Sobrevolando la tormenta

Cuando sopla el viento el águila coloca sus enormes, brillantes, fuertes y preciosas alas, y deja que el viento las tome y la lleve muy por encima de la tormenta.

10 DE JULIO DE 2016 · 20:30

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“Cuando hay una tormenta, los pajaritos se esconden; pero las águilas vuelan más alto”

                Mahatma Gandhi

Recuerdo una ocasión en la que estaba volando dentro de un avión. Ya en medio del vuelo y del viaje, aquel avión comenzó a moverse de un modo tremendo; empezó a llover, a levantarse un viento fuerte…. En realidad era una tormenta en medio de un día que parecía noche, y que nos hizo estremecer a todos los que viajábamos en aquel avión. Entonces, el piloto comenzó a tomar altura y más altura y, ¡de repente! Ocurrió como una especie de amanecer muy brillante, se hizo la luz, la calma, la paz….. Estábamos sobrevolando muy por encima de la tormenta.

Me encantan las águilas, me encantan tal y como son y con todas sus características de belleza, vuelo alto, vista inmensa, proceso de rejuvenecimiento……

La Biblia habla mucho de las águilas; pero hay un pasaje muy especial para mi, en el cual el Señor mismo se muestra como un águila protectora para con nosotros:

“Porque la porción del Señor es Su pueblo……. Le halló en tierra de desierto, y en yermo de horrible soledad; lo trajo alrededor….. Lo guardó como a la niña de Su ojo, como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende Sus alas, los toma, los lleva sobre Sus plumas….” Deut. 32.

Estoy segura de que todos conocéis como actúa un águila cuando intuye, huele, otea una fuerte tormenta. ¡Sí! En lugar de esconderse, amilanarse o tener miedo, es como si sintiera dentro de si misma una sensación de fuerza y firmeza; así que, vuela a un lugar muy alto para esperar los vientos. Cuando estos vienen, coloca sus enormes, brillantes, fuertes y preciosas alas, y deja que el viento las tome y la lleve muy por encima de la tormenta.

Mientras abajo hay oscuridad, viento, frío y destrucción en medio de la tormenta, el águila sobrevuela muy alto por encima de ella. El águila no huye llena de temor, utiliza la tormenta para elevarse mucho más alto que ella, y utiliza los vientos a su favor.

En la vida de todo creyente, van a existir tormentas fuertes y recurrentes, vientos recios, hornos calentados siete veces, ríos que pueden anegar, fuegos que amenazan con quemar….. Pero ahí está nuestro Dios, diciendo que todo eso ha de pasar, pero que Él atravesara todo a nuestro lado, y al final, nos librará.

Muchas veces, la vista se nos nubla, se nos empaña por las lágrimas que derramamos en muchas ocasiones; pero aquí viene algo muy hermoso. ¿Recordáis la inmensa vista del águila? De algún modo, esa “vista” nos la da el Espíritu Santo, que es el que nos guiará a toda verdad.

Me encanta como comenta este tema Serafín Contreras Galeano:

“Sé que para ejercitar mi fe y confianza, necesito aceptar los vientos y las tempestades como herramientas de Dios, y mientras las usa para formarme, Él es mi refugio en los días malos, y un día calmará la tempestad, para que yo pueda levantarme para Su Gloria, no la mía”

¿Estás atravesando alguna tormenta demasiado fuerte? ¿El viento de la prueba es demasiado potente y parece que todo se va a destruir contigo en medio? No te quedes a ras de suelo como si fueras una paloma o un gorrión, toma toda la fuerza que tú Dios te da, eleva el vuelo muy alto, extiende tus preciosas alas de águila y….. SOBREVUELA POR ENCIMA DE LA TORMENTA.

Te regalo una poesía que nació hace muy poquito, deseo que todo te resulte de una inmensa bendición….

 

 CUANDO SOPLA EL VIENTO

 

Cuando sopla fuerte el viento suelto mi cabello,

Amarro mis velas y le hago frente al mar.

Y dejo que sople y empuje mi barca.

Sé bien en Quien mi alma puede descansar.

 

Cuando sopla fuerte el viento y amenazan olas,

pongo al frente el rostro como un pedernal.

Seco cada lágrima y miro adelante,

Quien por mi dio Su vida me podrá rescatar.

 

Aprendí que ni el viento, ni el mar ni las olas, 

Podrán nunca conmigo si a mi lado esta,

del que soy la niña de Sus ojos bellos,

del Amor del alma, de mi dulce Paz.

 

Y vendrán más vientos y vendrán más olas,

Y hasta puede que un día llegue el huracán.

Pero cruzaré entonces la bendita orilla,

Y cuando la cruce, ¡Él me abrazará!

 

Y se irá ya el viento, y se irán las olas,

y soltaré el cabello ante el mar de Cristal.

Y viviré entre algodones, dulzuras y calma,

eternalmente a la vera del que me vino a salvar.

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