Vendré otra vez

Jesús volverá de nuevo a por su Iglesia y la tomará asimismo para que donde Él está nosotros también estemos.

22 DE OCTUBRE DE 2016 · 21:30

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Estas fueron las últimas palabras de Jesús en el aposento alto en aquella inolvidable velada con los suyos, poco antes de ser arrestado, torturado y finalmente asesinado vilmente. Aquella noche Jesús les sorprendió escenificando su extraordinaria humildad, lavándoles los pies a sus discípulos e inmediatamente, durante algunas horas, les compartió una auténtica catarata de revelaciones acerca de las moradas eternas, de la inminente venida del Espíritu Santo y de la vida interactiva y fructífera en la Vid verdadera, concluyendo con una oración suplicante realmente poderosa y trascendental para la unidad de la Iglesia a través de los tiempos. Es muy llamativo el carácter intimista de estas declaraciones tan asombrosas y esperanzadoras, en un ambiente de gran complicidad espiritual y emocional entre el Señor y su equipo apostólico.

Lo verdaderamente extraordinario de esa noche fueron las palabras del Señor Jesús acerca del cielo, de ese lugar tan maravilloso que nos espera a los hijos/as de Dios en la casa del Padre. Las revelaciones de esos momentos tan entrañables nos llenan de gozo y de abundante esperanza sobre nuestro destino eterno, porque nos aseguran que estaremos para siempre en las mansiones celestiales con el Rey y Señor de nuestras almas. En las confesiones del aposento alto descubrimos la transmisión de un legado divino, a la vez que el testamento vital del Maestro dirigido a los suyos para todas las generaciones.

Mientras gozamos del bendito ministerio del Espíritu Santo y de las bondades de la Vid verdadera, nos quedamos por sobre todas las verdades reveladas, con el emocionante mensaje de sus propios labios “Vendré otra vez”. Jesús volverá de nuevo a por su Iglesia y la tomará asimismo para que donde Él está nosotros también estemos, en las mansiones eternas. Por tanto, no se turbe nuestro corazón ni tenga temor alguno porque el Señor de la gloria nos garantiza su retorno, porque Él es la personificación de la Verdad suprema, nunca miente ni se contradice en modo alguno. 

Aquella memorable noche, el cielo bajó a la tierra por unas horas y llenó de felicidad y de santa expectación el corazón de aquellos hombres que lo habían dejado todo para seguir al Maestro de Galilea. Todavía resuenan en nuestras mentes aquellas benditas palabras de Jesús en el eco del tiempo y nos producen la sensación de una alegría indescriptible. Cristo volverá otra vez y al parecer, por lo que estamos viendo y oyendo, no se retarda su venida. El Señor regresa cual jinete veloz a recoger a su esposa, la Iglesia, esta es la señora elegida, la amada del Cordero, para llevarla a sus cámaras de amor y disfrutar de un romance que no tendrá fin jamás.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El Tren de la Vida - Vendré otra vez