¡Quiero hablar con el responsable!

‘Proclama el evangelio en la lengua de quien aún no conoce al Señor, para llegar a su corazón’.

24 DE SEPTIEMBRE DE 2016 · 18:45

Barcelona.,
Barcelona.

Aviso antes de empezar que voy a hablar de catalanas y catalanes. Y de puestos destacados que ocupan en algunos rankings de Europa y del mundo.

Hace unos meses una de mis hermanas me comentó que en su iglesia les habían estado informando acerca de un congreso misionero de las Iglesias Bautistas de Marylandi, en EEUU, cuyo tema central era las etnias y comunidades no alcanzadas por el evangelio en el mundo. En uno de los seminarios se exponía que, hoy en día, se da el caso de etnias que viven en medio de otras culturas y permanecen con sus propias características e idiosincrasia, y pusieron como ejemplo el de los vaqueros mexicanos en Texas que no se identifican con los vaqueros texanos y hacen vida separadamente.

Y aquí es donde me llegó el dato, tan sorprendente que me dejó realmente perpleja e incrédula. Tanto es así que pedí los apuntes y dosieres que se me pudieran facilitar para convencerme de lo que me estaban diciendo.

En este momento es cuando requiero un redoble de tambores para una tercera posición en la clasificación mundial, que vendría a ser una medalla de bronce en lenguaje deportivo: la tercera comunidad menos alcanzada del mundo es la catalana. La catalana de lengua materna, y catalanohablante.

Primera reacción: ‘Este dato es absolutamente incorrecto.’

Segunda reacción: ‘No puede ser, porque en Cataluña hay más de 700 puntos de testimonio evangélico.’

Tercera reacción: Pausa...

Cuarta reacción: ‘¿Y si es verdad?’

Tercera posición, detrás de los quechuas en Ecuador y la comunidad japonesa en Brasil.

Mientras aún no sabía cómo manejar este dato, llega un informe desde la 6ª Conferencia Misionera Internacional de Hermanos (IBCM6), celebrada en Ponzetia, cerca de Roma, en junio de 2015. Y aquí, ya lo digo, vamos a por la medalla de plata. En el ranking de jóvenes más ateos de Europa, en segunda posición (sí, redoble, venga), los jóvenes catalanes.

Los unos y los otros son los catalanes cuya lengua materna es el catalán, los jóvenes también. Estamos hablando de unos dos millones y cuarto de personas o más.

Para mí este segundo dato fue como un mazazo sobre el primer mazazo. Y ya me di por enterada.

Y al meditar sobre este hecho terrible, se me ocurrió que parte del problema podía venir de no aplicar el Principio nº 1 de Misionología: ‘Proclama el evangelio en la lengua de quien aún no conoce al Señor, para llegar a su corazón’.

¿Recuerda el lector la historia de Cameron Townsend? Cuando este misionero estadounidense se hallaba en Guatemala para evangelizar a los pueblos de la zona, ofreció a un hombre un folleto en español. ‘¿Tiene alguno en kakchikel?’, le preguntó el hombre. ‘No tengo ninguno, lo siento’, respondió Townsend. A lo que el guatemalteco replicó: ‘Bueno, si su Dios es tan grande, ¿por qué no puede hablar mi propia lengua?’

El esfuerzo y las dificultades lingüísticas para traducir al kakchiquel los primeros capítulos del evangelio de Marcos fueron grandes, pero mayor fue el entusiasmo el día que las personas allí en San Antonio pudieron leerlos en su propia lengua.

La historia de Cameron Townsend nos llena de alegría, pues además sabemos que posteriormente fundó la entidad Traductores Bíblicos Wycliffe, nombre en honor a John Wycliffe, el primero en iniciar una traducción completa de la Biblia al inglés medio. Desde 1942 han traducido la Palabra a cientos de lenguas, atendiendo incluso grupos lingüísticos que no disponían de alfabeto. ¡Qué labor tan enfocada en cumplir el mandamiento del Señor de ir por todo el mundo y predicar el evangelio!

¿Por qué tanto empeño y esfuerzo por traducir las escrituras a lenguas minoritarias e incluso en declive? ¿Por qué tanto interés en saber quiénes quedan por alcanzar, para orar por ellos y hacer lo necesario para que el mensaje de salvación y vida les llegue?

Porque estas personas tienen un corazón lleno de amor por sus semejantes que se están perdiendo para siempre. Y actúan.

¿Por qué no se ha predicado el evangelio en catalán en Cataluña? ¿Quizá mis conciudadanos no escuchan el mensaje maravilloso de la Biblia porque creen que es el de un Dios omnisciente que no conoce idiomas, que no conoce su lengua? ¿Los jóvenes catalanes están construyendo, entonces, su futuro al margen del Señor? ¿Qué sociedad van a levantar?

¿Por qué no hemos hablado en catalán en las iglesias de Cataluña? ¿Por qué apenas lo hacemos hoy?

¿Porque al dictador no le gustaban los ‘dialectos’? ¿Porque hemos heredado ese pensamiento único que no admite diversidad ni deja libertad? ¿Porque permitimos que la política decida en asuntos espirituales y respecto a la misión que nuestro Señor nos encomendó?

¡¡Quiero hablar con el responsable!!

Y entonces… entonces me doy cuenta de que el responsable soy yo.

Que no he amado a mi prójimo como a mí misma.

Que no he obedecido a mi Señor y Salvador, cediendo al chantaje emocional que se ha ejercido sobre nosotros cada día, sin tregua, desde diversos ámbitos.

Que, a pesar de que el sentido común me decía claramente que, como Pablo, me hiciera a todos de todo por amor al evangelio, para que se salvaran algunos, no lo he hecho.

Qué triste y vergonzante realidad.

Que el Señor me perdone.

Que el Señor nos perdone.

 

i De la agencia misionera de Richmond, Virginia

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