Apocalipsis, contexto histórico: conclusión
Juan vivía con el corazón en el cielo y los pies bien puestos en la tierra.
26 DE NOVIEMBRE DE 2016 · 21:00
Como preso y como pastor de siete congregaciones amenazadas por el imperio, a Juan no le convenía inmiscuirse en temas que no afectaban directamente a la iglesia, como por ejemplo el militarismo o los precios de los granos básicos.
Pero como profeta, no pudo callarse.
De la misma manera en que levantó la voz por todas las víctimas de la violencia, sean cristianas o no (18:24), también pronunció su palabra profética sobre los graves problemas sociales de su tiempo.
Juan vivía con el corazón en el cielo y los pies bien puestos en la tierra.
Tuvo visiones de Dios, y muchas, pero también tuvo una visión muy realista de las crudas realidades del imperio romano.
En el cielo oyó el cántico de millones de ángeles (5:11-12), pero en la tierra, donde vivía, escuchaba con compasión el clamor de los hambrientos y empobrecidos (6:3-6).
Realizó su misión profética entre dos tronos, uno que estaba en Roma y el otro en el cielo, establecido y firme por los siglos de los siglos.
Su clara visión del trono eterno transformó su visión del trono imperial.
¡Que Dios nos ayude a seguir el valiente ejemplo de este héroe de la fe!
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