La Reforma comenzó en Jerusalén

El poder reformador del Evangelio que comenzó con Jesucristo en la ‘ciudad de paz’ siguió en la misión redentora que los apóstoles cumplieron hasta llegar hoy a los confines del mundo.

16 DE OCTUBRE DE 2016 · 06:30

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En esta tercera entrega sobre los orígenes y naturaleza de la llamada ‘Reforma Protestante’, con la ayuda del libro de J.C. Varetto ‘La Marcha del Cristianismo’ 01 veremos que lo real no siempre es lo que vemos; porque, debajo de lo visible, hay mucho de lo invisible que nos es revelado con el paso del tiempo 02. Transcribo a Varetto:

Testigos en Jerusalén

Era menester empezar a dar testimonio en la ciudad que, enfurecida, había pedido la muerte del Hijo de Dios.

"Los enemigos -ha dicho Adolfo Monod 03 - se jactaban de haber desterrado a Cristo para siempre jamás; pero he aquí que reaparece en la escena, se pasea por las calles, visita el templo, cura los enfermos y perdona los pecados." Era en las personas de los suyos que el Señor se manifestaba de nuevo en la ciudad donde había sido desechado.

Cristo ascendió a los cielos desde Betania, la aldea de Lázaro, de Marta y de María, y de ahí sus discípulos se fueron a Jerusalén para esperar "la promesa del Padre", es decir, la venida del Espíritu Santo.

Diez días permanecieron juntos, hombres y mujeres, orando y velando. El día de Pentecostés, cincuenta días después de la muerte del Señor, vino un estruendo del cielo y la casa donde estaban reunidos se llenó como de un viento recio que corría, y se les aparecieron lenguas como de fuego que se asentaron sobre la cabeza de cada uno de ellos. Era la manifestación del Espíritu Santo asumiendo la forma de los elementos más poderosos de la naturaleza: el viento y el fuego.

El estruendo producido por el ímpetu del viento, atrajo una multitud al sitio donde estaban congregados. Como eran los días de una de las grandes solemnidades, se hallaban reunidos en Jerusalén judíos venidos de todos los países. Los discípulos habían recibido el don de lenguas, y la multitud estaba perpleja oyéndolos hablar idiomas desconocidos en Galilea y en Judea. Los más serios se detenían a pensar sobre lo que podía significar ese hecho tan raro, pero los frívolos se contentaban con decir que estaban llenos de mosto.

Pedro tomó la palabra, y este mismo hombre que tan pusilánime se había mostrado cuando negó a Cristo, lleno de poder y de vida, expuso a la multitud lo que aquel hecho significaba, recordándoles que el Cristo, al cual habían entregado y crucificado, había sido levantado por Dios, conforme a lo que los profetas habían hablado.

La multitud, compungida de corazón al oír sus palabras clamó diciendo: "Varones hermanos, ¿qué haremos?" 04 Pedro entonces les señala el camino del arrepentimiento, y tres mil almas en aquel día aceptan y confiesan a Cristo. Así nació la iglesia de Jerusalén, iglesia llamada a tener una corta pero gloriosa carrera. La vida de esta iglesia la tenemos narrada por San Lucas en estas palabras:

"Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos." 05

La primera iglesia cristiana era, como vemos, una iglesia que aprendía la doctrina escuchando la enseñanza de los apóstoles; una iglesia que vivía en comunión, celebrando sus cultos en los que eran la parte principal el rompimiento del pan y las oraciones; una iglesia que practicaba la fraternidad haciendo que los más pobres participasen de los bienes de los más afortunados.

En la actividad exterior esta iglesia no cesaba de dar testimonio a los inconversos, y el poder de Dios se manifestaba obrando diariamente conversiones que venían a aumentar el número de los que componían la hermandad.

En esta iglesia se ven en forma admirable: la vida religiosa, en su trato con Dios; la vida fraternal, en su trato con los hermanos, y la vida misionera, en su trato con el mundo.

Las pruebas destinadas a intensificar el fervor de los nuevos convertidos no se dejarían esperar mucho tiempo. A raíz de la curación de un cojo de nacimiento a las puertas del templo, y de la predicación que siguió a este milagro, Pedro y Juan son encarcelados, y al día siguiente tienen que comparecer ante el Sanedrín. Este era un tribunal judío que funcionaba en Jerusalén y el cual los romanos habían respetado.

Lo componían setenta y un miembros, de entre los ancianos, escribas y sacerdotes, bajo la presidencia del sumo sacerdote. Era el mismo tribunal ante el cual había comparecido el Señor. Pedro, lleno de Espíritu Santo, habló a este cuerpo, y allí levantó al Cristo, anunciando que "en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos".06

El Sanedrín les intimó que guardasen silencio, prohibiéndoles hablar en el nombre de Jesús, a lo que ellos contestaron que no era justo obedecer a los hombres antes que a Dios, y que no podían dejar de hablar de aquellas cosas que habían visto y oído.

Poco tiempo después es Esteban quien comparece ante el Sanedrín. Su testimonio fue noble, juicioso y brillante, pero la furia de los judíos se desencadenó sobre él. Arrastrado fuera de la ciudad fue apedreado por la turba inconsciente. Después de haber invocado a Jesús e implorado que no les fuese imputado ese crimen a sus verdugos, "durmió". 07

Esteban fue el protomártir del cristianismo; primicias de aquella multitud que en todos los siglos y en todos los países moriría por el testimonio de Jesucristo. El martirio de Esteban fue la primera señal de una violenta persecución que desoló a la iglesia de Jerusalén. Sus miembros, salvo los apóstoles, fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria.

Saulo de Tarso asolaba a la iglesia, entrando por las casas de los creyentes y encarcelando a hombres y mujeres. Jacobo, hermano de Juan, murió mártir, cayendo bajo el cuchillo de Herodes. Pero a pesar de todo, Lucas pudo escribir estas líneas alentadoras:

"Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba".08

Nada de exageración hay en las palabras del historiador Schaff 09 cuando dice que San Pablo fue "el hombre que ha ejercido mayor influencia sobre la historia del mundo". Este apóstol nació en la ciudad de Tarso de Cilicia. Sus padres eran judíos y se ignora desde qué época se hallaban habitando la culta ciudad helénica.

Si cuando Saulo se convirtió tenía, como es probable, unos treinta años, y si este hecho ocurrió alrededor de los años 36 ó 37 de la era cristiana, podemos fijar la fecha de su nacimiento, más o menos por el año 7, cuando Jesús contaba unos 10 u 11 años de edad, y vivía en Nazaret con sus padres.

El nombre Saulo significa deseado, de lo que algunos han inferido que su nacimiento fue objeto de anhelos que tardaban en realizarse. El nombre Pablo era probablemente el nombre latino con que era conocido entre los paganos de la ciudad.

La familia de Saulo militaba en las filas del fariseísmo, y el niño fue destinado a seguir la carrera de rabino. Con este fin se confió su preparación intelectual y religiosa al judío más ilustre de su tiempo, el célebre Gamaliel, a quien sus compatriotas llamaban "el esplendor de la ley".

Tenía en Jerusalén una escuela que contaba con 1.000 discípulos; 500 que estudiaban la ley del Antiguo Testamento, y 500 literatura y filosofía. El consejo prudente que dio al Sanedrín, cuando comparecieron los apóstoles 10, es un rasgo de la sabiduría que le caracterizaba. Pablo nos da cuenta de su educación a los pies del gran maestro, para quien siempre conservó la mayor veneración y estima 11.

Además de sus estudios teológicos, Saulo tuvo que aprender un oficio manual. El mismo Gamaliel decía que el estudio de la ley, cuando no iba acompañado del trabajo, conducía al pecado. Los rabinos tenían que hallarse en condición de enseñar gratuitamente cuando fuese necesario, y por eso siempre adquirían un oficio con el cual poder ganar la vida. Saulo aprendió a coser tiendas, y sabemos cuán útil le fue este conocimiento cuando se vio privado de las riquezas terrenales que abandonó por amor a Cristo.

Varias expresiones de sus epístolas12, y su discurso en el Areópago de Atenas, demuestran que estaba familiarizado con la literatura griega que se leía y comentaba en sus días. Su origen judaico, el ambiente helénico que le circundó en su infancia, y la ciudadanía romana que poseía por nacimiento 13, le abrían todas las puertas y podía dirigirse a los sabios del más alto tribunal de Atenas, a los venerables ancianos del Sanedrín de Jerusalén, y a los soberbios romanos que componían el gran tribunal de Nerón, sin ser para ellos extranjero.

Cuando Saulo estaba en todo el esplendor de su ardiente fariseísmo, la iglesia de Jerusalén llenaba la ciudad de la doctrina del Salvador. Saulo, furioso como un león rugiente, se constituyó en instrumento de la persecución.

Lucas en los Hechos, y Pablo mismo en sus Epístolas, nos dan un cuadro vivo de la actividad inquisitorial del joven fariseo. Cuando Esteban era apedreado, Saulo estaba presente.

Lucas dice que Saulo "asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba hombres y mujeres, y los entregaba en la cárcel''. 14 Recordando su triste pasado, dice Pablo a los judíos: "Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret: lo cual también hice en Jerusalén; y yo encerré en cárceles a muchos de los santos, recibida potestad de los príncipes de los sacerdotes; y cuando eran matados yo di mi voto".15

De la frase "yo di mi voto" muchos intérpretes han deducido que Saulo era miembro del Sanedrín. Otros creen que es lenguaje figurado y que sólo alcanza a significar que aprobaba lo que se hacía. Estos actos fueron repetidos con frecuencia, pues él mismo dice: "Y muchas veces castigándolos por todas las sinagogas''.16

El odio al Salvador y el carácter violento de sus persecuciones se ve en estas palabras: "Los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extrañas". Su fama de perseguidor era notoria aun fuera de Jerusalén. Ananías en Damasco pudo decir: "Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre." 17 En la Epístola a los Gálatas dice: "que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la destruía". 18 En Filipenses 3:6, se llama a sí mismo "perseguidor de la iglesia".

Digamos, sin embargo, con F. Godet, que Saulo "persiguió con maldad, pero no por maldad. Le animaba la mejor intención del mundo, y creía estar sirviendo a Dios cuando defendía la teocracia, la ley y el templo.” 19

Yendo Saulo ocupado en su tarea de perseguidor de los santos, Jesús le salió al encuentro en el camino de Jerusalén a Damasco, y le dijo: "Saulo, Saulo; ¿por qué me persigues?" 20 Una luz superior a la del sol lo envolvió y él cayó herido de ceguera a causa del gran resplandor que había visto. Al caer Saulo, cayó juntamente todo el edificio de su fariseísmo, y la ceguedad que le hirió, dijo Crisóstomo, "fue necesaria para que pudiese alumbrar al mundo".21 La conversión repentina de Saulo es una de las grandes pruebas del cristianismo.

La crítica racionalista ha ensayado todas las explicaciones imaginables, pero tanto el genio y sutileza de Renan 22, como el de todos los que han pensado como él, han tropezado con dificultades nunca sospechadas, y se han visto vencidos por la realidad incontestable de un milagro evidente, hasta tener que llegar a la conclusión del alemán Baur 23 quien dijo: "No se llega por ningún análisis psicológico ni dialéctico a sondear el misterio del acto por el cual Dios reveló su Hijo a Pablo".

El tímido redil del Señor no podía creer que el león se había convertido en cordero, pero la oportuna intervención de Bernabé hizo que Saulo fuese recibido por los apóstoles y reconocido como uno de los que habían pasado de muerte a vida. Saulo estuvo algunos días con los discípulos en Damasco, luego pasó un período de tres años en Arabia, volvió a Damasco, visitó a Jerusalén y a Tarso, y después le hallamos en Antioquia, de donde irradiaría la luz suave y bienhechora del evangelio a todas partes del imperio romano.

San Lucas nos da cuenta de sus viajes atrevidos, largos, y frecuentes. En completa sumisión al Señor, iba Pablo, de ciudad en ciudad, predicando a Cristo crucificado. A veces su permanencia en un lugar era cosa de días, a veces de años enteros. Bernabé, Silas, Marcos, Timoteo, Lucas y otros le acompañaban en estas expediciones misioneras.

Lo hallamos en Tesalónica, en Corinto, en Atenas, en Éfeso, en Jerusalén, y finalmente en Roma. Las sinagogas de sus compatriotas, ya en aquel tiempo numerosas en todos los grandes centros de población, le presentaban la oportunidad de anunciar, "al judío primeramente", 24 que no habiéndoles sido posible ser justificados por las obras de la ley, podían ahora creer en el Mesías que había sido crucificado, el justo por los injustos, y ser justificados por la fe.

Pero como apóstol de los gentiles, de la sinagoga pasaba a las calles, a las casas, a los mercados, a las escuelas, y anunciaba aquella perfecta salvación que predicaba por mandato divino. Los azotes, las cárceles, los tumultos, las turbas enfurecidas, no le hacían desmayar, y como desafiando a todos estos obstáculos, seguía fielmente en su misión, sabiendo que era Dios quien le había encargado esa tarea, lo que le hacía exclamar:

"¡Ay de mí si no anunciare el evangelio!" 25

El poder de Dios acompañaba su predicación, y las almas se agrupaban en torno suyo para oír la verdad que defendía con tanta vehemencia. Muchos judíos se convertían, rompiendo con el yugo de la ley, y muchos gentiles arrojaban a los topos y a los murciélagos sus ídolos de plata y de oro para convertirse y servir al Dios vivo y verdadero y esperar a su Hijo de los cielos.

Por todas partes se organizaban iglesias, a las cuales Pablo cuidaba desde lejos por medio de sus oraciones y de la enseñanza que les comunicaba en las epístolas que enviaba por mano de sus fieles colaboradores. Jamás hombre alguno supo estar en tantos lugares al mismo tiempo y extender su influencia a regiones tan dilatadas.

Los Hechos terminan con la llegada de Pablo a la ciudad de los Césares, donde, a pesar de estar preso, supo llenarlo todo del evangelio de Cristo, consolar a los que venían a verle, y proseguir su actividad literaria, produciendo las páginas más sublimes que hayan sido escritas por la mano del hombre. La historia de los últimos años de la vida de San Pablo, es decir, desde su llegada a Roma hasta su muerte, se halla envuelta en la niebla de la tradición, y el historiador no teniendo ya a un Lucas que le guíe, tiene que seguir a tientas por el camino cuyo plano desea trazar. Dejemos aquí a nuestro héroe para volver a él más adelante.”

Gracias a Dios por la pluma de su siervo Varetto, que nos ayuda a ver por debajo y por encima de lo que entra por nuestros ojos. En tiempos en que ‘no hay tiempo para pensar’ el Señor nos ayude en la labor de reformadores, sin perder de vista en Quién ‘vivimos, y nos movemos, y somos’ 26.

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Notas

Ilustración: fotografía reciente de los trabajos de excavación lindante al sitio donde se cree están enterrados los restos del templo herodiano. Es evidente que el ‘muro de los lamentos’ no es, como se dice, un muro del templo herodiano.

01. C. Varetto (1879-1953), escritor italiano convertido a Jesucristo escribió de manera accesible sobre la historia de la iglesia cristiana. Sus libros ‘La marcha del Cristianismo’ y ‘’La Reforma religiosa del siglo XVI’ son dos volúmenes consultados por muchos escritores de habla hispana en los últimos cincuenta años.

02. Tomado del blog ‘Psicoexcesos’: Se aprecia que muy por debajo del actual nivel de la plaza frente al Muro de los Lamentos -unos tres metros al menos- se ha encontrado el pavimento del cardo oriental, la calle con pórticos visible en la parte alta (este) de la imagen. Por lo tanto, no parece sensato seguir manteniendo que el muro alrededor del Monte del Templo sea herodiano. No será hasta que se hagan excavaciones en el propio Monte que se determine el alcance de la obra de Adriano; pero luce altamente probable que las dos mezquitas allí existentes fueron asentadas sobre las fundaciones de los templos romanos. Es notable que ambas mezquitas son casos extraños, la situada al sur, Al-Aksa tiene la configuración de una basílica romana de tres naves y la otra, el famoso Domo de la Roca, es octogonal! El punto es: prácticamente todos los vestigios de la vieja ciudad que han resistido el paso del tiempo son de época romana o posterior. La ciudad construida sobre las cenizas de la antigua Jerusalén (…), fue definida totalmente en los años 130s por Adriano (…), ciudad que llamaron Ælia Capitolina. Incluía un templo dedicado a Júpiter que aparentemente estaba situado sobre el antiguo templo judío, y encima de éste edificaron las actuales mezquitas. Dicho de otro modo, no queda nada de la ciudad anterior a la destrucción del año 70. Parece que la impronta de un imperio puede durar algo más de un milenio... o dos. Para leer más: http://psicoexcesos.com/taxonomy/term/313 Compárese con Lucas 8:17; 1ª Corintios 4:5.

03. Adolfo Monod (1802-1856) fue un pastor protestante francés, nacido en Dinamarca.

04. Hechos 2:37.

05. Ibíd. 42, 47.

06. Ibíd. 4:12.

07. Ibíd. 7:60. ‘El nombre Esteban significa corona. Hay una perfecta analogía entre el nombre que llevó en la tierra y la corona de la vida prometida por el Señor a los que son fieles hasta la muerte’ – dice Varetto.

08. Hechos 12:24.

09. Philip Schaff (1819-1893) teólogo e historiador suizo.

10. Hechos 5:34-40.

11. Ibíd. 22:3.

12. Por ejemplo, Tito1:12.

13. Hechos 22:25.

14. Ibíd. 8:3.

15. Ibíd. 26:9,10.

16. Ibíd. 26:11.

17. Ibíd. 9:13-14.

18. Gálatas 1:13.

19. Frédéric Louis Godet (1812-1900) teólogo suizo protestante, nacido y muerto en el mes de la Reforma (octubre). Lo que decía allá y entonces este teólogo ¿no es acaso aplicable hoy al ‘legalismo evangélico’?

20. Hechos 9:4; luego recordada posteriormente por el mismo Pablo en Hechos 22:7 y 26:14.

21. Juan Crisóstomo (347-407) obispo de Antioquía considerado uno de ‘los cuatro padres de la iglesia’ por la ICAR.

22. Joseph Ernest Renan (1823-1892) conocido simplemente como Ernest Renan, fue un escritor, filólogo, filósofo, arqueólogo e historiador francés.

23. Ferdinand Christian Baur (1792- 1860) teólogo protestante alemán, líder de la escuela exegética de Tubinga.

24. Romanos 1:16; 2:10.

25. 1ª Corintios 9:16.

26. Hechos 17:28.

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