Cómo han pasado los años

He descubierto, a través de los años, que el sentido del éxito para Dios es muy diferente al nuestro.

04 DE JUNIO DE 2016 · 12:50

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Desde luego que no soy poeta, apenas he leído varios de los nuestros de la generación del 27 y algún que otro poeta popular, pero como acabo de cumplir años sobrepasando los sesenta, autorreflexiono en voz alta sobre todo lo que observo a mi alrededor y también acerca de lo que veo y oigo de unos y de otros. 

No tengo tanto tiempo como quisiera para pensar más a fondo sobre tantas cuestiones interesantes que nos depara la vida o que leo en los libros, artículos y diversas publicaciones. Incluso el arte de la meditación serena y reposada de las Escrituras es algo que echo mucho en falta, porque pocas veces lo consigo como se merece esta santa cuestión; pero siendo un ciudadano de a pie de calle, me doy cuenta que apenas como si fuera anteayer, estaba jugando a las canicas en los jardines del hospital de la Santa Cruz en el Raval de Barcelona. No se sabe del todo cómo la vida ha dado tantas vueltas como la noria de una feria cualquiera donde unas veces te encuentras en la cima, aunque con cierto vértigo a la altura (este es mi caso), y otras veces en la parte baja. Y no solo se trata de nosotros, sino de la gente de ayer y de hoy, cómo han cambiado las cosas y cómo hemos cambiado nosotros mismos; nuestras impresiones y percepciones, hoy en día, son muy diferentes a las que fueron antaño. Le agradezco mucho al Señor que llegara a mi vida en mi más temprana juventud y que mi encuentro con Cristo supusiera una auténtica revolución espiritual que trastocó mi mundo por completo y como eso, generó una nueva alegría de vivir y un enorme entusiasmo para compartir el evangelio con mucha gente de mi entorno, viendo a tantos recibir al Señor Jesús como su Salvador personal. Sinceramente creo que tal y como pienso hoy en día, desde una perspectiva intelectual, me resultaría muy difícil responder al llamado de Dios; por eso me siento infinitamente agradecido al Señor por el momento que escoge para cada uno de nosotros, al atraernos hacia Él de una forma tan especial. 

Cuando leo que “Dios nos llamó de las tinieblas a su Luz Admirable”, pienso en cómo me llamó el Señor a mí, cómo pude de alguna forma percibir su penetrante voz que, sin saber del todo cómo fue, alcanzó mi conciencia y traspasó mi alma completamente. Cuarenta y cinco años después he ido y vuelto de muchas empresas en la vida, con aciertos y desaciertos, con alegrías y tristezas, con éxitos y, cómo no, con fracasos rotundos. Sin embargo, he descubierto, a través de los años, que el sentido del éxito para Dios es muy diferente al nuestro. Éxito es definitivamente llegar a conocer y hacer la voluntad de Dios para nuestra vida, este es el verdadero secreto de la felicidad para cualquier ser viviente, esta es la más grande de las bienaventuranzas. 

El mundo actual ya no es el mismo que hace una generación atrás, es otro mundo, aunque la gente de hoy sigue teniendo las mismas necesidades profundas que la de entonces y yo diría que hasta más; pero Satanás está creando grandes espejismos y fascinaciones que seducen  a las masas. Con razón nos describe la Escritura esta lamentación divina: “me dejaron a mí, fuente de aguas vivas y cavaron para sí cisternas rotas”. Desde luego que han cambiado las apariencias desde lo más rudimentario a lo más contemporáneo y se han producido grandes avances tecnológicos, pero el corazón del ser humano sigue tan enfermo y desolado como siempre. Cantaba nuestra recordada Rocío Durcal, tan melódicamente, Como han pasado los años en versión romántica; yo pienso lo mismo en versión cristiana de la vida, que no deja de ser también muy sentimental, pero mucho más satisfactoria. 

Al pasar de los años, hemos conocido al Rey de Gloria y hemos sido testigos de las muchas misericordias de Dios sobre nosotros. Por eso enfilamos la recta más desafiante de la vida, contando de tal modo nuestros días que seamos capaces de traer al corazón esa maravillosa sabiduría divina para enfrentar los momentos más maduros de nuestra existencia. Soli Deo Gloria

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El Tren de la Vida - Cómo han pasado los años