El poder transformador de la palabra XXXI

Publicamos la segunda parte del artículo ‘Rut: Extranjería y solidaridad’, que escribí en el libro ‘Ellas también cuentan’.

05 DE JUNIO DE 2016 · 05:35

Refugiados, por Dimitar Milkoff (AFP).,
Refugiados, por Dimitar Milkoff (AFP).

Hoy publicamos la segunda parte del artículo "Rut: Extranjería y solidaridad", que escribí en el libro "Ellas también cuentan", donde 21 autoras escribimos sobre otras mujeres de ayer: Lidia Rodríguez, Ester Aguilarte, Esther Martínez, María Rosa Medel, Carmen Sánchez, Sara Marcos, Lola Sánchez, Jacqueline Alencar, Silvia Villares, Carmen Arenas, Ester Martínez Vera, Sussi Mefford, Estela Maris Merlo, Beatriz Garrido, Elisa Herreros, Joana Ortega, Rosa Madrigal, Ruth Giordano, Asun Quintana, Valeria Esteban e Isabel Mª Sánchez. Escriben sobre mujeres de la Biblia, entre ellas: Agar, Sara, Lea, Las parteras, Rahab, Débora, La concubina, Ruth, Ana, la madre de Samuel; Abigail, La mujer de Proverbios, La sierva de Naamán el sirio, La reina Vasti, Esther, María, madre de Jesús; La mujer con flujo de sangre, María Magdalena y Marta, hermana de Lázaro. Además, en el libro nos encontramos con dos poemas/canción del nuevo disco de Eva Betoret.

A través de la vida de cada una de las mujeres de la Biblia, las de este siglo en curso argumentan sobre la valía, la dignidad de esas mujeres, las restauran, y, a través de ellas, rescatan a todas a las que viven encadenadas, tratadas como trapos sucios y con todos sus derechos conculcados... las esclavas del siglo XXI.

 

Rut: Extranjería y solidaridad (segunda parte)

 

Hospitalidad para el hijo pródigo

Y así llegan a Belén. Noemí continúa con el pesimismo a flor de piel, y no pierde tiempo en hacérselo saber a sus amigas de antaño: "No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara, porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso". Pero me llama la atención el hecho de que no se avergüenza de llegar acompañada de una extranjera, una moabita, pues ya había experimentado los sabores de la inmigración. ¡Con la fama que tenían los moabitas!

¿Cómo habríamos actuado en su lugar? A veces la sociedad en la que estamos insertos nos limita, incluso a los hijos de Dios. Tememos dañar nuestra reputación y no actuamos en favor de los empobrecidos y marginados; una prostituta por ejemplo. Nuestra memoria queda en blanco y se borran los recuerdos de Jesús relacionándose con una mujer de dudosa reputación, pobre y samaritana. O tocando a un leproso estigmatizado. O poniendo como ejemplo a los niños. Y seguimos preguntando: ¿quién es mi prójimo?

Así que destacable es la actitud de las amigas de Noemí, pues la reciben con alborozo, apostando por una convivencia pacífica, y sin juzgarla por haber vuelto con las manos vacías. Ni temen contaminarse por relacionarse con una extranjera. Hay mensajes que no necesitan palabras. Sólo basta el ejemplo, el reflejo de Cristo en nosotros.

 

El trabajo y la Ley

A Belén llegan dos mujeres desprovistas de todo, sin nada que aportar. Rut demuestra ser trabajadora, independiente y responsable, pues nada más llegar a la tierra de Noemí, decide buscar el sustento para las dos. Demuestra su humildad al decidir ir a espigar; no se avergüenza ni se escora ante los obstáculos. "Rut salió y comenzó a recoger espigas, en el campo, detrás de los segadores", dice en el capítulo 2. No le importó ir detrás ni recoger lo que otros dejaban caer.  Lo confirman los trabajadores de Booz: " ...No ha dejado de trabajar desde esta mañana  que entró en el campo, hasta ahora que ha venido a descansar un rato en el cobertizo". Vemos cómo todo estaba perfectamente planificado por el Dios en el que ella había confiado. No era por casualidad que había llegado justo al campo que pertenecía a Booz, un pariente de Elimélec, su suegro.

El trato que recibe por parte de los trabajadores del campo de Booz nos muestra el cumplimiento de la Ley con respecto a los extranjeros y necesitados, y para con los trabajadores. ¿Acaso no lo mandó Dios a su pueblo escogido?: “Cuando recojas la cosecha de tu campo y olvides una gavilla, no vuelvas por ella. Déjala para el extranjero, el huérfano y la viuda. Así el Señor tu Dios bendecirá todo el trabajo de tus manos”. […] "Cuando coseches las uvas de tu viña, no repases las ramas; los racimos que queden, déjalos para el inmigrante, el huérfano y la viuda. Recuerda que fuiste esclavo en Egipto. Por eso te ordeno que actúes con justicia” (Deut. 24:19-21) NVI. Dios había diseñado los caminos que propiciaban una convivencia basada en la obediencia a sus mandamientos, donde los excluidos tenían cabida en medio de su pueblo.

Por ello, Rut, la moabita, siente esta tierra como suya y hace usufructo de ella, como obedeciendo aquellas instrucciones que Dios había dado a su pueblo por boca de Jeremías (29.5-7) al pueblo que había deportado de Jerusalén a Babilonia: "Construid casas y habitadlas; plantad huertos y comed de su fruto. Casaos y tened hijos e hijas; y casad a vuestros hijos e hijas, para que a su vez ellos os den nietos. Multiplicaos allá, y no disminuyáis. Además, buscad el bienestar de la ciudad adonde os he deportado, y pedid al Señor por ella, porque vuestro bienestar depende del bienestar de la ciudad". Porque Él sabía muy bien los planes que tenía para Rut y Noemí, planes de bienestar y no de calamidad.

Me admira esta mujer que piensa en los demás y nos ha demostrado que estaba dispuesta al sacrificio. No es alguien que cree que lo merece todo como lo expresa al decir: "¿Cómo es que te he caído tan bien a ti... siendo solo una extranjera? ... aunque ni siquiera soy como una de tus siervas..." (2.10).  

 

Rescate

Rut y Noemí no descansa ron hasta conseguir un pa riente más cercano que pudiese redimirlas, permitiendo que el linaje no se extinguiera. Así, muchas de nuestras hermanas luchan, se sacrifican para que sus familias tengan un futuro aquí y ahora y en el después que todo creyente ansía. En medio de este cuadro surge la iglesia, como aquel campo de Booz donde Rut em pieza a bosquejar su futuro y el de Noemí. La iglesia no solo propicia el acercamiento a Dios, sino también el acceder a un lugar de refugio, de apoyo para cubrir las necesidades de techo, de relaciones, de salud física y mental, de dignidad...

Y vuelve a su suegra con las manos llenas de toda la provisión dada por Booz. Y es en ese momento en que Noemí empieza a vislumbrar una luz en medio de la oscuridad que la había envuelto por un momento. Pudo constatar que su Dios no se había olvidado de ella ni aun en los momentos de su angustia y amargura. Cuando Rut le cuenta todo lo acontecido en los campos de Booz, empieza a pergeñar un proyecto, consciente ahora de que el Dios de Israel estaba detrás del mismo. Hay momentos en que las dificultades nos onnubilan y nuestra frágil memoria hace un paréntesis respecto a nuestra confianza en las promesas de Dios; pero él es fiel y su misericordia no tiene límites para con el hombre. Es paciente y sabe esperar. Y Noemí ya está preparada para ser uno de los instrumentos dentro de los planes de Dios; y Rut, a pesar de su juventud, demuestra sabiduría a la hora de aceptar a su suegra como consejera.

Destaco la confianza de Rut en Dios a tal punto que sigue todos los pasos del osado plan de Noemí,  quien la actualiza respecto a las leyes de Israel, con el fin de asegurarle un futuro.  "Haré todo lo que me has dicho" (3.5), dijo Rut y marchó a la era. Como había hecho desde que salió de Moab, elije con sabiduría la alternativa correcta hallando gracia ante los ojos de Booz, pero sobre todo ante los ojos del Dios de Israel. Y logra que Booz confirme: "Y ahora, hija mía, no tengas miedo.  Haré por ti todo lo que me pidas. Todo mi pueblo sabe que eres una mujer ejemplar" (3.11). El pueblo sabía y era aval de una mujer extranjera. Su fidelidad, lealtad, bondad, la avalaban.

Encontramos a Booz emulando al Señor Jesús, aquel que no se avergonzó de nosotros, más bien dio su vida en rescate nuestro, llevando toda nuestra ignominia; el justo por los injustos. Nos devolvió la dignidad. Booz restaura el nombre de la familia; era un hombre generoso, gentil, protector de los pobres, que cumplía la Ley que Dios había dado a su pueblo, en este caso la del Levirato. Está dispuesto a convertirse en pariente redentor, después de descartar que había otro con más derecho, ya que era un hombre correcto. Rut, cuya entrega es total, se ve recompensada por el Dios de Israel que tenía grandes planes para ella, un esposo y luego un hijo, Obed, quien será el padre de Isaí, padre del rey David. Rut pasa a formar parte de la genealogía de Jesús; ¡qué privilegio! Y Obed sería "el restaurador del alma de Noemí y sustentador de su vejez". Todo había confluido para bien.

 

Mensaje para hoy

Rut puede ser parte de esa nube de testigos que nos animan a seguir la carrera de la fe sabiendo que Dios está en todo tiempo acompañándonos y ofreciéndonos soluciones para lo imposible, así como grandes planes de futuro para nuestras vidas. Es la recompensa para aquellos que deciden hacer Su voluntad. 

Rut también es un ejemplo de desprendimiento decantándose por lo que no se ve más que por lo que se ve, pues su fe está puesta en la gracia de Dios.

Dios nos muestra que él valora y enaltece lo más pequeño, trastocando nuestros patrones humanos. Nos lo pone de ejemplo.

Y ejemplo tenemos en esta joven mujer que muestra los frutos del Espíritu generados por una persona transformada, en este caso una nueva mujer que se acurruca bajo las alas de Dios. Y obtiene su herencia eterna. Ya lo dice Jesús en las Bienaventuranzas: "Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia".

Sigamos, pues, la estela de Rut, siendo imitadores de Cristo.

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