Algunas lecturas sobre la Reforma Protestante (IV)

Los acercamientos a la historia pueden, quizás deben, reflejar la humanidad de quienes participaron en los acontecimientos descritos.

28 DE ENERO DE 2017 · 16:55

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Algunas lecturas sobre la Reforma Protestante (IV)

El emperador Carlos V tuvo una pesadilla en la que el hereje era el papa León X y no Martín Lutero. Así comienza su novela Jesús Bastante Liébana (Cisma, Ediciones B, Barcelona, 2009). La obra es una recreación literaria de las posiciones de distintos personajes de la época sobre las críticas del monje agustino al clericalismo romano y sus excesos.

En la escena inicial, Bastante Liébana describe al joven emperador (Carlos I de España y V de Alemania), entonces de veintiún años, torturado en sueños por una posibilidad inimaginable para él: declarar traidor a la Iglesia católica al papa obstinado en perseguir y exterminar a Lutero. Es así que ante un auditorio azorado toma la palabra y expresa: “Yo, Carlos, emperador por la gracia de Dios, entregando mi vida, mi alma y mis fuerzas en ello, decreto que el falsamente llamado papa León X no es más que un servidor del mismísimo Satanás, que indignamente ha tomado la forma del sucesor del Pescador, declaro falsas las doctrinas impartidas durante sus años al frente de la Iglesia, que serán borradas de la historia de la fe, invalidó sus órdenes; y lo someto al juicio de Dios […] Las amenazas son serias y reales: el Demonio ha acampado entre nosotros, tomando la peor forma que cualquier hombre pudiera imaginar: la del vicario de Cristo en la tierra”.

En la ficción narrada por el autor, “el emperador se despertó sobresaltado. Su camisón estaba completamente empapado. El corazón le latía con fuerza, como si quisiera salírsele del pecho. Debía tener algo de fiebre, y respiraba con evidente dificultad”. El imaginario desvarío del emperador aconteció pocas horas antes de que Lutero llegara a Worms para comparecer ante la Dieta Imperial convocada por Carlos V. Era abril de 1521, y la reunión estaba planificada para que el teólogo germano se retractara de lo escrito por él a partir de las 95 tesis contra las indulgencias, que fijó en las puertas de la capilla del castillo de Wittenberg el 31 de octubre de 1517.

Jesús Bastante Liébana estudió periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, ha sido responsable de la fuente religiosa del periódico ABC, columnista de asuntos socio religiosos en las revistas 21RS y Tiempo, así como en el sitio religióndigital.com y es autor de varios libros, entre ellos Los curas de ETA (2004), y uno sobre el sucesor de Juan Pablo II: Benedicto XVI, el nuevo Papa (2005). Al ser cuestionado sobre por qué escribió Cisma, esta fue su respuesta “Tiene cierta carga autobiográfica, ya que yo soy católico, pero estoy casado con una persona evangélica” (http://www.lavozdegalicia.es/noticia/coruna/2009/01/22/iglesia-actual-asemeja-ciertos-aspectos-propuesta-lutero-defendida-1520/0003_7478050.htm).  

La novela de Bastante tiene tras de sí un sólido entramado histórico. Aunque se trata de una recreación literaria, el autor se basa en fuentes históricas que sustentan el desarrollo del enfrentamiento de Lutero con los papas León X y Clemente VII. Entre uno y otro, hubo el periodo de Adriano VI, quien presidió la Iglesia católica romana menos de dos años. Es precisamente en este breve papado en el cual Jesús Bastante plantea “una reunión entre Lutero, el Papa Adriano VI y Carlos V que no está documentada, pero pudo tener lugar algún intento semejante de frenar el cisma”.

En el volumen, porque así fue históricamente, además del emperador Carlos V tienen importantes roles Federico el Sabio, Felipe Melanchton, los representantes del papa en la dieta de Worms, como el nuncio Jerónimo Aleandro (quien publicó la bula de excomunión contra Lutero, Exsurge Domine, en 1520), y Spalatin (amigo y protector del teólogo alemán). Sin embargo, tal vez como toda novela histórica, se deslizan algunos anacronismos, como es el caso de mencionar a Juan Calvino liderando la Reforma en Ginebra al tiempo en que tiene lugar la Dieta de Worms. Cuando ésta se desarrolló Calvino tenía doce años.

Pese a deslices anacrónicos, como el mencionado, considero que la novela Cisma es un buen intento por capturar en términos literarios el contexto religioso, social y político en que aconteció el reto de Lutero al sistema eclesiástico católico romano. Me parece bien lograda, por ejemplo, la sección en que se describen los preliminares de la Dieta de Worms, las presiones de Aleandro al emperador por ahí mismo condenar a Lutero y mandarlo ejecutar. Bastante Liébana lleva de manera ascendente a sus lectores y lectoras a ser testigos de la comparecencia del monje Martín, el 17 y 18 de abril de 1521, frente al emperador, su hermano Fernando, los representantes papales y “seis príncipes electores, veintiocho duques, once marqueses, siete cardenales, veinte obispos y varios centenares de príncipes y señores ocupaban la sala. Los acompañantes de Lutero, con von Staupitz, aguardaban junto a una columna. Afuera, miles de personas esperaban una noticia”.

La trama presentada por Jesús Bastante sobre la comparecencia de Lutero en Worms, atestiguada por una mil quinientas personas (según consigna César Vidal en El caso Lutero, p. 171), es tensa y hace posible ser uno de quienes, con distintos ánimos y convicciones, siguieron los dichos de los acusadores de Lutero, la defensa que él hizo de su causa y la convicción del emperador sobre que estaba ante un hereje consumado pero, al mismo tiempo, no podía ordenar encarcelarlo en Worms porque él mismo había dado un salvoconducto a Lutero para que se presentara en la Dieta y al final de la misma pudiera regresar a Wittenberg. Cumplió su palabra y el sagaz príncipe elector de Sajonia, Federico el Sabio, maniobró para evitar que tras regresar a Wittenberg, y así cumplir Carlos V con el salvoconducto decretado, Lutero fuera detenido y ejecutado.

La buena narración literaria, y en varios momentos la de Bastante Liébana lo es, tiene la virtud de presentarnos a los protagonistas de Cisma como seres humanos con ideas y sentimientos que no son lineales ni unívocos. A veces los acercamientos historiográficos son fríos y presentan a los actores históricos como si tuvieran plena conciencia de su contexto y las partes que lo integran. Los acercamientos a la historia, además de rigurosos e inquisitivos con las fuentes de información, pueden, quizás deben, reflejar la humanidad de quienes participaron en los acontecimientos descritos.

Es en la humanización de los personajes que, así lo consideró, está uno de los mayores aciertos de Cisma. Es así que, después de Worms, el autor de la novela sigue los pasos de Lutero tras el secuestro por enviados de su protector Federico el Sabio, quienes lo llevan al castillo de Wartburgo y allí traduce el Nuevo Testamento al alemán, el cual es publicado en 1521. Los episodios subsecuentes narrados por Jesús Bastante dan cuenta de cómo coincidieron distintos factores, personas y grupos para evitar que Lutero fuese llevado a la muerte por sus perseguidores, a la vez que se ensanchó la grieta que abrió el ex monje agustino con la cúpula de la Iglesia católica romana. Ya no era solamente la querella de un teólogo alemán contra el sistema eclesial romano, sino el impulso de un movimiento que tenía partidarios en prácticamente todos los rincones del Imperio Romano Germánico. Carlos V pretendió cortar de tajo el movimiento en la Dieta de Worms, lo cuenta la novela, y al no poder hacerlo el horizonte del cisma se hizo realidad.

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