Cuestión de respeto: una réplica

Una crítica al reciente artículo de Juan María Tellería sobre la inerrancia bíblica

27 DE MAYO DE 2017 · 21:40

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El reciente artículo titulado ‘Cuestión de respeto’ del reverendo Juan María Tellería (presbítero de la Iglesia Española Reformada Episcopal) se ha tratado de una refutación a la inerrancia bíblica. Hoy, quiero examinar los cinco argumentos empleados por Tellería en contra del campo inerrantista.

Sus cinco argumentos son los siguientes:

1.- Las Escrituras nunca hacen ostentación de infalibilidad en todos los campos del saber.

2.- Atribuir inerrancia a un objeto de hechura humana, como la Biblia, contribuye a la fabricación de un ídolo.

3.- Los abanderados de la inerrancia bíblica ostentan demasiadas veces una completa ignorancia sobre la composición de las Escrituras, sus estilos y sus características intrínsecas.

4.- La pretensión de una Biblia inerrante e infalible en todas las áreas del conocimiento contribuye a una total postergación, cuando no disolución, del hilo conductor de las Escrituras, de su mensaje central.

5.- Los heraldos de la inerrancia bíblica se empeñan en dirigir una lamentable cruzada contra autores y movimientos teológicos de nuestra época contemporánea, que tan solo pone sobre el tapete la triste constatación de un total alejamiento de la realidad.

Estudiaremos los argumentos uno por uno.

Aquí están:

Argumento #1: La Biblia no lo sabe todo.

Tellería lleva la razón. Las Escrituras nunca hacen ostentación de infalibilidad en todos los campos del saber. Es cierto. Pero los inerrantistas no enseñamos tal doctrina. Lo que afirmamos es que cuando la Escritura habla sobre cualquier tema, dice la verdad. Un ejemplo: la Biblia no es un libro de cosmología (como bien cree Tellería); pero cuando dice en su primer versículo que, “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1), está diciendo la verdad acerca de la cosmología. ¿Veis la distinción? Este primer argumento del reverendo se trata de una simple confusión de categorías.

Argumento #2: La inerrancia produce ídolos.

El segundo argumento es una falacia lógica. Decir que algo es inerrante no implica que estemos convirtiendo este algo en un ídolo. Un ejemplo: algunos de mis alumnos sacan diez en sus exámenes. Son exámenes inerrantes. ¿Acaso estoy contribuyendo “a la fabricación de un ídolo” si declaro que el examen de mi estudiante es ‘inerrante? Desde luego que no.

 

Juan María Tellería es un destacado profesor dentro de la IERE (Iglesia Española Reformada Episcopal).

Los inerrantistas no adoramos la Biblia. Hasta la fecha nunca me he topado con ningún inerrantista postrado ante las Escrituras en santa adoración. Pero sí reverenciamos la Biblia porque es la Palabra de nuestro Padre.

En términos humanos, si creo y obedezco las palabras de mi padre terrenal, le estoy honrando. Pero si las desobedezco no le estoy honrando. Mi padre y su palabra andan juntos. De la misma manera, en la esfera espiritual, al creer lo que mi Padre celestial me ha dicho no quiere decir que sea un bibliolatra, sino un adorador verdadero.

Ya que el segundo argumento se trata de una falacia lógica, no sirve como un argumento contra los inerrantistas.

Argumento #3: La inerrancia carece de peso académico.

El tercer argumento no es un argumento lógico, sino una acusación. Tellería se queja de la “completa ignorancia sobre la composición de las Escrituras, sus estilos intrínsecos” que caracteriza al campo inerrantista. ¿Cómo contestar esta acusación?

El ‘Evangelical Theological Society’ (ETS) es una sociedad de académicos (mayoritariamente norteamericanos) que cree en la inerrancia de las Escrituras. Miles de sus miembros leen las Escrituras en hebreo/arameo y griego.

Muchos son expertos en asuntos exegéticos/escriturísticos, históricos y biblio-teológicos. ¿De verdad cree Tellería que inerrantistas de la talla de Carson, Moo, Geisler, Sproul, Lane Craig, Mohler, Zacharias, Duncan, Nicole, Trueman, Packer, Grudem, Storms, et. al. “ostentan una completa ignorancia sobre la composición de las Escrituras”? Esperamos que no.

Ya que este tercer argumento es una acusación que carece de peso, tampoco sirve para desacreditar el movimiento inerrantista.

Argumento #4: La inerrancia distorsiona el mensaje central de la Biblia.

El cuarto argumento de Tellería es un argumento basado en presuposiciones neo-kantianas. El reverendo erige una pared moderna impenetrable entre la historia literal por un lado (historie) y la historia de la salvación por el otro (geschichte).

Tal dualismo metafísico procura convertir la Biblia en un libro de filosofía modernista/ilustrada. Es imponer a la Escritura una camisa de fuerza.

Las Escrituras hebreas no separan las verdades teológicas del mundo empírico. No hay tal cosa como una división entre lo sagrado y lo secular según la enseñanza bíblica. El Cristo de la fe resucitó de manera empírica, objetiva, real. Una bibliología evangélica que divorcia las pretensiones teológicas de lo empíricamente demostrable es falsa.

Se trata de la resurrección de las religiones esotéricas de Grecia y del lejano Oriente que descartan lo histórico y lo objetivo en el nombre del fideísmo.

Irónicamente, en este cuarto punto, Tellería apela a las palabras de Cristo en Juan 5:39 para justificar su postura, “Y ellas [las Escrituras] son las que dan testimonio de mí”. Pero se olvida de que el mismo Cristo era inerrantista.

Cristo enseñó que la Escritura no puede ser quebrantada (Juan 10:35) y que hasta las jotas y las tildes son de Dios. Cristo nunca puso en tela de juicio las partes históricas de las Escrituras. Y de manera bastante incongruente, si las Escrituras contienen errores, ¿por qué cree Tellería lo que dice Juan 5:39?

Ya que el cuarto argumento de Tellería depende de una cosmovisión kantiana anti-bíblica, no podemos aceptar su validez como una crítica filosófica legítima contra la inerrancia.

Argumento #5: Los inerrantistas critican a los grandes teólogos.

El argumento final tampoco sirve a nivel lógico. Por el mero hecho de que los inerrantistas nos opongamos a la bibliología de Barth, Bultmann y Tillich, no quiere decir que nuestra postura sea falsa.

Otro ejemplo sencillo. Un maestro dice que, “2 + 2 = 5”. Uno de sus alumnos levanta la mano y dice: “Profesor, usted está equivocado”. El alumno no está en error por dudar de lo dicho por su maestro. El alumno lleva la razón porque su crítica está basada en la verdad.

 

Karl Barth propuso una nueva bibliología basada en presuposiciones dualistas.

Y la misma regla de tres se aplica a nuestras críticas contra los peces gordos del protestantismo continental del siglo pasado. El oponernos a ellos no significa que la inerrancia sea incorrecta.

Lo que no podemos hacer es leer a los teólogos destacados con ojos acríticos. Tenemos que dudar de los que nos hacen dudar de las Escrituras. La bibliología de Barth es dualista; la de Bultmann es existencialista; y la de Tillich es una mezcla del dualismo con el existencialismo.

No podemos tragarnos todo lo que nos dicen porque sean los “más brillantes de nuestros tiempos”. Los inerrantistas creemos en el principio protestante de la Sola Scriptura y sometemos todas las voces a aquélla de la bendita Palabra de Dios.

Conclusión

Con todo, hemos estudiado las carencias de los cinco argumentos del reverendo Tellería contra la inerrancia bíblica.

- El primero confunde categorías.

- El segundo es una falacia lógica.

- El tercero es una acusación sin fundamento.

- El cuarto se basa en una presuposición neo-kantiana, anti-bíblica.

- El quinto es otra falacia lógica que simplemente no viene al caso.

En suma, cinco argumentos erróneos, aunque sean defendidos por un académico, siguen siendo cinco argumentos erróneos.

Menos mal que tenemos un libro inerrante al cual aferrarnos…

 

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Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Brisa fresca - Cuestión de respeto: una réplica