Sueños rotos

Dios tiene unos planes mucho más altos y mejores para nosotros.

04 DE JUNIO DE 2017 · 05:40

Foto: Kate Chastain.Unsplash.,
Foto: Kate Chastain.Unsplash.

“Somos del mismo material del que se tejen los sueños, nuestra pequeña vida, está rodeada de sueños” William Shakespeare

El gran rey David, el cantor de Israel por excelencia tenía un sueño, hacer un templo para el Señor. Pero aquel sueño que guardaba David en su alma con todo el amor del mundo, terminó convirtiéndose en un sueño roto.

Simplemente Dios dijo ¡No! Había derramado demasiada sangre, y la simple respuesta del Señor fue ¡no! Pero la historia no terminaría ahí, ese sueño muy roto, se haría realidad en la persona de su hijo Salomón, hijo de Betsabé.

Cuando medito en esto, pienso ¿cómo reaccionaría yo si el Señor hiciera lo mismo conmigo?.... ¡Ese sueño era mío, Señor! ¡Lo anhelaba con toda mi alma, y era legítimo y lleno de amor por ti!.

Pero Dios tenía otros planes, unos planes que un hombre conforme al corazón de Dios supo aceptar sin ninguna queja, no sólo eso, ayudó a su hijo en todo lo que pudo, le ayudó con todos los planos, y hay unas palabras que me emocionan de parte de David a su hijo, cuando está próximo a partir con el Señor.

No atisbo ni la mínima sombra de celos, envidia, o nada parecido en él….

Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque el Señor escudriña los corazones de todos….. Si tú le buscares, lo hallarás…” 1ª Cr. :28: 9.

No puedo evitar cada vez que recuerdo estas palabras, el acordarme de mi propio padre, me parece bellísimo, y me siento tremendamente identificada.

En algunas ocasiones, más de las que quisiéramos, Dios nos rompe algún sueño muy deseado por nosotros, y nos duele demasiado. Simplemente no podemos comprender. Pero ¿sabes qué significa eso?

Simplemente que Dios tiene unos planes mucho más altos y mejores para nosotros, otro modo de hacerlo. Lo único que desea es que lo aceptemos y le sigamos sin vacilar, con humildad profunda, y descansando en Sus propósitos perfectos y divinos.

Realmente la vida de David me emociona, ¡es cierto! Cometió un error más que grande, y creo que la Biblia lo recoge como tantas otras cosas, para recordarnos lo vulnerables que podemos llegar a ser cuando menos lo pensamos.

Todos recordamos el tremendo episodio del pecado con Betsabé, toda la premeditación, nocturnidad y alevosía que hubo en todo aquello; del mismo modo que las consecuencias de aquel pecado, la muerte de aquel niñito fruto de tanto mal y dolor.

Cuando pensamos y repasamos todo esto, parece que sólo vemos el arrepentimiento de David, su dolor, su cilicio y demás; ¿pero alguien se acuerda de Betsabé? También era su hijito amado y se iba a morir. Dios no podía pasar por alto todo aquello.

¿Os imagináis cómo se podía sentir aquella mujer? Me puedo imaginar sus terribles lágrimas llenas de dolor, culpabilidad, arrepentimiento, y el ver a aquel hijo de sus entrañas muriendo.

Hay un detalle que casi se nos pasa por alto, y es cuando David, se acuerda de aquella mujer a la que realmente ama, a pesar de todo lo malo que sucedió, la mira, se acerca, y la abraza, y la consuela (2 Sam. Cap. 12.)

Toda aquella tormenta, más bien torbellino, o huracán que causo aquel terrible pecado, bien pudieran haber acabado con la vida, el reinado y el, en cierto modo ministerio de David. Incluso con aquel ya matrimonio; en cambio, en el momento de reconocer el pecado y aceptar el castigo divino, mira hacia su esposa, la abraza, le seca las lágrimas cargadas con sentimientos de todo tipo, y juntos comienzan a caminar en una nueva y misma dirección de la mano de Dios.

Sé demasiado bien que no os he dicho nada que no supierais, pero a mi me ha hecho mucho bien el recordarlo.

Un hombre conforme al corazón de Dios, alguien que el Señor tomó de detrás del redil de las ovejas y lo lleva a las más altas cotas de la grandeza y realeza; pero un hombre que se equivoca, un hombre cuyos sueños se rompen. Pero un hombre cuyos sueños rotos, planes de Dios, aceptación, y restauración, son una realidad inmensa y evidente.

¿Tienes algún sueño que se haya roto entre las manos? Tal vez le has fallado a Dios del modo que menos esperabas que te pudiera pasar a ti?. Jamás olvides que Dios es el especialista en restaurar sueños, vidas, dolores, equivocaciones… Y El…”…Restaurará lo que pasó” (Ecls. 3: 15.).

Nunca olvides que todo lo que el enemigo de nuestras almas te ha robado, todo lo que la oruga, el saltón y el revoltón se han llevado, Dios te lo devolverá. Sólo hace falta una cosa, que jamás dejes de ser un hombre o una mujer “CONFORME AL CORAZÓN DE DIOS”

Te dejo con una canción que quebranta mi corazón en estos momentos. “…PURIFÍCAME, Y LÁVAME, RENUÉVAME, RESTAURAMÉ SEÑOR, CON TU PODER…. ¡SEÑOR, TE QUIERO CONOCER!.

Es Marco Barrientos cantando ¡VEN ESPÍRITU VEN!

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