¿Nace otro ecumenismo en EE.UU.?

Las elecciones presidenciales siempre ponen a prueba la sabiduría cívica de los votantes. En EE.UU. hay encuestas que dan como presidente a Donald Trump, con fuerte apoyo de iglesias evangélicas.

30 DE JULIO DE 2016 · 20:50

Donald J. Trump, candidato a la presidencia en EEUU.,donald j trump
Donald J. Trump, candidato a la presidencia en EEUU.

La temperatura política del ‘coloso del norte’ está subiendo día a día. Parece haber una relación directa entre los exabruptos del candidato republicano, y su constante ascenso en la intención de voto. Según encuestas, ya estaría superando a la candidata demócrata en el camino a la Casa Blanca. Para quienes no vivimos en EE.UU. puede  sorprendernos que muchos evangélicos se decidan por Donald Trump para presidente. Su foto levantando la Biblia, al puro estilo Billy Graham, debe haber influido para que muchos miren al cielo diciendo ¡Gracias a Dios por Trump! 

Los conservadores resistían a Trump en las primarias; hoy lo presentan como evangélico. Pero, él ataca a los creyentes en Cristo, más aún cuando denuncian su nivel moral y exhiben su ausencia de ética política. Entre los últimos hallamos al escritor Max Lucado, listado entre los ‘súper ventas’ del New York Times, y elegido como ‘Pastor de América’ por la influyente revista Christianity Today (1). 

El lector preguntará por qué traer a colación este asunto, en la continuación del artículo que –sobre ecumenismo – comencé la semana pasada (2). 

 

¿Nace otro ecumenismo en EE.UU.?

Encuentro una estrecha relación con la visión profética que tenía hace un siglo John Mackay sobre la influencia de EE.UU. en el mundo, en particular con los países latinoamericanos, y el rol de las iglesias evangélicas respecto de las olas de inmigrantes ‘latinos’, de lo cual habla en su libro ‘El otro Cristo español’.

He recurrido esta vez a la valiosa ayuda de Guidoberto Mahecha, pastor de la Iglesia Presbiteriana de Girardot, Colombia, adaptando lo que escribe en el capítulo titulado ‘John Alexander Mackay, 1889-1983’ en la Revista ‘Vida y Pensamiento’ ya citada (3). El teólogo comienza diciendo de Mackay: “Al examinar su vida vemos a un hombre que vivió como Pablo, sin conformarse a este siglo y siempre listo a examinarlo todo y retener lo bueno(4).

Hay en el libro de Mackay dos capítulos de especial importancia para el movimiento protestante. En ‘El advenimiento del protestantismo’ (5) destaca los precursores en llegar a América del Sur y en especial lo nuevo que trajeron, en particular la educación y la lectura de la Biblia. Las Sociedades Bíblicas y las juntas de misiones participaron activamente en este trabajo. Luego destaca la labor de algunos grupos nacionales que también contribuyeron en la expansión del protestantismo. Por su participación en los trabajos de la juventud protestante de América del Sur, Mackay ve en estos movimientos la expresión del ecumenismo protestante. 

En el otro ‘Una crítica al protestantismo de América del Sur’ (6) Mackay afirma que la influencia de Estados Unidos es buena para América del Sur siempre y cuando haya grupos de cristianos que defiendan y busquen relaciones más justas entre los estados del sur y puedan controlar a ‘los industriales poderosos’ que desean que Estados Unidos tuviese una política intervencionista en México. 

Mackay reconoce la influencia de los poderosos en el gobierno de EEUU y será uno de sus puntos de choque y participación en años posteriores. Cuando los cristianos influyentes no toman partido o son convencidos del destino manifiesto del gigante del norte, no hay forma de controlar los impulsos imperiales. Esto quedó claro por las diversas intervenciones militares en América Central y el Caribe.

Quienes se animan a estigmatizar a Mackay tildándolo de ‘controvertido’ – y hasta de ‘comunista’ -quizás ignoren que recibió a Cristo y se formó como cristiano en la Iglesia Libre de Escocia, la que se separó de la Iglesia oficial en protesta contra la imposición del gobierno inglés que permitía a los dueños de tierra nombrar los ministros de sus congregaciones, aunque no tuvieran la preparación teológica necesaria (7). 

No cabe duda alguna que esta iglesia marcó una impronta perdurable en la vida de Mackay. Otra influencia arranca en 1916 cuando se une en matrimonio con Jane Logan Welles, de quien dice el misionero escocés “Fuimos uno, ambos en nuestro compromiso evangélico, nuestra experiencia religiosa, y también en el deseo de entregarnos a la actividad misionera”. (8) 

Jane Logan Welles “fue de gran ayuda para tomar la decisión sobre el campo misionero” antes de partir al Perú (9). La dedicación de su libro El otro Cristo español reza, “A la compañera de mi vida”.

Finalizando sus estudios en Princeton, Mackay entró a competir por un premio que se daba para ir a un país diferente a estudiar la teología. Él mismo dijo que ir a Alemania era imposible porque las universidades y facultades de teología estaban disueltas por causa de la primera guerra mundial. Mackay ganó con un escrito titulado “El significado de la Revelación”. Tenía ahora que hacer la decisión a dónde iría a estudiar. Había compartido con sus profesores que tenía interés en ir a América Latina como misionero en el área de la educación y uno de ellos le recomendó ir a España para conocer el pensamiento ibérico. 

Mackay aceptó la sugerencia y partió para España donde vivió por ocho meses. Esos meses en España fueron muy importantes en la vida de Mackay. Aprendió el español, adquiriendo un buen dominio de la lengua de manera que le permitió escribir tres de sus libros en español. Conoció a algunos de los grandes pensadores españoles, entre ellos a Miguel de Unamuno a quien admiró. 

El tiempo en España le abrió un horizonte amplio en relación a la cultura latina. Aún más importante, opina Mahecha, la admiración de Mackay por la mística española lo llevó a reconocer que las relaciones con Cristo de los místicos y las místicas españoles no estaban muy lejos de su experiencia mística en Escocia con Cristo

Esto bien pudo haber sido el inicio de las ideas ecuménicas que desarrollaría más tarde. Mackay presenta la conquista basada en un motivo místico producido por los siglos de dominación musulmana que impulsa a España hacia las Américas, como en una última cruzada. Pero “no los lleva cristiandad sino el oro y la codicia”, donde la cruz es sólo un pretexto en la mente de los conquistadores (10). 

Mackay se horrorizó al ver a la espada prevaleciendo sobre la cruz, al leer que la noche anterior al ataque a Cajamarca se invocó el auxilio divino. La conquista de España fue el comienzo de una teocracia colonial donde los terratenientes eran los evangelistas. Por ello, Mackay destaca la labor de Fray Bartolomé de las Casas, a quien llama el anti-conquistador, definiéndolo como “noble alma cristiana”. (11)

Mackay entra en un análisis sobre la gesta revolucionaria y afirma que “La Revolución Suramericana fue obra combinada de clérigos y legos.” Esto permitió en los años siguientes un creciente dominio de los grupos religiosos, en especial en toda el área de la educación, contra lo que reacciona. 

En la segunda parte del libro, titulada “Una filosofía del cristianismo español” Mackay, fuertemente influido por Unamuno, hace una crítica a la religiosidad que presenta a un Cristo siempre moribundo y débil. Concluye que “Cristo ha sido el centro de un culto a la muerte”. (12) 

Si bien los conquistadores consideraban que traían a Cristo, este Cristo fue moldeado a la imagen de las naciones que conquistaron. Se formó un Cristo criollo falto de humanidad que se presentó como “el niño en los brazos de su madre y el de una víctima dolorida y sangrante”. (13) 

Esta concepción ha impedido ver al Cristo apasionado de los evangelios, el que tiene amor por sus amigos, compasión por la multitud hambrienta, solidaridad con la viuda y enojo con los vendedores de privilegios religiosos. Mackay pasa a destacar ahora otro Cristo que motiva a vivir sin el temor al castigo ni el deseo de recompensa, el Cristo de los místicos españoles, impulsores de una reforma que nunca se dio ya que nunca se le permitió tener eco en la misma España y mucho menos en las colonias. Es decir, el Cristo real que transforma, el amante Salvador y Señor Jesucristo

Mackay presenta a pensadores modernos que propusieron nuevas formas de entender el cristianismo en España. Cita a Menéndez y Pelayo, mostrando como describe a hombres y mujeres que fueron condenados por la iglesia por trabajar en una reforma que era más de modo de vida que de aspecto doctrinal. Presenta luego dos personajes que impactaron su vida: Francisco Giner de los Ríos, que enseñó la restauración de un sentido cristiano de la vida y Miguel de Unamuno, a quien considera como el que buscó la restauración del otro Cristo Español. 

Podemos afirmar que Mackay se considera hermano de los místicos y de los propulsores de una renovación en España. Se considera hermano de las personas que lucharon por un vivir bajo la guía de un Cristo apasionado y fuera de los círculos de poder. Por ello, en la última parte del Otro Cristo español, presenta nuevas corrientes espirituales en América Latina y destaca que con la independencia llegó un sentido de rebeldía contra los moldes de pensamiento antiguos y entre ellos contra la religión establecida por el poder terrenal de turno. 

Debo concluir, no sin antes agradecer a nuestro Padre por siervos de la talla de Juan y Juana Mackay y por esfuerzos como el de la FTL reunida recientemente en Chicago (14), y para rogarle que no permita al enemigo de Cristo aprovechar este crucial momento en la vida de EE.UU. para hacer del ‘evangelicalismo’ norteamericano un relato patriótico terrenal apoyado en el éxito materialista. Oremos para que no haya un ‘ecumenismo’ político-religioso similar al que permitiera la cruel conquista del Nuevo Mundo, seis siglos atrás. Antes, pidamos con fervor, que nos permita anunciar fielmente el Mensaje de Redención hasta el advenimiento final de Su Reino (15).

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Notas 

Ilustración: http://www.noticiacristiana.com/wp-content/uploads/2016/06/Donald-Trump-acept%C3%B3-a-Jes%C3%BAs-como-salvador-asegura-pastor.jpg

01.   Max Lucado. https://es.wikipedia.org/wiki/Max_Lucado  https://maxlucado.com/decency-for-president/ Además, el Papa Francisco ha definido a Trump como ‘no cristiano’; y éste –de alguna manera- imita al Papa en cuanto a la manipulación religiosa basada en el poder terrenal.

02.   http://protestantedigital.com/magacin/39931/Perdon_De_que_ecumenismo_estamos_hablando 

03.    Pensamiento y Vida, Volumen 30, No. 2, segundo semestre 2010: ‘Juan A. Mackay: un teólogo del camino’;   ISSN 1019-6366. Editorial SEBILA Universidad Bíblica Latinoamericana, UBL Apdo 901-1000, San José, Costa Rica, Copyright © 2010; E-mail: [email protected]; www.ubila.net  La revista presenta aportes en las áreas afines al quehacer institucional, en diálogo con los desafíos de la realidad contemporánea.

04.    Romanos 12:2; 1ª Tesalonicenses 5:21.

05.   ‘El otro Cristo español’, página 230. Traducción de Gonzalo Báez-Camargo. México: Casa Unida de Publicaciones, 1952, 11. http://historiayverdad.org/Babilonia/El-otro-cristo-espaniol-juan-a-mackay.pdf

06.   Ibíd. Página 255.

07.   Página web de Free Church of Scotland.

08.   Gerald W. Gillette, entrevistador. “Influencias en mi vida”. Journal of Presbyterian History 56/1 (Spring 1978).

09.   Ibíd. 

10.   Ibíd. Página 45.

11.   Ibíd. Página 59. También leer artículo del presente autor sobre Bartolomé de las Casas publicado en: http://www.academia.edu/7342189/The_Valladolid_Debate_and_Human_Rights_Research_and_text_by

12.   Ibíd., 105. Dice G. Mahecha: ‘Es interesante que los patrones se repiten en muchas iglesias en las cuales se habla más de Satanás que de Cristo o de mamón (el Dios dinero) que de Dios’.

13.   Ibíd. 116.

14.   http://protestantedigital.com/blogs/39945/Protestantismo_latinoamericano_analiza_su_pasado_presente_y_futuro

15.  Mateo 6:10; 24:11-14: ‘Venga tu reino’ (…) Y se levantarán muchos falsos profetas, y a muchos engañarán. Y debido al aumento de la iniquidad, el amor de muchos se enfriará. Pero el que persevere hasta el fin, ése será salvo. Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.’

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