Haz lo que digo, y no lo que hago

“Haz pues, mi querido Lucilio, lo que dices que tú mismo me dices que haces.” Séneca. “Consejos vendo y para mí no tengo.” Refrán popular

02 DE MAYO DE 2017 · 08:50

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Para comenzar este último artículo de la serie escrita en homenaje al ‘libro’, citaré una publicación del muy interesante Cuaderno de Cultura Científica (01) (CCC), que edita la UPV (Universidad del País Vasco). 

Es la que refiere a una singular encuesta organizada el año pasado por el profesor Shahzeen Z. Attari (02). Utilizando internet logró reunir cerca de 3.000 voluntarios, con una media de 33 años de edad y el 49% de mujeres,  con el relato de la conferencia de un destacado investigador del clima “en formato de cómic y en el ordenador”. El orador “aconseja a los asistentes la manera de disminuir sus vertidos de dióxido de carbono y, como ejemplo, les pide que reduzcan sus viajes en avión que, ya sabemos, contaminan en cantidad.” (03)

En tiempos de gran debate por el cambio climático y frente a la supina ignorancia que sobre el tema exhiben hombres poderosos como Trump en estos últimos meses y Sarkozy en su momento, el fin de la encuesta viene al dedillo como para ayudarnos a ‘deshacer entuertos’ (04) y quedar libres de interesadas confusiones. El relato del encuestador continúa:

“Después de la charla, un asistente le pregunta al investigador si ha viajado en avión para dar la conferencia. Responde afirmativamente y, añade, que lo hace a menudo para impartir clases y conferencias por todo el país ya que, es evidente, declara que son parte de su trabajo. De inmediato, la credibilidad del científico entre los asistentes cae a la mitad en comparación con la que obtienen quienes confiesan que viajan en avión lo menos posible”. (05)

Este es un buen ejemplo de la hipocresía humana. Los que dan cátedra a los cuatro vientos no practican lo que proclaman nos llevan a recordar a los fariseos que colaban el mosquito y tragaban el camello (06). La íntima relación de aquello que hablamos y escribimos con lo que somos nos impulsa, sin reconocerlo, a soltar comentarios de diverso tipo; algunos de ellos francamente ofensivos, y otros realmente contradictorios; en suma, palabras que no provienen de la fe y, por lo tanto, son expresión del pecado (07).  

Nuestra condición de pecadores se manifiesta en nuestra rebeldía frente a la justicia de Dios. Desde nuestra caída en pecado en el huerto de Edén Dios puso en acción el Plan de Redención. No es un ‘Plan B’; ya estaba previsto desde antes de la fundación del mundo.

La característica principal de ese plan es un misterio que pertenece al Dios Soberano, pero que tiene como objetivo religar al hombre rebelado. Para ello Dios utiliza la revelación; una acción cuyo sentido es de arriba hacia abajo; Dios la envía, nosotros la recibimos.

En el tercer artículo de esta serie que concluimos hoy, verificábamos el uso del vocablo ‘revelación’ en el AT (08). También decíamos que las dos secciones de la Biblia (AT y NT) son inseparables. Esto se comprueba al analizar lo que el NT explica respecto de la ‘revelación’.

Hay quince menciones del vocablo ‘revelación’ en el NT.

• Revelación en los sueños. Dos veces leemos sobre esta manera usada por Dios. La primera en relación a los sabios de Oriente que estuvieron en Belén siguiendo a la estrella. El primero de los Evangelios lo dice así: 

“Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.” (09) 

La segunda, cuando José, esposo de María - madre de Jesús -  fue avisado en sueños de no ir a Judea por estar reinando Arquelao, cuyas intenciones no eran precisamente buenas. José, en obediencia a ella, fue a Galilea para evitar todo riesgo (10). En ambas situaciones, la revelación preservó tanto la vida de los adultos como la del niño Jesús.

• El niño Jesús como ‘revelación a los gentiles’. Simeón, varón piadoso en Israel, viendo al niño Jesús dijo de él: 

“Luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel.” José y su madre quedaron maravillados (11). 

Pero Simeón no hubiese podido proferir estas palabras si antes no le hubiesen sido reveladas a él. Dice Lucas: 

“Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. Y movido por el Espíritu, vino al templo.” (12) 

Siempre es de enorme valor el contexto en el que se da la revelación; en este caso ¡es en el mismísimo Templo judío que se anuncia la salvación que llega a los gentiles en Jesús!

Tres Apóstoles  enseñan sobre la revelación que recibieron de Dios. 

1. Pablo. La historia personal de este fariseo judío es realmente singular. Desde el cambio operado tras la aparición de Jesucristo glorificado, cuando él iba camino a Damasco, nos enseña con autoridad en el Espíritu lo que debemos saber acerca de la ‘revelación’.

-  Advierte al pecador rebelde que cargará con su pesada mochila de pecado cuando deba enfrentar “el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios.” (13) 

-  Glorifica al que le envió “la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora” mediante “mi evangelio y la predicación de Jesucristo”. (14)  

No se refiere a ningún otro mensajero, sino a Jesucristo (15). 

-  Recomienda compartir en orden la revelación y otros dones recibidos del Espíritu para edificación de la iglesia de Dios (16). 

-  Define para qué se recibe espíritu de sabiduría y revelación (17). 

-  Afirma haber ido a Jerusalén en obediencia a la revelación recibida (18). 

-  Aplica las visiones y revelaciones recibidas a su propia persona (19). 

-  Declara que la revelación no enaltece al receptor sino a Su emisor (20). 

2. Pedro. Este rudo hombre de pesca fue transformado en pescador y pastor de hombres. Aprendió a gozarse en los padecimientos mientras evangelizaba a los judíos esparcidos en Asia y enseñó a esperar con gozo la revelación de la gloria de Jesucristo (21). 

3. Juan. Fue elegido para recibir la revelación de Jesucristo: 

“que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan.” (22) 

El último Apóstol de Jesucristo que quedaba con vida, recibió la revelación, y también - en doce oportunidades - la orden de escribirla (23). Nuestra esperanza está en lo que resta por cumplirse de la revelación divina. La Palabra nos dice que lo mejor aún está por venir.

Para los cristianos nombrar al Señor Jesucristo es reconocer su señorío, su humanidad y su divinidad.  Solo en Él, que “es el todo, y en todos” (24) estamos completos; pues en Jesucristo “habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. (25)

Entonces, nuestro Padre haga su voluntad en nosotros, y nos guíe por Su Espíritu a ser ‘de una sola pieza’, sin contradicciones, hasta la venida del Señor Jesucristo.

 

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Notas

Ilustración: tomado de la página de Cuaderno de Cultura Científica (ver 03).

01.  https://culturacientifica.com/

02.  Catedrático internacional con base en la School of Public and Environmental Affairs, Indiana University, USA.

03.  https://culturacientifica.com/2016/07/18/haz-lo-digo-no-lo-hago/

04. Miguel de Cervantes Saavedra, ‘El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha’ expresa: "y yo, que nací en el mundo para deshacer semejantes agravios, no consentiré que un solo paso adelante pase sin darle la deseada libertad que merece", capítulo LII. El actual presidente de EE.UU.  y el ex presidente de Francia no reconocen la participación de los seres humanos en la polución ambiental, el calentamiento global y el cambio climático.

05.  Op. Cit. 03.

06.  Mateo 23:24.

07.  Romanos 14:23b.

08.  http://protestantedigital.com/magacin/41933/La_criatura_se_rebelo_el_Creador_se_revelo

09.  Mateo 2:12.

10.  Ibíd. 2:22.

11.  Lucas 2:32,33.

12.  Ibíd. 26,27.

13.  Romanos 2:5.

14.  Ibíd. 16:25,26.

15.  Gálatas 1:12. Efesios 3:3.

16.  1ª Corintios 14:6; 26.

17.  Efesios 1:7.

18.  Gálatas 2:2.

19.  2ª Corintios 12:1.

20.  Ibíd. 12,7.

21.  1ª Pedro 4:13.

22.  Apocalipsis 1:1.

23.  Ibíd. 1:11,19; 2:1,8,12,18; 3:1,7,14; 14:13; 19:9; 21:5.

24.  Colosenses 3:11.

25.  Ibíd. 2:9.

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