El hombre, una carga para si mismo

Estructura y tectónica de la personalidad en el Nuevo Testamento (III)

26 DE SEPTIEMBRE DE 2015 · 23:05

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Por otro lado el libro de Job nos lanza un gran desafío para introducirnos en el estudio del Psicoanálisis de la Existencia. El profeta Jeremías, realiza unas afirmaciones sobre el centro de la personalidad del hombre, a la hora de estudiar su estructura, que debemos de tener en cuenta: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso (heb-lit = desesperadamente malo. V. M.); ¿quién lo conocerá?. Yo Jehová que escudriño (en el N.T. = yo soy el que escudriña la mente y el corazón. Apoc. 2:23) la mente, que prueba el corazón (Jer. 17:9-10).

Existen diversos métodos científicos para llegar a conocer los contenidos noéticos y afectivos del corazón humano; pero aún las investigaciones intrapsíquicas más eficientes, que sondean la esfera de nuestra intimidad psico-afectiva, no pueden alcanzar los estratos más profundos de nuestro ser.

Hay contenidos reprimidos en los rincones más obscuros de nuestra alma a los que no pueden alcanzar los mejores sondeos científicos, desenmascararlos y elevarlos al campo yóico de nuestra mente; es decir: hacerlos conscientes.

El corazón del hombre como centro de nuestra realidad intrapsiquica o psico-pneumática (alma-espíritu) es la fuente primordial de la que brota la angustia que oprime nuestra existencia y constituye la fuente y el núcleo de la mayoría de nuestros trastornos mentales. Es el libro de Job el que nos presenta al hombre (varón/mujer) como una carga para si mismo.

En la confrontación dialéctica de Job con los amigos que vienen a intentar consolarle, y en un momento culminante de esa confrontación, uno de ellos, Elifaz, contesta a Job con una argumentación extraordinariamente profunda y existencialmente apasionante: “He aquí tú enseñabas a muchos y fortalecías las manos débiles; al que tropezaba enderezaban tus palabras, y esforzabas (heb = reforzabas) las rodillas que decaían. Mas ahora que el mal ha venido sobre ti, te desalientas (B. de J. = te deprimes); y cuando ha llegado hasta ti, te turbas (V.M. = estás desesperado)” Job 4:3-5.

Y mas adelante en el capítulo cinco, sigue argumentado Elifaz, en cuanto a la génesis de la angustia humana, y dice: “Porque la aflicción no sale del polvo, ni la molestia (heb = desdicha) brota de la tierra. Pero como las chispas (heb = los hijos de la llama) se levantan para volar por el aire, así el hombre (varón/mujer) nace para la aflicción (la versión de la Biblia de Jerusalén, traduce de una forma magistral este, último texto: es el hombre quién la aflicción engendra” Job 5:6-7.

Jesús de Nazaret nos enseñó cual era el centro intrapsiquico donde se generaba la conducta que contaminaba nuestra vida y cuales son sus contenidos; según el Evangelio de Marcos, decía “que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones (del gr = inmoralidades sexuales, pornografía, prostitución, adulterio, etc.), los homicidios, los hurtos, la avaricia (del gr = ansia de tener más y más), las maldades, el engaño (gr = el dolo), la lascivia (el sentido en el griego es: el desenfrenado instinto sexual, la desvergüenza, el libertinaje y en definitiva, quitar el freno, quitar la vergüenza), la envidia (lit = el mal de ojo), la soberbia, la INSENSATEZ (se refiere a lo que se elabora a nivel inconsciente en cuanto a los TRASTORNOS MENTALES; naturalmente entre ellos está incluida LA ANGUSTIA, que es el núcleo a partir del cual se deviene cualquier alteración psicopatológica, que hará posible que el ser humano se vivencie, existencialmente, como UNA CARGA PARA SI MISMO). Todas estas maldades (lit = cosas malas) de dentro salen, y contaminan al hombre.

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