:40

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No son todos los días que uno recibe una invitación personal a asistir a un evento pro-ecuménico y pro-LGTB.

Por esta razón me quedé bien sorprendido cuando Alejandro Medel, ministro ordenado de la IEE (Iglesia Evangélica Española) y destacado defensor del movimiento LGTB en España, me escribió personalmente invitándome a asistir a “una celebración ecuménica cristiana LGTB a partir de las 19’30h en la iglesia de El Salvador” el día 30 de junio, o sea, el viernes pasado.

Medel me comentó que sería “un espacio de igualdad e inclusividad para vivir la fe y espiritualidad cristianas” donde habría “música, reflexión bíblica, palabras de aliento, testimonios, ágape fraterno, momentos para compartir”.

Ir o no ir, he ahí la cuestión.

Como hombre bajo autoridad que soy (Mateo 8:9), no me toca a mí actuar conforme a mis antojos personales. Soy esclavo del Señor, mi glorioso Salvador. ¿Qué diría mi Padre acerca de tal reunión ecuménica pro-LGTB? ¿Qué pensarían mi Cristo y su bendito Espíritu al respecto? La única forma de conocer su voluntad sería a través del bendito, inerrante libro de Dios, las Sagradas Escrituras.

Así que, en base a la Palabra, mi respuesta a Medel fue: Thanks, but no thanks! (¡Gracias pero no!)

¿Por qué?

Pues, el lema del evento que encontré en su página de Facebook fue más que suficiente para convencerme de que la celebración no tenía nada que ver con la Biblia. El lema se leía, “Un espacio inclusivo donde vivir la fe y espiritualidad cristianas en libertad e igualdad. Sin exclusiones…”

Me gustaría ofrecer una breve crítica de ese lema desde una perspectiva evangélica.

1.- Un espacio inclusivo

Antes que nada, la iglesia no es un “espacio inclusivo”. Es cierto que las puertas del templo del Señor están abiertas para todos, pero la iglesia en sí es la congregación de los llamados eficazmente por el Espíritu Santo. La iglesia es la comunidad de los redimidos, los salvos, los regenerados, los justificados, los santificados, los convertidos, los arrepentidos.

 

Alejandro Medel, un destacado defensor del movimiento LGTB en España.

La iglesia es el “espacio” donde se predica del señorío de Cristo, el que dijo: “No he venido para traer paz, sino espada” (Mateo 10:34). La iglesia es el “espacio” donde se proclaman los mandatos santos de aquél que nos dice: “Sed santos porque yo soy santo” (1 Pedro 1:16). No es para nada un “espacio inclusivo”. Es el espacio del Señor Dios Todopoderoso donde se llama el pecado por su nombre.

Cuando se celebra aquello que Dios ha condenado abierta y repetidamente en las Escrituras, puede tratarse de un “espacio inclusivo” pero no es el espacio del Dios cristiano.

2.- Donde vivir la fe y espiritualidad cristianas

En segundo lugar, el lema del evento habló de vivir “la fe y espiritualidad cristianas”. Sin embargo, la fe bíblica –como nos recuerda Santiago 2- está estrechamente ligada a la obediencia a la voluntad revelada del Señor. ¿Cómo sabemos que alguien tiene fe verdadera? ¡Porque cree lo que el Señor Jesús dice y obedece sus palabras!

Si el Señor Jesús dice que Él es el camino, la verdad y la vida. La fe lo cree y predica esta misma verdad al mundo entero. Si Cristo dice que muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos (incluso dentro del pueblo evangélico).

La fe lo cree y predica esta misma verdad al mundo entero. Si el Salvador dice que en el principio, Dios los hizo varón y hembra. La fe lo cree y predica esta misma verdad al mundo entero.

Una fe que no se somete a la autoridad del Hijo de Dios es una fe que no desciende de lo alto, “sino terrenal, animal, diabólica” (Santiago 3:15). Es la espiritualidad de Beelzebú, el príncipe de las tinieblas.

Una celebración que atenta directamente contra los valores de Cristo no es para nada una fe o una espiritualidad cristiana.

3.- En libertad e igualdad

Otros conceptos erróneos en el lema del evento fueron los de la “libertad e igualdad”.

En cuanto a la libertad, Dios nos salva con el fin de que seamos liberados del poder del pecado, no con el propósito de que nos entreguemos al pecado. ¿Qué dijo el apóstol Pedro? “Como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios” (1 Pedro 2:16). ¿Y Pablo? “¿Qué pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera” (Romanos 6:1-2). La doctrina de la libertad cristiana significa liberación del pecado.

Con respecto al segundo vocablo, el de “igualdad”, es cierto que todos los salvos somos uno ante el Señor. Todos somos iguales. Ya no hay judío ni griego ni esclavo ni libre ni varón ni mujer (Gálatas 3:28).

No obstante, los conceptos relacionados con nuestra nacionalidad (judío y gentil), condición social (esclavo y libre) y sexo (varón y mujer) no son términos éticos. Cuando la Biblia alude a la esfera moral, revela claramente que no todos tenemos la misma posición delante del Omnipotente. Recalca que los que persisten en pecar según la dureza de sus corazones no podrán heredar el reino de Dios.

 

Los escritos de Pablo condenan la homosexualidad en términos bien claros.

Dice 1 Corintios 6:9-10, “¿No sabéis que los injustos (término ético) no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, no los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios”. Si alguien se atreve a criticar estas palabras dadas por el Espíritu Santo, respondemos diciendo: ¡sea Dios veraz y todo hombre mentiroso!

4.- Sin exclusiones…

El último dato de interés que me llamó la atención del lema fueron sus últimas dos palabras: “sin exclusiones”.

De nuevo, los organizadores se olvidaron de que Cristo vino a traer espada, división. No se acordaron de que los mandatos del Señor son bien exclusivos.

Por esta razón, el evento sí que excluyó a cuatro entidades muy importantes. En primer lugar, excluyó al Padre de gloria, el cual creó a Adán y a Eva en el Edén.

En segundo lugar, excluyó a Dios el Hijo, el cual respaldó la revelación que su Padre ya había dado en el Antiguo Pacto.

 

La Biblia, según Graham, fue excluida de la reunión pro-LGTB en Madrid.

En tercer lugar, excluyó al Espíritu Santo, el cual inspiró cada palabra que los profetas y apóstoles escribieron en cuanto a la ética bíblica. En cuarto lugar, el evento excluyó a cada creyente nacido de nuevo que se goza en la voluntad de Dios y detesta la injusticia.

¿Sin exclusiones, dijeron los organizadores? Ni ellos mismos se lo creen.

Conclusión

Así que, no son todos los días que uno recibe una invitación personal a asistir a un evento pro-ecuménico y pro-LGTB. ¡Menos mal que las palabras “no gracias” forman parte del discipulado cristiano también!

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Brisa fresca - ¿Por qué no asistí a la Celebración Cristiana LGTB el viernes pasado?