Misión y comisión

La obra, de acuerdo a su autor, tiene “el propósito de motivar, sencillamente, la reflexión misiológica”. 

07 DE NOVIEMBRE DE 2015 · 22:56

Detalle de portada.,
Detalle de portada.

El autor es un misiólogo bien conocido mundialmente. Antes de llegar a serlo, realizó obra misionera y docente en Chiapas, México. El doctor Carlos Van Engen (que gusta ser llamado Carlitos de Las Casas), escribió un libro titulado Misión y comisión, historias de mi tierra (Ediciones Puma, Lima, 2014), que contiene relatos sobre creyentes evangélicos que hacen misión dese abajo, a ras de pueblo.

Carlos Van Engen es profesor de misiología en el Seminario Fuller, en Pasadena California, Es también autor de varias obras, tanto en inglés como en español, entre ellas; God's Missionary People: Rethinking the Purpose of the Local Church (hay versión en español); Paradigm Shifts In Christian Witness: Insights from Anthropology, Communication, and Spiritual Power (junto con J. Dudley Woodberry); Mission on the Way: Issues in Mission Theology; Footprints of God: A Narrative Theology of Mission (junto con Nancy Thomas); y Chiapas para Cristo: principios de compañerismo en misión (libro editado en México, por Casa Unida de Publicaciones). Esta obra recoge en cada capítulo las reflexiones bíblicas, históricas, culturales y misionales fruto de varias experiencias intelectuales y espirituales de misioneros de la Iglesia Reformada en América, y que  llegaron a Chiapas invitados por grupos de creyentes chiapanecos. Carlos Van Engen me invitó a escribir la presentación del libro, la cual di a conocer en Protestante Digital (http://protestantedigital.com/magacin/12073/Prologo_a_Chiapas_para_Cristo). 

La pequeña obra, solamente lo es por el número de páginas, contiene hermosas lecciones sobre cómo personas sencillas han encarnado la misión en distintas poblaciones de Chiapas. Sobre su contenido escribe Van Engen: “Las historias que se presentan en esta obra ocurrieron en el estado de Chiapas, que se encuentra más al sur de México, en la frontera con Guatemala. Chiapas ha sido, y sigue siendo, uno de los estados más pobres y conflictivos de la república mexicana. Sin embargo, el Espíritu Santo ha estado allí obrando por medio de personas humildes, de tal manera que más de la tercera parte de la población es ahora evangélica, hecho que ha transformado su realidad personal y social”.

 

Misión y comisión

El doctor Carlos Van Engen nació en México, hijo de la segunda pareja misionera de la Iglesia Reformada en América que llegó a Chiapas, Gerardo y Ruth Van Engen, quienes permanecieron en la entidad por tres décadas y media (de 1943 a 1978). El autor del libro que estamos refiriendo se crió en San Cristóbal de Las Casas, “ciudad que fue creada en el año de 1520 cuando [Hernán] Cortés dejó a su teniente, Diego de Mazariegos, allá en los altos […] Mi pueblo debe su nombre al español Bartolomé de Las Casas, famoso [primer] obispo [de Chiapas] y monje defensor de los pueblos precolombinos de las Américas”.

La obra, de acuerdo a su autor, tiene “el propósito de motivar, sencillamente, la reflexión misiológica”. El objetivo, así lo creo, se logra con creces porque mediante las narraciones de cómo creyentes evangélicos han encarnado la encomienda neotestamentaria de dar a conocer el Evangelio y discipular a su coterráneos el lector(a) descubre lo que es hacer misión cotidiana y en medio de muchas limitaciones materiales. Casos como los que cita Van Engen, multiplicados por miles, son los que explican en buena medida por qué en Chiapas han enraizado las iglesias evangélicas, de tal modo que es hoy el estado más protestante, o menos católico romano, de México. Y es en la población indígena donde el crecimiento evangélico tiene su mayor intensidad.

En Van Engen confluyen varias identidades, que combinadas le dan una sensibilidad especial para ver ángulos de la misión que, tal vez, les cuesta más trabajo percibir a personas con un trasfondo menos plural. Cuando a él le preguntan quién es, gusta de responder que en América Latina le llaman de cariño, o en broma, Carlitos, aunque mide cerca de dos metros. Dice que “tiene cara gringa, apellido holandés y corazón mexicano”.

Uno de los aportes principales que los indígenas chiapanecos dejaron en la formación de Carlos Van Engen es el de la integralidad de las personas, ya que en la cosmovisión de los pueblos originarios lo espiritual y lo material son indisolubles: “Los mayas me enseñaron otra forma de ver la existencia. Me enseñaron que el alma es el centro, y cuando Dios viene y toca el alma, toca todo. Esto es muy similar al Antiguo Testamento. Representa una perspectiva hebraica. También representa una perspectiva muy antigua entre los chinos y los africanos, los del sur del Pacífico, entre las civilizaciones más antiguas. Y esta perspectiva más unida e integral es bastante bíblica.

Cada capítulo del libro contiene un principio misiológico, y el mismo es ejemplificado con una historia de cómo ha sido encarnada tal enseñanza en la vida de un sencillo(a) creyente chiapaneco(a). Estas vidas han dejados su impronta en Van Engen, y también quedan grabadas en quienes leemos el libro, ya que somos confrontados por hombres y mujeres que desde su pobreza material y de manera sacrificada siguen a Jesús y lo dan a conocer en poblaciones de Chiapas. Es la misión desde abajo la que le da vitalidad a las comunidades protestantes/evangélicas, porque, como concluye Carlos Van Engen “historias como las que les he contado en este librito se han repetido a lo largo del Continente durante los pasados siglos, como también en toda la historia de la misión de la iglesia a través de los siglos, alrededor del mundo. No es que Dios no quiera usar también al sabio, al rico, al educado, al empresario, al poderoso. Dios quiere usarlos a ellos también en su misión. Pero la historia de la misión nos enseña que muy a menudo a Dios le complace usar personas inesperadas, en maneras sorprendentes, para efectuar su misión”.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Kairós y Cronos - Misión y comisión