Pan para el camino

Si no hay una espiritualidad firme podemos caer en el abismo de la desesperación y de la impaciencia.

10 DE SEPTIEMBRE DE 2016 · 21:29

Imagen de Miguel Elías.,pan camino miguel elías
Imagen de Miguel Elías.

Observamos que en el mundo se logran infinidad de avances científicos; se logra la cura de enfermedades que antes eran incurables, aumentan las comodidades, etc., pero paralelamente nos encontramos con que la problemática de pobreza, miseria, exclusión social, explotación de niños y mayores, esclavitud (modernizada, pero esclavitud al fin), codicia... avanzan también. Y es aquí donde el autor que leo y releo nos dice que el peregrinaje nuestro "no se cruza con mero entusiasmo, menos con simple optimismo". Porque si no hay una espiritualidad firme podemos caer en el abismo de la desesperación y de la impaciencia, como comentaba anteriormente. Si no hay una vida transformada de verdad, si no hemos dejado atrás el viejo hombre, si no hay comunión íntima con Dios, no tendremos pan para el camino y sucumbiremos; y al final todo será vanidad de vanidades.

Es verdad, cuando luchas por algo mejor, cuando quieres evitar las guerras y escuchas el silbido de las balas, esconderse las banderas blancas, puedes llegar a sentirte impotente ante tanta avalancha de sinrazones, solitario en medio de la multitud. Pero también piensas que tienes algo valioso: "una fe terca", ésa que no se deja doblegar porque tiene un buen fundamento. Ésa que no cambia pues tiene su origen en el Poderoso, que no muda, que es fiel y no te despoja de la Esperanza que abrazas fuertemente porque es la que fundamenta tu fe. Por fe miramos al futuro con certeza; por fe logramos fuerzas para cambiar el presente... Por fe actuamos porque si no, esta fe no serviría de nada, vana sería. Es lo que te asegura un bello lugar donde no habrá llanto ni dolor, ni injusticias, ni la violencia de un mundo cargado de amargura, de insensibilidad; un mundo inmisericorde.

Allí, estaremos anclados para siempre. Mientras, la acción continúa, aquí y ahora...

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