Pero ¿Quién soy yo?

Sigo creyendo en el poder persuasivo e higiénico de la palabra hablada e impresa y, al mismo tiempo me digo: “pero ¿quién soy yo?

08 DE MAYO DE 2016 · 12:20

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Seré atrasado pero sigo creyendo en el poder persuasivo e higiénico de la palabra hablada e impresa y, al mismo tiempo me digo: “pero ¿quién soy yo? para criticar la caridad del Papa.

¿Quién soy yo? para ironizar sobre cómo el mundo se ha conmovido porque Francisco –lejos del de Asís  se llevase 12 pobres refugiados al Vaticano, y ellos musulmanes, como si no hubieran cristianos entre los refugiados; cómo se conmueve el mundo al ver ¡oh gran poder de los medios afines!; cómo lavó los pies a 12 pobres e incluso puso duchas para que no olieran tan mal los que duermen en las columnatas de su palacio Vaticano, y fue a comer con ellos un día a la barriada del Trastévere.

Pero ¿quién soy yo? para recordar a Francisco a ser serios, leerle que Jesús dijo que si alguien te pide el manto, le des hasta la camisa, y que si quieres ser su discípulo, vendas lo que tienes, lo des a los pobres y le sigas. Un cuadro, una estatua, uno de los tesoros de los miles que tiene el museo vaticano habría cubierto de sobra todas esas y muchas otras caridades.

O simplemente abrir plena y totalmente a miles de refugiados, los muchos Hoteles con baños de mármol, mayordomo 24 horas al día, terraza privada con jacuzzi y vista panorámica, habitaciones de más de 100 m2. e, incluso, esencia de flores para perfumar el ambiente, si se solicita, que son algunas de las características y servicios que el turista puede encontrar en los varios hoteles, cinco estrellas, que funcionan en monasterios construidos hace más de seis siglos, y que son propiedad de la Iglesia Católica.

Pero ¿quién soy yo? para decir que lo que este gesto enseña –como otros Papas anteriores aún con menos caridad genuina  con tales hechos y no hechos, es que sigamos acogiéndonos al gesto de dar una limosnita para acallar nuestra conciencia, cosas que también hacemos muchos Protestantes cuando reaccionamos con un poco de caridad, cuando se sale en los medios de comunicación, olvidándose de los necesitados de casa y descuidando la constancia en la ayuda comprometida, pero ¿quién soy yo?.

Y ¿quién soy yo? para, creyendo en la doctrina del Ministro MONTORO, cuando dice: “nadie que haya operado desde paraísos fiscales puede estar en el Ejecutivo” o dedicarse a la política. Y, sin embargo, ahí está el llamado OTEGI, inhabilitado para cargo público hasta el 2021, encabezando una candidatura de la izquierda a la presidencia del gobierno vasco encarnando otra de las corrupciones de España, pero ¿quién soy yo?

¿Quién soy yo? para subrayar que la picaresca, que casi en tono de buen humor, se popularizó en los tiempos del famoso Hidalgo de Miguel de Cervantes; llega a nuestros días a mayor picaresca y sin tono de gracia. Porque una democracia que discute la compatibilidad entre política y asesinato, pero que se muestra inflexible ante la incompatibilidad entre política y dinero off es una democracia picaresca y marchando a lo siniestro.

¿Quién soy yo? para opinar que la política considerada en su tiempo como la suprema ciencia, el menos malo de los gobiernos, se haya convertido en una cabalgata de imágenes y tertulias televisivas, un sainete a la alternativa teatral, un festival de reyertas con guiones insignificantes y sin sentido. Unos políticos que se insultan unos a otros, y que piensan que lo importante es el share, el sondeo, los titulares, los escaños que se pueden sumar, y para ello se elaboran libretos del arte del teatro que van de los dramas, la tragedia, el vodevil y la farsa, pero ¿quién soy yo?.

En tiempos antiguos, el rey de Israel, en el siglo de oro de su reinado, se preocupaba acerca de cómo acudir al Tabernáculo del Altísimo, y sugería, que para entrar en el santuario de Dios eran necesarias: “… manos limpias y un corazón puro” pero, ¿quién soy yo? para denunciar la ONG Ausbanc y su brazo ejecutor, que más bien debiera llamarse “Manos Arriba” (el sindicato que no es sindicato) que se forran los bolsillos a través de denuncias que luego retiran a cambio de dinero.

Creo que en este 400 Aniversario de Cervantes, que en su picaresca literatura, nunca se metió con la canónica, pero sus célebres: “El Lazarillo de Tormes”; “Rinconete y Cortadillo”; “El rufián dichoso” y otras geniales, si conocieran la picaresca actual, aquellos personajes parecerían ahora benditos aprendices. Pues los pícaros de hoy, se dedican a la extorsión inicua, al fresco blanqueo de dinero, a la feroz corrupción. Bajito expresidente de bigote y engominado pelo, denuncia a responsable de Hacienda, por haber denunciado que debe miles de Euros al erario público, pero ¿quién soy yo?

Y ¿quién soy yo? para dar lecciones a un investigador de las drogas del amor en el Centro de Bioética de Oxford, cuando sin complejos afirma: “Si curamos la gripe con fármacos, ¿por qué no la infidelidad? ¡vaya, vaya! así que las drogas aportan amor… y no sé si reír o llorar; pues lo que me parece es que no ha estudiado cuantas infidelidades han producido las drogas: alcohol, LSD, anfetaminas y un largo corolario de estupefacientes. Y qué poco sabe de lo que es el amor.

Pues amar es convivir cuidando muchos detalles: ser benignos, no buscar lo propio, no envanecerse, no tener envidia, no hacer nada indebido, no guardar rencores, no irritarse, no ser injustos, gozarse en la verdad, la ternura la comprensión… en resumen, estar dispuestos a dar la vida por quien se ama… esto sí protege, cura y aleja la infidelidad… pero ¿quién soy yo?.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Desde el corazón - Pero ¿Quién soy yo?