Los buenos y los malos amigos

Las verdaderas amistades son recíprocas y respetuosas, además de leales, estas son las amistades duraderas.

10 DE SEPTIEMBRE DE 2016 · 20:41

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La cuestión de las buenas amistades, me parece un tema muy interesante. Porque el poder disfrutar de buenos amigos resulta una experiencia tremendamente gratificante para quienes consiguen establecer una saludable relación con alguien en particular.

Sin embargo, convengamos que amigos/as del alma no se encuentran fácilmente y mucho menos cuando este vínculo se convierte en una amistad insana, posesiva y emocionalmente vampiresca. Hay quienes tienen una gran facilidad para establecer relaciones sociales a primera vista, y esto resulta francamente admirable, pero ello no nos garantiza una verdadera y profunda amistad entre personas. Cuando ya has pasado por ciertas estaciones de la vida, reflexionas sobre los amigos perdidos y sobre el sentido de una verdadera amistad. El proverbista Salomón nos recuerda una verdad constatable y hasta deseable, y es queen todo tiempo ama el verdadero amigo. Y es como un hermano en tiempo de angustia”. 

La Biblia también nos relata una de las amistades más emblemáticas y admirables que podamos llegar a imaginar, la de Jonatan y David, quienes hicieron un pacto de sangre y estuvieron dispuestos a dar su vida en defensa mutua, fueron leales al máximo el uno con el otro en todo momento y circunstancias adversas. Jesús también tuvo tres amigos íntimos: Pedro, Juan y Jacobo y siendo él quien era, se atrevió a confiarles su angustioso estado de ánimo en las mismas puertas de la muerte.

Las verdaderas amistades son recíprocas y respetuosas, además de leales, estas son las amistades duraderas. Los verdaderos amigos/as tienen algo de extraordinario para quienes nos preciamos de tenerlos. Tampoco se trata de ser unos idealistas empedernidos respecto al significado de una verdadera amistad, teniendo en cuenta que el factor humano es defectible y que podemos fallarnos mutuamente en algún que otro momento; pero si somos capaces de reparar esos fallos o errores cuanto antes y restablecemos la confianza mutua, no solo superaremos esos malos entendidos, sino que fortaleceremos nuestra amistad y la convertiremos en una relación más duradera y resistente.

Desde mi admirado Dale Carnegie con su sencillo, pero práctico, libro sobre Cómo ganar amigos, hasta algunos otros que nos proponen diversas pautas o pasos para desarrollar una buena amistad, nos animan a mantener relaciones de amistad transparentes y significativas. No obstante, aquel dicho popular de que cada vida es un mundo es muy cierto y esto no solo viene a describirnos las singularidades humanas, sino también las complejidades de tan diversas personalidades como existen; cuestión que tampoco debemos estandarizar, aunque la sicología nos defina los diferentes perfiles temperamentales como más o menos amigables, porque la respuesta a nuestras expectativas en las personas podría verse frustrada. 

Lo cierto es que la amistad es algo muy personal que hay que cultivar y desarrollar de forma interactiva entre personas que conectan entre sí por afinidades, gustos o aficiones similares, entre otras cosas.

Los buenos amigos se ayudan mutuamente y también desinteresadamente, los buenos amigos se guardan las confidencias y no se critican por detrás, los buenos amigos se ponen al mismo nivel de sus amigos. La lista de sugerencias positivas sería bastante más amplia para saber cómo establecer una buena y fructífera relación de amistad. En cuanto a los malos amigos, no hay mucho que decir porque se les identifica fácilmente, porque son personas que se relacionan por algún que otro interés personal, son manipuladores, desleales, criticones, absorbentes y solo te cuentan sus problemas, pero no se interesan por los tuyos en absoluto. Este es el distintivo a priori de una relación de amistad altamente tóxica de la que debemos huir a toda costa.

Que Dios nos ayude a encontrar buenos y verdaderos amigos/as en este tiempo y también a mantener a los que tenemos actualmente con generosidad, nobleza y verdadera humildad.  

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El Tren de la Vida - Los buenos y los malos amigos