Un gobernante con altos y bajos

2 Crónicas 15 y 16 y 1 Reyes 15, novelados.

13 DE MARZO DE 2016 · 07:10

1 Reyes 15,
1 Reyes 15

Una gran nube de polvo se levantaba en el desierto.

La comitiva real se dirigía por uno de los serpenteantes caminos de Judá. Por adelante y atrás la carroza va rodeada por aguerridos jinetes.

Inesperadamente un hombre aparece en el camino. Tiene atavío de profeta. El regio séquito se detiene.

- ¿Qué pasa? - inquiere el rey a uno de sus ayudantes que cabalga al lado del espléndido carro. Este responde:

- Hay un individuo que se dice ser un profeta y que tiene un mensaje de Dios para Vd.

- Que se acerque - ordena el soberano.

El enviado de Dios se aproxima. Es un hombre de mediana edad. Aunque nunca ha hablado con él, no le es desconocido. Con voz potente y clara dice:

- “Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín: El SEÑOR estará con vosotros cuando vosotros estéis con él. Si le buscáis, él se dejará hallar; pero si le abandonáis, él os abandonará. Por mucho tiempo ha estado Israel sin el Dios verdadero, sin sacerdote que les enseñase, y sin ley” (2 Crón.15:2,3).

El rey escucha con atención y respeto. Tras otras palabras el profeta finaliza:

- “Pero vosotros, esforzaos; no desfallezcan vuestras manos, porque vuestra obra tiene recompensa” (v.7).

El rey ha oído todo el mensaje. El profeta saluda con sencillez y se retira.

Asa comienza una reforma. Si bien antes había limpiado la tierra de Judá de muchos ídolos, todavía faltaba mucho para hacer. “Cuando Asa oyó estas palabras…tomó ánimo y quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y de Benjamín… También reparó el altar del SEÑOR, que estaba delante del pórtico de la casa del SEÑOR” (v.8).

“Luego hicieron un pacto prometiendo que buscarían al SEÑOR, Dios de sus padres, con todo su corazón y con toda su alma” (v.12). Durante esta festividad en Judá el pueblo entusiasmado promete obediencia: “Juraron al SEÑOR en voz alta y con júbilo, al son de trompetas y de cornetas” (v.14).

Esta celebración y la reciente victoria militar contra los “etíopes” representan las cumbres más altas de la vida pública de Asa. “Juraron con todo su corazón” (v.15). “Así buscaron al SEÑOR con toda su voluntad y él se dejó hallar por ellos. Y el SEÑOR les dio reposo por todas partes”. (v.15)

Han transcurrido 21 años desde esta fiesta de consagración al Señor.

Durante ese tiempo el reino lindante de Israel se ha fortalecido bajo la administración del impío rey Baasa.

El rey de Judá en forma paulatina se ha ido enfriando espiritualmente y su poderío militar también fue menguando en forma progresiva. Aquel avivamiento que había ocurrido 20 años antes ha quedado archivado en las salas obscuras del gran museo de los recuerdos.

El día que nos ocupa, el rey Asa ha convocado al estado mayor del ejército y todas las autoridades civiles y religiosas. Los cortesanos y militares llegan vistiendo sus ropajes de grandes ocasiones.

El amplio salón del palacio está repleto y el rey es anunciado y entra con gran pompa.

- Señores - dice el monarca - Estamos en una crítica y gravísima situación. Nuestro enemigo el rey Baasa de Israel ha venido con un ejército enorme y está reedificando Ramá para después atacar Jerusalén. En este momento el sitio no es total pero no sabemos cuanto tiempo tenemos antes que estemos totalmente cercados (2 Crón.16:1). Quisiera saber qué es lo que los generales opinan.

Se vuelven a parar muchos de los mismos generales que se habían levantado más de veinte años atrás cuando había invadido Zéraj con su ejército de un millón de hombres.

La mayoría de ellos demostraba ahora que no en balde el tiempo había transcurrido. Casi todos tenían canas o calvicie. Sus cuerpos esbeltos de militares habían adquirido el aspecto redondeado que el bienestar, la falta de ejercicio regular y las muchas fiestas pueden traer a los hombres.

Se levanta uno de ellos y dice:

-Majestad, es verdad que el enemigo tiene un ejército mucho mayor y que tienen abundantes provisiones. Nosotros ya estamos experimentando una disminución de nuestros abastecimientos. Si seguimos así vamos a no tener agua que beber o comida para alimentarnos. Propongo que hagamos una salida y ataquemos con todas nuestras fuerzas al enemigo. Buscaremos la bendición de Dios. Sabemos sin embargo que van a haber muchas pérdidas y si no somos exitosos el reino estará perdido. Vuestra excelencia sabe muy bien qué crueles son Baasa y sus generales con sus enemigos.

El rostro del rey Asa se torna súbitamente descolorido y demacrado.

Varios jerarcas militares se levantan diciendo más o menos variantes de la proposición original. Un general de mediana edad por último se levanta y dice: - Alteza. Atacar a Baasa en su estado de fuerza con todas sus defensas bien preparadas es imposible. Yo creo que la única solución es atacarlo simultáneamente por la vanguardia, la retaguardia y los flancos.

Una sonrisa burlona asoma en los rostros de los oficiales. Uno de ellos señala:

-General, su idea me parece brillante. Pero… ¿cómo va a hacer Vd. para atacarlo por atrás si apenas podemos salir de la ciudad?

- Muy fácil - responde el militar - Tenemos que pedir ayuda extranjera. Yo sé que el rey Ben- Hadad de Siria estará muy dispuesto a ayudarnos.

-¿Ud. cree que Ben- Hadad hará esto “por amor al arte”?

- No, de ninguna manera, pero “todos los hombres tienen un precio” y si le pagamos lo suficiente lo hará.

- ¿Pero con qué vamos a pagarle? Los tesoros reales están casi exhaustos - protesta el rey.

Otro oficial de alto rango se levanta y propone:

- Majestad, como Vd. bien sabe, hay momentos en la vida en que hay que hacer decisiones muy difíciles. Si no tenemos la ayuda extranjera Baasa vendrá y nos quitará todo lo que tenemos. Yo prefiero que le demos todo lo que poseemos a Ben- Hadad y que podamos recobrar nuestra soberanía como nación.

Se escucha un murmullo de aprobación y el rey nuevamente empalidece. Su rostro que normalmente es redondo y rubicundo se torna lechoso. Con dificultad se para. Ya no es más aquel hombre sonriente y confiado en el SEÑOR que veinte años atrás había hecho esa plegaria hermosa antes de atacar al enemigo.

- Nuestra única alternativa es utilizar nuestros últimos recursos.

- ¿Cuáles son? - preguntan varias personas al unísono.

Con voz grave y temblorosa el rey dice:

- Yo estoy dispuesto a dar mis tesoros personales; pero vamos a tener que también enviar los tesoros del templo.

El sumo sacerdote se levanta. Está descolorido y desencajado. Con voz temblorosa y casi sollozando dice:

- Majestad. ¿Hay algo que podemos hacer para evitar que se usen los tesoros del Templo? ¡No son nuestros, pertenecen al SEÑOR!

El rey con voz abatida responde:

- No es posible. Nuestro embajador nos dice que el rey de Siria requiere todo lo que poseemos. No tenemos otra opción que usar el oro y la plata del templo.

 

La Historia Bíblica y Nosotros

Hay una falsa filosofía que trata de “utilizar” a Dios para nuestro provecho.

Este sistema de pensamiento dice que “nosotros podemos hacer lo que queremos y si nos arrepentimos Dios nos va a perdonar y todo va a estar bien”.

Toma un principio verdadero que es que Dios perdona al que se arrepiente de verdad. Luego manipula, estrecha y desfigura esta verdad al punto que llega a una conclusión errónea.

Plantea entonces que se puede hacer lo que uno quiere; es decir, aun pecar en forma reiterada con la “tranquilidad” que Dios va a perdonar. Ç

Es muy probable que esta actitud estaba en aquel momento de parte de muchos en Judá. El profeta Azarías les dice claramente: “Si le abandonáis, él os abandonará” (15:2; comp. 2 Tim.2:13).

Las palabras del profeta “por mucho tiempo ha estado Israel sin el Dios verdadero, sin sacerdote que les enseñase, y sin ley” (v. 3) nos hablan de un período muy oscuro. El apóstol Pablo muchos años después se expresa con cierta similitud al decir “Estabais sin Cristo, ..apartados…ajenos a los pactos…sin esperanza y sin Dios en el mundo” (Efe. 2:12).

Si bien Asa había hecho una limpieza importante de los ídolos y otros tipos de contaminación idólatra, todavía quedaba mucho que hacer. Un lavado superficial y parcial de las cosas que abomina el Señor no es suficiente. Pablo expresa el mismo pensamiento al decir “limpiémonos de toda impureza de cuerpo y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (2 Cor. 7:1).

A veces nos preguntamos cuán efectivo es el ministerio y predicación de la Palabra. En este caso vemos claramente que hay un resultado positivo evidente. La aparición del profeta Azarías con un mensaje del Señor inmediatamente después del triunfo contra el ejército de Zéraj es interesante.

Hay un encadenamiento de los eventos que vale la pena recalcar.

1) Ante la crisis de la invasión de Zéraj el etiope, el rey Asa ora.

2) Dios responde y les da una resonante victoria.

3) El Señor envía un mensaje que básicamente dice: “tenéis que buscarme y obedecerme”.

4) Asa responde y continúa la limpieza de la tierra de los ídolos abominables.

5) En el año 15 de su reinado Asa hace una gran celebración y el pueblo jura fidelidad a Dios.

 

Notas al Margen

El poder militar y político especial de los generales del ejército se entrevé en los nombres mencionados (2 Cron 17:14,18) con sus respectivos ejércitos. En este caso cualquiera de ellos contaba con más de cien mil soldados.

La ciudad de Ramá estaba a 8 kilómetros de Jerusalén.

En el año 15 del reinado de Asa durante la celebración religiosa se ofrecen en sacrifico 700 vacas y 7000 ovejas.

 

El liderazgo que hay en nosotros. Alianzas Costosas

Uno de los peligros de los líderes es el de hacer “alianzas” con personas o grupos de convicciones muy distintas y aún contrarias a los efectos de “obtener más fuerza y ser más efectivo”. ¿Andarán dos juntos a menos que se pongan de acuerdo? (Amós 3:3). El adalid tiene que poder reconocer las asociaciones que no convienen por ser contra la doctrina (2 Juan v.9-10).

El poder hacer un proyecto de evangelización con un mayor número de personas, de no ser acompañado por la bendición de Dios no aprovecha.

Es llamativo el concepto expresado en el verso 15 que como resultado de la promesa de buscar al Senior han obtenido “reposo por todas partes”

Luego de una victoria espiritual o secular, es muy frecuente el agotamiento físico y emocional que puede llevar a la depresión. Es posible que esto le sucede a Asa.

Elías luego de su contundente triunfo contra los profetas de Baal se deprime y se quiere morir (I Rey.19:4 y 5).

El rey Asa después de su victoria contra el ejército de Zéraj se beneficia del mensaje del profeta. El resultado es una decisión de “sacar los ídolos” (santificación) (I Juan 5:21) y reedificar el altar del SEÑOR (adoración).

El adalid ve cosas que aunque a veces son obvias otros no las ven. ¿Cómo es posible que nadie se dio cuenta que el altar que estaba frente a la puerta necesitaba reparación? Sin duda no era porque no estuviera bien visible.

El liderazgo de los primeros quince años del reinado de Asa se caracteriza por oración y obediencia al SEÑOR.

La frase “Haya alianza entre tú y yo” es trágica. Desgraciadamente, años después su propio hijo - el buen rey Josafat - va a repetir el error al hacer una coalición militar con Acab y como resultado casi muere en el campo de batalla (2 Crón.18:3).

Nehemías, por el contrario, rechazó la falsa invitación para el diálogo de sus enemigos. (Neh.6:3)

Por otra parte, el participar en “los sufrimientos del evangelio” (2 Tim.1:8) con otros hermanos que andan en los caminos del Señor puede ser de gran bendición. (Hech.13:2; 15:40 y 1 Cor.15:56)

Asa, como líder, tiene que decidir si va a buscar la ayuda del Invisible (Heb.11:27) ) o si trata de usar la “colaboración” del gran ejército sirio que comanda Ben – Hadad.

El Dios de Judá que hacía veinte años estaba tan cerca para ayudarlo ahora parece que está muy lejos.

¡Qué fácil es hacer promesas cuando las trompetas y las cornetas hacen vibrar los corazones! (2 Crón. 15:14) Pero veinte años después parecería que el rey se olvidó del principio que “El SEÑOR estará con vosotros, cuando vosotros estéis con él” (2 Crón.15:2).

 

Temas para desarrollar.

La importancia de la obediencia a Dios y su Palabra.

Las bendiciones que siguen a la obediencia a Dios.

Alianzas peligrosas.

 

Tomado del libro "La lucha entre lo bueno y lo malo" del Dr. Roberto Estévez, publicado por la Editorial Mundo Hispano Casa Bautista de Publicaciones.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Ahondar y discernir - Un gobernante con altos y bajos