El poder transformador de la palabra XXXVII

Un libro que no parece concluir y cuyas palabras no tienen un día de tregua, es el que trata sobre la persecución de los cristianos.

10 DE JULIO DE 2016 · 10:20

VII Encuentro de oración por la iglesia perseguida en Salamanca. / Jacqueline Alencar,salamanca puertas abiertas
VII Encuentro de oración por la iglesia perseguida en Salamanca. / Jacqueline Alencar

Un libro que no parece concluir y cuyas palabras no tienen un día de tregua, es el que trata sobre la persecución de los cristianos. Pareciera un problema actual, pero sabemos que tales situaciones se dan desde los inicios de la Iglesia. Decía Ted Blake, Director de Puertas Abiertas España, en el último boletín de noticias que publicaron este mes de julio: "... Nuestros hermanos y hermanas que sufren persecución a día de hoy padecen lo mismo que padecía Pablo. Permanecen en lugares peligrosos por amor a los que no conocen a Jesús, y lo arriesgan todo por el gozo de ver a unos pocos (o muchos) rendirse a los pies de Jesús. En vez de preguntarnos si los cristianos que arriesgan su vida en otros lugares son imprudentes, quizá deberíamos preguntarnos: ¿estoy yo arriesgando lo suficiente en mi camino con Jesús?". En 2012 pude hacerle una entrevista que es de lo más actual; la podéis leer aquí.

Admiro, desde mi situación, a aquellos cristianos que deciden quedarse en países ultrapeligrosos como Siria, Irak, México, Corea del Norte... En estos días decía un misionero, en una entrevista, que deciden quedarse en estos países para apoyar a los autóctonos, que no los van a dejar solos, y que los cristianos saben que tienen que dar testimonio público de su fe, que eso es algo natural. Que sólo hay que tener los ojos puestos en Jesús. Porque tienen Esperanza.

Y le preguntaron qué podíamos hacer los de acá desde nuestra comodidad. Ese detalle me hizo volver allá por el año 2009, cuando en un artículo escrito para la revista Sembradoras Nº3 (con un especial sobre la Evangelización), Eduardo Povedano (ex Director de Puertas Abiertas) hizo la misma reflexión: "¿Estamos dispuestos a perderlo todo, a considerar basura todo lo que tenemos, por ganar a Cristo? ¿Estás dispuesto a orar por los cristianos perseguidos? ¿Estás dispuesto a colaborar con Puertas Abiertas en nuestra labor de servir a los cristianos perseguidos? Si algunos cristianos son perseguidos según la voluntad de Dios, ¿cuál será la voluntad de Dios para nosotros frente a la persecución? ¿Qué espera Dios de nosotros?".

 

Boletín de noticias de Puertas Abiertas.

También me impactó saber que en medio de la persecución la unidad es una constante en medio del Cuerpo de Cristo. ¿Te imaginas ser atacado por dos frentes? Gracias a Dios entre nosotros no es así.

Os dejo ese artículo escrito el año 2009 para que podáis constatar su vigencia. 

 

"Cristianos perseguidos: ¿voluntad de Dios?

Fco. Javier Eduardo Povedano*

"De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien. (1 Pedro 4:19)

"Con estas palabras, el apóstol Pedro no sólo cierra un pasaje clave para entender la persecución, sino cualquier posible discrepancia sobre si la persecución bajo la que vivían los cristianos era voluntad de Dios o no. Pedro declara que la persecución que estaban sufriendo los seguidores de Cristo a manos del imperio romano, pena de muerte incluida, era la voluntad de Dios. No sólo eso, en ese pasaje (1 Pedro 4:12-19) el apóstol también se atreve a afirmar que la persecución no debe sorprender al creyente, que no es algo inaudito, sino todo lo contrario. Y en una clara alusión a lo que escuchó de labios de nuestro Señor Jesucristo durante el sermón del monte (Mateo 5:11-12), Pedro anima al que sufre a gozarse, a mirar más allá de lo terrenal y poner los ojos en la experiencia espiritual que rodea a todo perseguido: se convierte en participante de los padecimientos de Cristo, experimentará alegría en el momento de la revelación de la gloria de Jesús, es afortunado porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre él. 

Contamos con un gran número de libros que tratan de explicar el papel que juega Dios en el sufrimiento humano, o bien el papel que juega el sufrimiento en la relación del ser humano con Dios. No me cabe duda de que todas estas obras han sido escritas con la sana intención de ayudarnos a entender nuestro sufrimiento personal, convirtiéndose en herramientas esenciales para aceptar en nuestras propias vidas situaciones en las que nos cuesta percibir la presencia de Dios. La mayoría de estos libros han nacido de la pluma de algún profesional de la salud o de algún teólogo bienintencionado, cuyo conocimiento del dolor, ya sea por el contacto con sus pacientes o por su experiencia personal, les capacita para desvelarnos los secretos de tan escabroso tema. Lamentablemente, otras obras han sido escritas con tanta frivolidad que, no sólo han despojado al sufriente del derecho a dolerse, sino que al dolor le añaden el sentimiento de culpa nacido de una tortuosa doctrina según la cual cristianismo y sufrimiento son antagónicos. Sin embargo, la iglesia nació siendo perseguida y creció como consecuencia de la persecución

Actualmente, según la Comisión de Libertad Religiosa de la Alianza Evangélica Mundial, alrededor de 200 millones de cristianos sufren algún tipo de persecución (viven bajo la amenaza de ser encarcelados, atacados, etc.) y más de 400 millones viven importantes restricciones en sus libertades (discriminación, rechazo, etc.). Iglesias consumidas por el fuego, pastores asesinados, mujeres y niñas violadas, pueblos enteros arrasados por ejércitos, grupos guerrilleros, narcotraficantes, extremistas religiosos o, simplemente, por gente normal y corriente inmersa en una sociedad capaz de hacer nacer y avivar un odio sin sentido hacia una minoría tan insignificante que aparentemente no supone ningún peligro para el orden establecido. Una minoría cuya fuerza reside en su relación con Dios y su defensa en su capacidad de soportar los continuos envites de las olas de violencia con las que son golpeados. Un sufrimiento que, desde países como el nuestro, es difícil de encontrarle sentido, pero aceptado y entendido por aquellos que lo padecen. Y es que, aunque esa minoría parezca insignificante, los cristianos somos capaces de cambiar el mundo o, al menos, a eso hemos sido llamados. Es por eso que el mundo nos aborrece

He tenido el privilegio de visitar algunos de los países en los que Puertas Abiertas realiza su labor sirviendo a los cristianos perseguidos, y puedo asegurar que la mayoría son gente sencilla, en muchos casos analfabeta, pero con una fe firme, profunda, aplastante. Aplastante porque es así como te sientes a su lado. Cuando escuchas sus historias, sientes vértigo, un vértigo provocado por una pregunta que viene a tu mente: ‘¿podría yo pasar por lo que está pasando esta gente?’. La respuesta es sencilla, depende de cuál sea tu relación con Dios, de cuánto tiempo pasas en su presencia, de cuánto confías en Él. En la Navidad de 2007, en India, los grupos hinduistas radicales lanzaron consignas contra los cristianos para impedir que estos celebrasen el nacimiento de Cristo. La población, especialmente en el estado de Orissa, se levantó contra los cristianos con una violencia como jamás se había visto en el país desde que se independizara del Reino Unido en 1947. Durante ese mes de diciembre se contabilizaron más de ochocientos ataques a cristianos, dejando tras de sí varios muertos y miles de desplazados que abandonaron sus casas para salvar la vida. Después de haber transcurrido más de un año desde que ocurrieran estos hechos, muchos de los que huyeron continúan viviendo escondidos por miedo a nuevos ataques, ya que en 2008 la violencia anticristiana fue la tónica general. 

El pasado mes de octubre estuve con el representante de Puertas Abiertas en India. Tras de contar algunos detalles de la situación que estaba padeciendo su país, nuestro hermano dijo: “no obstante, los cristianos en India damos gracias a Dios por lo que está ocurriendo en nuestro país, porque jamás antes habíamos experimentado la unidad que tenemos actualmente”. ¿Estamos dispuestos a pagar ese precio para que el Cuerpo de Cristo experimente esa unidad en España? 2008 fue un año muy diferente para China. Todo el mundo tenía los ojos puestos en ese país, se celebraban los Juegos Olímpicos. Un paso más en su operación de lavado de cara ante la opinión pública internacional con el fin de aparentar una libertad inexistente y un progreso que el pueblo chino está pagando. Los medios de comunicación internacionales se hicieron eco de las protestas públicas que los budistas llevaron a cabo en varios países para denunciar los abusos del gobierno chino en el Tibet. Sin embargo, los pastores y otros líderes cristianos que habitaban en ciudades fueron amenazados o enviados a zonas rurales, donde la represión contra la iglesia no ha menguado, sino todo lo contrario. Se calcula que en China, cada día, entre 10.000 y 14.000 personas entregan sus vidas a Cristo. Y nosotros esperando el avivamiento. ¿Estamos dispuestos a perder nuestras vidas para que otros se salven? Puertas Abiertas trabaja sirviendo a los cristianos perseguidos desde 1955. Después de llevar más de 50 años andando, hombro con hombro, con la Iglesia Perseguida hemos aprendido algunas cosas sobre la persecución. 

Una de las cosas que hemos podido comprobar es que sólo existen tres tipos de persecución: 1)  Religiosa, cuando en un país existe una religión mayoritaria y ésta se convierte en perseguidora. Este sería el caso del hinduismo en India, aunque por lo general, los extremistas religiosos hindúes han optado por formalizar partidos políticos para obtener el respaldo popular. También estarían incluidos todos los países dominados por el Islam. 2)  Política, cuando en un país hay una dictadura, no importa del signo político que sea, y persigue a los cristianos por considerarlos una amenaza a la estabilidad de su gobierno o convierte a los mismos en el chivo expiatorio de los males de la nación. China estaría incluida en este apartado, aunque el país que encabezaría este tipo de persecución sería Corea del Norte, que considera a todos los cristianos colaboradores de occidente y espías de Estados Unidos. 3) Fuego cruzado, cuando en una zona existe un conflicto armado y, por lo tanto, dos bandos enfrentados entre sí, y en medio de los mismos una iglesia que pretende permanecer fi el a Cristo a pesar de las presiones a la que es sometida por ambos bandos. Este tipo de persecución se experimenta principalmente en Latinoamérica, debido a la existencia de un gran número de grupos guerrilleros y al narcotráfico. 

Un país que me gustaría mencionar antes de concluir este artículo es Méjico, y más concretamente el Estado de Chiapas. Lo que se sabe de Chiapas a nivel internacional es que es el Estado donde nació el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y podría pensarse que la persecución que viven los evangélicos en este estado es consecuencia del fuego cruzado, pero no es así. Lo cierto es que la persecución en esta zona es religiosa. Miles de evangélicos lo han perdido todo con abandonar la religión oficial. A algunos los han acusado de ser los autores de una matanza que tuvo lugar en Acteal y llevan en prisión desde 1997. Otros han sido expulsados de sus casas y les han quitado todo, pero no les importa porque su tesoro más importante es Cristo. ¿Estamos dispuestos a perderlo todo, a considerar basura todo lo que tenemos, por ganar a Cristo?

He querido hablar de Chiapas porque en 2006 visité la zona, y pude escuchar en primera persona el testimonio de algunos de estos hermanos que lo habían perdido todo, y cuando digo todo no sólo me refiero a lo material. Conocí a Rosita, una mujer sencilla, callada, cuyo marido, Mariano, fue asesinado a golpes por ser pastor de una pequeña congregación. También conocí a Antonio, un joven que vivía en un pueblecito en el que las autoridades locales cortaban la luz y el agua a los que se “hacían” evangélicos. Antonio tenía un sueño, construir una iglesia en la que los cristianos pudiesen ser atendidos y donde creciesen espiritualmente. En 2007 otros tres hermanos españoles visitaron la zona y conocieron a Antonio. Él les mostró su sueño en una maqueta hecha con cartón. Durante el segundo semestre de 2007, en Puertas Abiertas España estuvimos recaudando fondos para construir una iglesia en Chiapas. Este año hemos recibido algunas fotos de la marcha de la obra y unas palabras de Antonio: “este sueño no se hubiese hecho realidad si no hubiese sido por la ayuda de Puertas Abiertas y el apoyo de nuestros hermanos en España. Sabíamos que Dios estaba con nosotros y ahora podéis ver cómo va todo”, afirma Antonio. “No tengo palabras para agradecer el apoyo que nos habéis dado, sois una bendición. Oro todos los días por vosotros y le pido a Dios que os bendiga y os guíe ahora y siempre”. ¿Estás dispuesto a orar por los cristianos perseguidos? ¿Estás dispuesto a colaborar con Puertas Abiertas en nuestra labor de servir a los cristianos perseguidos? Si algunos cristianos son perseguidos según la voluntad de Dios, ¿cuál será la voluntad de Dios para nosotros frente a la persecución? ¿Qué espera Dios de nosotros?". 

(Finaliza el artículo de E. Povedano)

En Salamanca he podido ver de cerca la labor de dos representantes de Puertas Abiertas: Daniel Fiz y Jesús Sáinz. Ambos realizan una eficiente labor de difusión del papel de este ministerio en favor de la Iglesia Perseguida. Los he escuchado impartiendo charlas, organizando encuentros de oración, difundiendo literatura alusiva al tema, etc.

Al preguntarle a Fiz sobre la actuación de la entidad ante la problemática de los refugiados, durante una conferencia impartida en una iglesia local, comentó que,  "en referencia a la actual crisis migratoria,  se habla mucho del gran número de personas que está llegando a Europa, pero no se oye demasiado sobre aquellas personas que permanecen en sus países de origen y que continúan sufriendo las devastadoras consecuencias del avance de los extremistas y las luchas internas en muchas partes de estas regiones. Puertas Abiertas está focalizando su trabajo y esfuerzo en ayudar a aquellas personas que NO han salido de sus países, que continúan sufriendo por causa de su fe y que en muchos casos han quedado en el olvido. No obstante, como ministerio no somos ajenos a la imperiosa necesidad de ayudar a aquellos que están llegando a nuestro continente en general y a nuestro país en particular. Como ministerio cristiano nos hemos unido a la iniciativa de presentar un frente común, una respuesta única que pueda ser coordinada y organizada de la mejor manera, y por ello somos partícipes de la gestión que está llevando a cabo la entidad Diaconía (www.diaconia.es), a la cual referimos para mayor información sobre los proyectos sociales que se han puesto en marcha con este fin"

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