Un año de Tumpbosis

Es por medio de la fe, que podemos movernos en un nuevo año de la penumbra del fiasco a la aurora de la esperanza.

14 DE ENERO DE 2017 · 22:55

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En tono de buen humor he leído que este año con el Presidente Donald TRUMP entraremos en una etapa de fuerte consumismo… y el oyente de tal comentario preguntaba ¿de qué consumismo se habla?; ¡si no hay dinero!; pues está claro, verá usted como al transcurrir el año usted seguirá con-su-mismo sueldo, con-su-mismo traje, con-su-mismo coche.

Y sorprendido por este chascarrillo, me he puesto a pensar, que pese a la cacofonía que están produciendo las expectativas del conspicuo Presidente o que a PUTIN le concedan el Nobel de la Paz, somos los seres humanos los que desencadenamos las fuerzas que hacen que un año sea peor o mejor.

Un año nuevo es para mí (aparte de mi convicción de que es en el Creador por quien vivimos, nos movemos y somos), y supongo que para mucha gente, como una cuartilla en blanco: me siento responsable de ella, de su blancura sin contaminar (es la causa por la que la uso para escribir mis sermones procurando mantenerla sin mácula ni emborronada con mis tonterías), así que pienso que son la abulia, la insensatez, la indolencia quienes echan a perder la nueva cuartilla, y por ende “Desde el Corazón” que es la actividad insensata y desenfrenada, irreverente e idolátrica, rebelde y soberbia de los hombres, que alardean de que el mundo depende de sus manos, cuando es sólo la destrucción del mundo lo que de ellas depende.

Del año 2017, una de las cosas que me preocupa es que llegue –como parece estar empezando  cortejado de hipocresía y miedos. Este aprendiz de escribidor ya ha escrito muchas veces que desprecia la hipocresía y desprecio el miedo.

La gente hipócrita es embustera siempre (o se miente a sí misma para escapar de la realidad, o miente a los demás para no dar la cara) y yo odio la mentira también. Hipocresía y mentira van de la mano. Son enemigos furtivos, solapados, que roen los cimientos de cuanto va a crecer, y minan los valores sobre los que se sienta la verdad.

No es de extrañar que un “palabro” que se ha hecho popular a finales del 2016 haya sido “pos-verdad”; ¿cómo luchar contra ellos? La victoria se edifica sobre la verdad y el valor. Y la hipocresía, la mentira y el miedo cuando se instauran, lo primero que tratan de destruir es el valor y la verdad.

Con lo cual, difícilmente conoceremos la potencia contraria: o porque la mentira la cauterizará o porque el miedo la paralizará. Y así ni el año 2017, ni ningún otro podrá empezar bien.

A los problemas, mientras nos sea dado, hay que cogerlos por los cuernos. Estudiarlos con sensatez, averiguar su peso y su tamaño, renunciar a su impiedad, y luego oponérseles con buen espíritu, fortaleza y sana confianza.

En España, el año 2017 se abre con no pocos miedos, muchas mentiras y abundantes hipocresías: la economía en crisis, la sociedad en crisis, la familia en crisis, la religión en crisis, la justicia en crisis, la ética en crisis, el terrorismo rampante. Y el paro. Y las guerras que no sirven para nada.

Con ellas no se consigue nada positivo, y cuando los líderes hablan de paz, como ya auguraban los viejos profetas bíblicos, mienten. Los Estados Mayores hacen su sucio juego basándose en insensatas falsedades; utilizando ideales fingidos, paradigmas de honor, derechos humanos, políticas democráticas, grandes palabras desprovistas de médula. Las grandes divisas bíblicas: amor, Dios, pueblo, dignidad, piedad, espiritualidad, debemos ser nosotros, y sin nosotros se vacían.

Para un verdadero año nuevo, el problema no es tener problemas. El problema es no tener solución para los problemas. Dicho de otro modo: la vida se realiza plenamente cuando reconocemos nuestras hipocresías, falsedades, el creernos nuestras propias mentiras y ensoberbecernos de que con nuestra ley, descuidada la del Creador, poseeremos un futuro luminoso.

La vida se construye poderosamente cuando descubrimos que podemos convertir nuestras derrotas aplastantes en victorias brillantes, que nos ayuden a desplazarnos de la tembladera del fracaso a la roca del triunfo y nuevo amanecer.

Salir de las trumpbosis, más científicamente definidas como la triada de VIRCHOW, tales como la reducción de la velocidad del flujo de sangre, insuficiencia venosa crónica, que “Desde el Corazón” asociaría con “insuficiencia espiritual crónica”. Cuidar las lesiones en las paredes vasculares, que “Desde el Corazón” asemejaría, como a los pecados que lesionan las esencias del alma.

Y controlar el aumento de la coagulación sanguínea que altere el equilibrio de la circulación de la sangre, vida. Que asemejaría a la dureza del corazón humano, que con su suciedad no puede ver a Dios.

Es por medio de la fe, que podemos movernos en un nuevo año de la penumbra del fiasco a la aurora de la esperanza. Movernos del miedo paralizante a la total plenitud. Y puedo pensar “Desde el Corazón” que la reducida fórmula dada: “la fe que se transforma en fuerza” puede parecer simple, pero no hay quien la supere.

Es la mejor para superar crisis, de trascender de un amanecer aciago a un chispeante día, de trasformar derrotas en victorias, es empezar el año aceptando el desafío de Cristo y convertir vacíos en plenitud.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Desde el corazón - Un año de Tumpbosis