El origen de la humanidad: dos modelos enfrentados

Es muy probable que aquello que pensamos acerca del origen de la humanidad esté bastante condicionado por lo que personalmente cada cual haya elegido previamente creer.

23 DE ABRIL DE 2017 · 14:20

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Existen básicamente dos maneras de entender el origen del ser humano: por evolución a partir de animales inferiores, según concibe la famosa teoría actualmente imperante, o bien, por creación sobrenatural directa, tal como afirma la Biblia. Algunos opinan que estos dos modelos no tienen por qué ser mutuamente excluyentes. El creador de las Escrituras pudo también formar a la especie humana mediante un proceso evolutivo y en algún momento infundirle sus capacidades espirituales distintivas. Sin embargo, a efectos prácticos y naturales, esta explicación intermedia apenas se distinguiría de la primera. De manera que, en definitiva, se trataría sólo de dos perspectivas distintas (evolución o creación) que habitualmente suelen caracterizarse como el núcleo del supuesto conflicto entre la ciencia y la fe.

Pero, ¿existe realmente disputa entre ciencia y creencia? ¿Qué es ciencia y qué creencia? ¿Está siempre la fe del lado de la revelación bíblica o, acaso, hay también creencia e interpretación de parte de la ciencia?

La mayoría de las personas conoce hoy la teoría evolucionista desde su infancia. No sólo se explica como un hecho confirmado por la ciencia en escuelas, institutos y universidades sino que también se enseña en muchos seminarios cristianos. Lo que no conoce, la mayor parte de la gente, es la cantidad de problemas científicos importantes que presenta este modelo evolutivo, ni el hecho de que muchos investigadores lo acepten también por fe, a pesar de las muchas evidencias que lo contradicen.

De la misma manera, pocas personas son conscientes de que hay hechos científicos que respaldan la realidad de un primer Adán y una Eva literales. Los datos de la ciencia, especialmente de la genética, libres de prejuicios e interpretaciones darwinistas, apoyan como veremos la perspectiva bíblica de varias maneras. Y, si esto es así, resulta inadecuado hablar de conflicto entre ciencia y fe ya que tal enfrentamiento se daría, en realidad, entre las interpretaciones de los hechos. Hay unos datos científicos concretos que pueden ser interpretados, bien desde la cosmovisión evolucionista o bien desde la creacionista y del diseño inteligente. Ni la fe ni tampoco la ciencia son patrimonio exclusivo de ninguna de estas dos perspectivas puesto que ambas (ciencia y creencia) se dan en las dos cosmovisiones.

Es menester reconocer que la interpretación científica de sucesos que pudieron o no acontecer en el pasado remoto estará siempre sujeta a cierto grado de incertidumbre y, por tanto, a presentar algún elemento de creencia. La evidencia forense -como saben bien los especialistas que se dedican a dicha actividad- nunca es del todo concluyente. Esto quiere decir que, al tratar asuntos acerca de los orígenes, debemos ser honestos y admitir que siempre habrá algún elemento de fe en nuestras conclusiones finales. De la misma manera, es muy probable que aquello que pensamos acerca del origen de la humanidad esté bastante condicionado por lo que personalmente cada cual haya elegido previamente creer.

Muchas personas creyentes han asumido esta falsa dicotomía entre ciencia y fe, otorgándole preponderancia a la primera sobre la segunda. Han optado por someter la Biblia a las interpretaciones evolucionistas. Lamentablemente, bastantes líderes cristianos desconocen los grandes avances científicos que desacreditan la hipótesis de que descendemos de los simios y, a la vez, respaldan la visión bíblica de una sola pareja humana original. Es lógico que esto se desconozca ya que, al suponer un inconveniente para el darwinismo, no se le da publicidad o los datos que lo sustentan se reinterpretan pronto desde la cosmovisión dominante.

Hace aproximadamente una década, muchos pastores y teólogos cristianos, sobre todo en los Estados Unidos, empezaron a rechazar la historicidad de Adán y Eva, en base a evidencias genéticas que parecían convincentes entonces, pero que hoy resultan indefendibles. Gracias a los nuevos descubrimientos de la genómica ya no hay razón para forzar o eliminar el texto bíblico con el fin de adaptar la Escritura a la teoría evolucionista. Hoy se dispone de gran cantidad de evidencia genética que, interpretada desde la perspectiva de un diseño universal, refuta la idea de los orígenes humanos y de los simios a partir de antepasados comunes, a la vez que sustenta la visión bíblica tradicional.

Desde luego, tal evidencia no se revela explícitamente en la literatura científica habitual ya que, como es sabido, ésta está absolutamente condicionada por el estamento evolucionista. Cualquier trabajo de investigación que apuntara hacia un diseño inteligente, o pusiera en entredicho la cosmovisión evolucionista, sería inmediatamente censurado y rechazado. Por tanto, hay que buscar minuciosamente tal evidencia en las publicaciones que asumen la evolución y saber leer entre líneas qué es en realidad lo que se ha descubierto, para separarlo de las posibles interpretaciones transformistas. Lógicamente, este trabajo suelen hacerlo científicos especializados que creen en el diseño y se cuestionan la evolución.

¿Qué deducciones fundamentales pueden hacerse a partir de los estudios genéticos realizados durante los últimos diez años y publicados en las propias revistas científicas evolucionistas? De entrada, como mínimo pueden plantearse las diez conclusiones siguientes:

1. Tanto desde el punto de vista genético como funcional, los seres humanos somos diferentes a todas las demás formas de vida existentes en la Tierra.

2. Es evidente que existe cambio genético en la especie humana. Pero éste es generalmente hacia abajo, no hacia arriba como requiere el evolucionismo. La mayoría de las mutaciones que experimenta la humanidad son degenerativas.

3. La sofisticada información biológica característica del ser humano no puede haber surgido por medio de mutaciones al azar y selección natural.

4. El antiguo paradigma del “ADN basura” se ha demostrado falso y ha dejado de ser una prueba de la evolución.

5. El hecho de que todos los seres humanos actuales seamos tan similares, desde el punto de vista genético, apunta hacia una sola pareja original. Como esto no encaja con la perspectiva del evolucionismo, éste tiene que apelar a un supuesto e indemostrable cuello de botella de la humanidad. También pone en entredicho la hipótesis tradicional que señalaba al continente africano como la cuna de la humanidad.

6. La poca cantidad de diversidad del genoma del ser humano actual se explica mejor mediante el diseño de una pareja original (heterocigosis) que por medio de la evolución al azar de toda una población. Las mutaciones degenerativas se habrían venido acumulando desde el origen de dicha pareja fundacional.

7. El grado limitado de recombinación que evidencian los cromosomas humanos es compatible también con una pareja original reciente. De igual manera, el origen de las distintas etnias humanas se entiende mejor a partir de dicha pareja fundadora, ya que sólo se requeriría: fragmentación de la población, dispersión rápida, efectos fundadores, emparejamiento selectivo y selección limitada.

8. Diversos estudios apuntan hacia una hembra ancestral singular que sería la progenitora de todos los seres humanos (Eva mitocondrial). La secuencia básica de su ADN es fácilmente detectable hoy en humanos vivos y, desde luego, no es como la de los chimpancés.

9. De las misma manera, existe también un antepasado masculino singular de todos los humanos (Adán cromosómico Y), cuya secuencia de ADN es de sobras conocida y tampoco es en absoluto similar a la del chimpancé.

Y 10. Los relojes moleculares y otros métodos de datación indican que nuestro genoma es mucho más reciente de lo que se pensaba desde el evolucionismo.

Por supuesto, cada una de tales afirmaciones requiere una explicación más amplia y detallada que D. M. será desarrollada en posteriores trabajos. 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - ConCiencia - El origen de la humanidad: dos modelos enfrentados