La última carta... quizás

Esta crisis económica, estos latrocinios se producen en el seno de otras graves crisis generadas por el mismo sistema, que muy pocos “representantes del pueblo” denuncian.

26 DE ABRIL DE 2016 · 15:33

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Mi responsabilidad, por mí mismo impuesta, de haber anunciado “Cartas a unos Diputados”, en plural, me insiste a escribiros una más, ésta, quizás la última, y ello para cumplir con el hecho de indicar “pluralidad, es decir, varias cartas”. Pero otra parte de mis emociones me dice: “ya está bien de cartas a unos diputados (nótese que lo escribo en minúsculas), ¿no notas que no te leen ni desde el magazín de Protestante Digital?”; sin embargo aquí estoy, escribiendo otra carta, como cuando era niño y me hacían escribir cartas, para que fuera aprendiendo como un gorrión a piar desafinando y compartir noticias de todas y ninguna parte; bueno, mejor dicho, desde las Empresas “offshore” o desde “La papelería Panamá”.

Si siguiera escribiendo cartas, tendría ya algunas direcciones particulares, pues a la vista de los acontecimientos y las informaciones que recibimos, podría remitirlas a alguno de los grupos en los que se encuadran millones de nuestra sociedad: los poseedores de sociedades “offshore” ya señalados; otro grupo el de los que no duermen tranquilos, ante la posibilidad de que cuando se conozcan los once millones de documentos, queden señalados. Los que se dedican a repatriar dinero que han robado, y aún declaran que si se arrepintieran de lo hecho, dejarían de ser castizos españoles y a los muchos que como yo (a estos para felicitarles, que sigan siendo precisamente los que tributan a Hacienda) no tenemos ni un Euro perdido en Panamá ni en Paraíso Fiscal alguno, sin lamentar esta situación y la falta de influencia social que ello conlleva. 

“Desde el Corazón” escribiría a tantos “diputados” que no estarán probablemente en alguno de estos grupos, pero que están tan inmersos en sus pactos para gobernar, que poco les oigo denunciar (sí lo hacen cuando alguno de sus colegas son de otro partido, y a tal caso le sacan punta electoralista) que nuestra sociedad está atrapada por un sistema económico-financiero generado básicamente por un capitalismo neoliberal. Sistema que está imponiendo su dictadura prácticamente en todo el mundo, condicionando decisivamente el futuro de la comunidad humana a la adoración del dios dinero.

Un Senador escribió a un joven alumno: “… porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. (Primera carta a Timoteo 6:10) y en nuestros días el deseo insaciable de riqueza, ha pervertido la economía, pues lo que busca no es ya la producción de los bienes y servicios necesarios para la comunidad humana, sino la acumulación de riqueza en “offshore” palabra que del idioma inglés literalmente significa "en el mar, alejado de la costa", "ultramar" pero es comúnmente utilizada en diversos ámbitos para indicar el traslado de un recurso o proceso productivo a otro país, ¡vaya, vaya!, es decir, en las manos de las minorías más poderosas de la tierra.

Esta crisis económica, estos latrocinios se producen en el seno de otras graves crisis generadas por el mismo sistema, que muy pocos “representantes del pueblo” denuncian. Dos tercios de la humanidad se hunden en la miseria, la destrucción y el hambre, en países cada vez más excluidos del poder económico, científico y tecnológico.

Y “Desde el Corazón” percibo que la actual crisis no es sólo una crisis económico-financiera. Es una crisis de humanidad, de la humanidad. Una sociedad que dirige la marcha del mundo de una forma inhumana: conduce a unas minorías de poderosos a un bienestar insensato y deshumanizador, y destruye la vida de inmensas mayorías de seres humanos indefensos. La razón –y evidentemente la voz profética de Jesús- ha quedado secuestrada: No se pregunta por los fines, no se habla del sentido que tiene la vida y la historia de la humanidad ni de cuál es el lugar del ser humano en la tierra, excepción hecha de un “homo votante”. Todo se sacrifica al ídolo del Dinero. Al mismo tiempo contrastamos cómo se deterioran los pilares de los modelos morales, educativos, sociales y espirituales, recortando derechos tan básicos como a la asistencia sanitaria o a la educación, o a la investigación o a la libertad religiosa, haciendo crecer el riesgo de la exclusión social de los colectivos más pobres, debilitando la defensa del bien común y dañando la cohesión social. Por otra parte, muchos de sus entretenimientos para investirse de poderes, está gestionando el vacío de contenido la potestad del Parlamento, disolviendo y debilitando gravemente la cultura democrática. 

Y “Desde el Corazón” me pregunto: ¿cómo aprender, a nivel al menos de esta España tan escandalosa, a vivir de manera solidaria y en paz y no tan corrompida? Evidente no con estos sistemas vendidos a Mammón. Sí, regresando a las enseñanzas de Jesús que irrumpe en la historia trayendo un mensaje no del interior de un sistema imperial ni de la institución del Templo, sino con una llamada a vivir experimentando a Dios como una dinámica que nos atrae hacia un mundo más humano y dichoso. Lo que Él llama “el Reino de los Cielos se ha acercado” y la “Buena Noticia” que no quiere dejarnos solos ante nuestros conflictos, sufrimientos y desafíos… pero esto será para otra carta.

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