El poder transformador de la palabra XIV

Continúo rescatando libros de mi modesta biblioteca y extraigo la biografía de Dietrich Bonhoeffer que escribió Emmanuel Buch Camí.

07 DE FEBRERO DE 2016 · 15:20

Biografía de Dietrich Bonhoeffer por Emmanuel Buch Camí,
Biografía de Dietrich Bonhoeffer por Emmanuel Buch Camí

Continúo rescatando libros de mi modesta biblioteca y extraigo de su hábitat uno que me obsequié hace ya algún tiempo. Se trata de la biografía de Dietrich Bonhoeffer que escribió el pastor Emmanuel Buch Camí en el año 2003, publicado por la Fundación Emmanuel Mournier, como parte de la colección Sinergia.

Dice Emmanuel en la Presentación: "... La historia de Dietrich Bonhoeffer me conmovió desde mi llegada al Seminario Teológico Bautista Español, a finales de 1983. En enero de 1986 firmaba mi primer estudio sobre este teólogo luterano alemán. A través de aquella sencilla investigación pude acercarme un poco más a una personalidad que me cautivó.

En muchos sentidos la figura de Bonhoeffer queda lejos de mi itinerario pietista pero su memoria es la de un cristiano que asombra por su capacidad teológica y que sobrecoge y fascina por el compromiso vital de su fe. En Dietrich Bonhoeffer, trayectoria personal y reflexión teológica son dos caras de una misma realidad...".

Cuando se le pregunta a Buch sobre qué es lo que más le ha impactado de la trayectoria personal y de la reflexión teológica de Bonhoeffer, señala: "De Bonhoeffer me impactó sobre todo el testimonio de su compromiso vital: joven, inteligente, con proyección internacional, lo sacrificó todo al enfrentarse a Hitler invocando el único señorío de Jesucristo sobre su vida.

Cuando la II Guerra Mundial era inminente regresó a Alemania desde EEUU para participar en los sufrimientos de su pueblo. Fue apresado y hecho ejecutado por Hitler pocos días del final de la Guerra. Redactó buena parte de su teología en prisión, con muchas limitaciones; su pensamiento se nos ofrece fragmentado y se presta a diversas interpretaciones. A mí me parece una teología radicalmente cristocéntrica, que hace del seguimiento comprometido de Jesús el eje de la existencia cristiana".

Y al preguntarle sobre lo que llevó al teólogo alemán a una fe disidente y a hablar de una gracia cara, comenta: "Bonhoeffer no ofreció muchas explicaciones acerca de su itinerario personal de fe, pero hay una evidente evolución desde su academicismo intelectualista inicial hasta una vivencia apasionada y radical de la fe en Jesucristo.

Suya es, en efecto, la expresión “gracia cara”. Frente a la “gracia barata”, Bonhoeffer advertía de la manipulación del concepto de la gracia; siendo luterano supo ver la perversión con que algunos se amparaban bajo la invocación de la gracia (vs. obras) como pretexto para la pasividad, la negligencia ética, el bostezo moral, la apatía espiritual. La gracia del Evangelio es cara porque a Dios le costó su propio Hijo y porque al cristiano le cuesta la vida entera, entregada en sacrificio vivo a su Señor".

Volviendo a la biografía de Bonhoeffer, desde que leí el libro por vez primera me impactó la siguiente afirmación que hace Buch: "Me he estremecido a menudo preparando esta biografía. Nacionalismos, exclusiones racistas, belicismos... todo resulta cercano y familiar. Como si tuviera que ver con la realidad presente de Europa y no con un pasado atroz.

Si al leer estas páginas que siguen el lector se siente animado por el testimonio vital de Dietrich Bonhoeffer, si encuentra estímulo para levantarse y resistir las viejas bestias que despiertan de nuevo, si en un clima asfixiante de banalidad y superficialidad se siente apelado a la acción y al compromiso, entonces este trabajo habrá tenido recompensa".

Iniciamos la lectura por esas etapas más suaves de la vida de DB, como su infancia y juventud, su formación teológica y eclesial; la preparación de su tesis doctoral, Sanctorum Communio. Estudio dogmático de la sociología de la Iglesia. El tema de la Iglesia será una constante para él.

Esa Iglesia de la que dice: "¿Qué iglesia es esa que sólo abre la boca para defender a los miembros de su propia comunidad y no dice una palabra sobre la caza del hombre que simultáneamente está teniendo lugar fuera? (...) La Iglesia sólo puede defender su propio espacio luchando no por ella, sino por el mundo, de lo contrario se convierte en una “sociedad religiosa” que lucha sólo por su propia causa, dejando de ser por eso la Iglesia de Dios en el mundo  (…) sólo se aprende a creer (seguir a Jesús) estando del todo a este lado de la vida".

Para mí ha sido conmovedor leer los comentarios que Buch va haciendo sobre los escritos y las vivencias de Bonhoeffer; no se trata de palabras frías que se estampan en el papel, hay afinidades... Hace que Bonhoeffer se nos haga tan actual y que nos ayude a reflexionar en medio de nuestra propia historia de hoy.

Palabras que exhalan compromiso como cuando dice de Bonhoeffer: "Anhelaba que la Iglesia fuera capaz en aquel tiempo terrible de interpelar al Estado a propósito de sus desmanes, servir a las víctimas de los abusos estatales y, llegado el caso, enfrentarse al propio Estado en nombre de aquellas. Bonhoeffer exigía que la Iglesia 'no sólo se preocupara de las víctimas de la máquina de tortura, sino que llegara a parar la máquina".

La verdad es que te sientes interpelado.

Leemos que cuando Bonhoeffer residió en Estados Unidos conoció de primera mano el problema de la discriminación que existía en ese país y "el papel cómplice que jugaban las iglesias de los blancos", pero que no advirtió que una problemática de esta índole se estaba gestando en Alemania. En Nueva York fue testigo de las consecuencias de la gran depresión económica.

Conoció el Harlem neoyorkino y se integró en una iglesia bautista donde participó en distintos ministerios y trabajo con las familias, según nos comenta en el libro Buch. Pareciera que estas vivencias lo estuvieran preparando para lo que experimentaría después en su propio país. Se dice que esta experiencia lo enfrentó de manera radical con el problema ético, la reflexión teológica de Bonhoeffer se hizo cada vez más sensible a las dimensiones éticas y pastorales, en un itinerario desde la cátedra al púlpito, y del púlpito a la calle".

Pero antes ya había estado en Barcelona, en el año 1928, como leemos en las primeras páginas del libro, en el apartado que hace referencia a su formación teológica y eclesial, como pastor en prácticas de la comunidad evangélica de lengua alemana del puerto comercial de Barcelona.

En una carta que escribe a su abuela, dice: “Estas gentes miran a la Iglesia con la misma simpatía que al deporte o al partido nacional alemán”. Se asombra ante la indiferencia de los cristianos ante las desigualdades. Allí descubrió personas necesitadas de ayuda y atención. Desde ya intuimos que esas dos visitas le llevaron a reflexionar sobre la responsabilidad social del cristiano.

Allí la predicación se tornó en "un encuentro apasionante con los oyentes ante la Palabra de Dios". Y la cristología iba ocupando "un lugar central en su reflexión teológica".

Ejemplar es su actitud de no ser indiferente cuando en 1933 el régimen de Hitler establece un boicot a los establecimientos judíos y se intensifican las persecuciones a los comunistas. Y su impacto también se siente en la Universidad. Se dan destituciones, destierros, quemas públicas de libros...

Y no se trata de un donoso escrutinio... También queda establecido que "ninguna sangre extraña" podía subir al púlpito ni aun casarse en altares germanoevangélicos. Bonhoeffer insta a la Iglesia a que se posicione en contra de todos estos desmanes del régimen.

 

Portada del libro

Interesante es adentrarnos en el papel que jugó el Seminario de Finkenwalde, creado como una respuesta al régimen, y clausurado por éste en 1937. Los libros que escribió en la época de Finkenwalde como El precio de la gracia, que "describe la fe y el seguimiento en términos radicales". Dice Bonhoeffer: "... La gracia barata es la gracia considerada como mercancía que hay que liquidar, es el perdón malbaratado, el consuelo malbaratado, es la gracia como almacén inagotable de la Iglesia, de donde la cogen unas manos inconsideradas para distribuirla sin vacilación ni límites; es la gracia sin precio, que no cuesta nada ...

La Iglesia de esta doctrina de la gracia participa ya de esta gracia por su misma doctrina. En esta iglesia, el mundo encuentra un velo barato para cubrir sus pecados, de los que no se arrepiente... Frente a tal concepto de gracia, dice Buch, Bonhoeffer opuso la gracia cara.

El otro libro gestado allí es Vida en comunidad, "un breve ensayo sobre piedad, sobre piedad comunitaria, pero ajeno a toda tentación escapista y exigente desde la primera página...". Destaco su amplia preocupación acerca de los asuntos pastorales.

Lo veo como un mentor de esos que tanto hacen falta, como dice Samuel Escobar en su artículo ¡Urgente! se necesitan mentores, escrito en la revista Alétheia 46. Su comprometida labor en Finkenwalde lo demuestra.

Buch también nos habla de los momentos de resistencia y subversión; de resistencia y cárcel. Esos momentos entre 1939 y 1943 en los que ansiaba una Alemania sin Hitler y se embarca en esta tarea. Para quien todavía no lo haya hecho, invito a adentrarse en las páginas de esta biografía, que nos lleva fácilmente por las distintas etapas de la vida y obra de DB.

Yo solo trazo mis impresiones y destaco los hechos que más me han "sacudido". Y digo que me impactó ese viaje que realizó a los Estados Unidos en 1939, en el que rechazó ofrecimientos de hacerse cargo de los refugiados alemanes que llegaban a ese país y toma la decisión de volver a Alemania.

Quieren preservarle la vida, pero él siente el compromiso radical. Así lo dice en una carta a Reinhold Niebuhr: "... Me equivoqué al venir a América. En esta etapa difícil de nuestra historia nacional, debo vivir con el pueblo cristiano de Alemania. No tendré ningún derecho a participar en la reconstrucción de la vida cristiana alemana de la postguerra si no participo con mi pueblo en las pruebas de estos años...".

Dice Buch que "De manera decidida y consciente se involucró en la realidad de su tiempo y de su pueblo, tomó partido desde su fe y sus convicciones, al tiempo que éstas eran elaboradas de nuevo a la luz de las demandas de la vida. Con su compromiso asumió también la responsabilidad e incluso la culpa que trajera su empeño decidido por un futuro distinto del que la locura de aquellos días parecían presagiar".

Destaco la mención que se hace de su relación con el filósofo Theodor Litt, con quien aprendió a considerar desde su fe la realidad presente...; y también con Oskar Hammelsbeck, con el que "aprendió a considerar con nuevos ojos el ámbito secular y a servir a su Iglesia siendo sensible a las demandas del mundo no eclesial.

Así, Dietrich Bonhoeffer fue madurando sus tesis y actitudes vitales sobre la responsabilidad del cristiano en el mundo, y la percepción de la Iglesia como Iglesia-para-el-mundo". Y también la influencia de Karl Barth.

Bonhoeffer no elaboró la mayor parte de su producción teológica desde la comodidad de un despacho, sino desde la cárcel, en medio de dificultades, bombardeos, maltratos. Buch nos comenta sobre su libro Resistencia y sumisión, donde se nos relata lo que fue su vida en la prisión, página a página. Nos habla de su Ética, y de ella quiero destacar algún fragmento de esa confesión de culpa de la Iglesia, que cita Buch:

"La iglesia confiesa que su predicación acerca de un solo Dios, que se ha revelado en Jesucristo para todos los tiempos y que no tolera otros dioses junto a sí, no ha sido orientada abiertamente y con suficiente claridad... Muchas veces ha renegado de su oficio de vigilancia y consolación. Con ello ha negado muchas veces a los desterrados y a los despreciados la misericordia que les debía [...]".

Sugiero que os adentréis en las páginas de esta biografía de solo 112 páginas que nos retrata a Bonhoeffer de forma integral. Aquel que antes de subir sereno al cadalso hizo una oración a su Dios.

Hoy recuerdo que vi por primera vez este libro cuando asistí, como oyente interesada en el pensamiento de D.B., y con deseos de difundir la noticia, al encuentro que se realizó en Valencia en el año 2010 en la Primera Iglesia Bautista de la calle Quart. El teólogo alemán fue el centro de toda la actividad.

Así lo resumí para este medio:

"Un encuentro de gran significado se celebró en Valencia, el pasado 10 de septiembre de 2010 en la sede de la Primera Iglesia Bautista. Samuel Escobar, René Padilla, Eduardo Delás y Emmanuel Buch expusieron sus reflexiones en torno a la vida y el pensamiento de Dietrich Bonhoeffer, así como de la actividad teológica y editorial en América Latina.

 

Participantes en el encuentro

Con asistencia de invitados de Madrid, Salamanca y de la propia Valencia se entabló un interesante coloquio dirigido por Samuel Escobar. Es digna de mención la ingente obra del teólogo peruano, no sólo por sus aportes a la literatura protestante, sino por sus constantes esfuerzos en materia de divulgación evangélica, a través de charlas, coloquios y seminarios que coordina o participa.

 

“UNA PIEDAD CRISTIANA INSOBORNABLE”

El apartado sobre Bonhoeffer estuvo a cargo de Eduardo Delás, pastor de la Primera Iglesia Bautista de Valencia, y de Emmanuel Buch, pastor de la Iglesia Evangélica Cristo Vive de Madrid. Oírles hablar sobre Bonhoeffer fue impactante.

Se destacó su talante profético, su radicalidad evangélica y su propuesta de un cristianismo para el mundo; un cristianismo que nos reta a salir de nuestros locales para proclamar a los cuatro vientos las Buenas Noticias, recordándonos que Jesús vivía entre sus enemigos porque es allí donde debía ejercer su misión, allí estaba la pobreza y la marginación, que fue con lo que se enfrentó Dietrich Bonhoeffer cuando se dio de cara con estos elementos en Barcelona y en Harlem (NY). Buch destacó la coherencia de quien era poseedor de “una piedad cristiana insobornable”.


TEOLOGÍA PARA LA VIDA

Por su parte, René Padilla, reconocido teólogo latinoamericano y presidente emérito de la bonaerense Fundación Kairós, además de profesor, editor e impulsor de IFES en 1959, conjuntamente con Samuel Escobar, vino a despertar nuestra conciencia social. Resaltó la importancia de las dimensiones sociales del evangelio, en lo que los cristianos tenemos una gran responsabilidad, pues “Dios espera que su pueblo responda ante la injusticia social”.

Mencionó que se debe hacer reflexión teológica tomando el contexto político y social. A esto se están abocando los teólogos latinoamericanos, conscientes que la solución del problema social no radica sólo con la evangelización.

Como uno de los progenitores de la Misión Integral, Padilla insistió en nuestro compromiso para con la sociedad por el hecho de ser cristianos. Siempre que esta responsabilidad social esté sustentada bíblicamente. También comentó que la iglesia local tiene que tomar en serio la misión de Dios.

La Iglesia debe dejar de ser un templo para convertirse en un centro de transformación: “Niños, jóvenes, ancianos, pueden desempeñar una tarea. Pues desde la perspectiva de Dios desde el más desapercibido puede hacer algo grande”.

Finalmente, concluyó que en todos estos aspectos está trabajando y colaborando con las iglesias, la Fraternidad Teológica Latinoamericana, que lleva ya 39 años en esta tarea, impulsando una Teología para la vida y el escucharnos los unos a los otros.

Allí, en ese año 2010, empezó a gestarse en mi pensamiento y corazón el número de la revista Sembradoras que pronto se presentará y que dedica gran parte de sus páginas a Dietrich Bonhoeffer, en el setenta aniversario de su muerte, ese 9 de abril de 1945.

Es de una actualidad sorprendente.

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