El caos exegético invade la iglesia

Las especulaciones más estrafalarias se transmiten con la autoridad de la radio, televisión, revistas e incluso prestigiosas casas editoras a muchos millones de personas.

13 DE SEPTIEMBRE DE 2015 · 20:00

,biblia rota, gafas rotas

La iglesia vive por la palabra que la alimenta y que ella proclama. Nunca puede ser más saludable de lo que está su interpretación bíblica.  Eso requiere en todos y todas un discernimiento crítico y un saludable "sospechómetro" ante toda enseñanza. En eso, nuestra consigna y nuestro imperativo es el mandamiento bíblico de "examinarlo todo" (1Tes 5:21), "para ver si estas cosas son así" (Hch 17:11).

Siempre ha habido interpretaciones especulativas, especialmente en la exégesis del Apocalipsis. Pero en años recientes la interpretación tendenciosa se ha extendido como un cáncer a casi toda la temática bíblica.

Las especulaciones más estrafalarias se transmiten, con la autoridad de la radio y la televisión, a muchos millones de personas. Algunas revistas evangélicas publican sin crítica artículos que tergiversan las escrituras.

Prestigiosas casas editoras, antes más cuidadosas de la seriedad de sus publicaciones, publican libros que son más propaganda que exégesis.

Y aún los evangélicos cultos parecen estar un poco anestesiados para quedar insensibles a las evidencias de exégesis dudosa.

De un libro reciente, lleno de interpretación cuestionable, varios amigos, muy preparados teológicamente, me sorprendieron con sus entusiasmados elogios. Sospecho que el concepto moderno de "tolerancia" esté convirtiéndonos de creyentes críticos en creyentes crédulos.

La exégesis es la ciencia histórica que busca la interpretación más probable de un texto. Los métodos básicos fueron desarrollados por los humanistas del siglo quince y adoptados y aplicados por los reformadores protestantes.

La exégesis requiere una empatía grande con el contexto original del texto mismo con su propia agenda, semántica etc. Cumplida esa tarea exegética, sigue la tarea de "releer" ese mensaje antiguo para el nuevo contexto nuestro hoy. Esas relecturas deben ser fieles al previo trabajo exegético pero no deben repetirlo mecánicamente, a espaldas del nuevo contexto histórico.

Estoy cada día más convencido de que la exégesis es una ciencia histórica, con sus propios métodos y reglas, en busca de la interpretación más probable de un texto escrito. Creo que la iglesia está en una crisis exegética en que tanto simples creyentes como también importantes líderes carecen de métodos y criterios para evaluar con discernimiento las diversas ofertas exegéticas.

Sobra mencionar la jungla de interpretaciones especulativas y tendenciosas del Apocalipsis, pero el fenómeno se va generalizando en los púlpitos y en las cátedras académicas.

Un gran signo de esperanza ha sido el surgimiento de una comunidad exegética inter-confesional. Gracias al impresionante movimiento bíblico dentro de la iglesia católica y un despertar de la exégesis evangélica (F.F. Bruce, Gordon Fee y muchos) y otros sectores de un ecumenismo bíblico, tienden a surgir algunos consensos exegéticos muy positivos. Eso me animó mucho en mi trabajo sobre el Apocalipsis pero también en patrística y otros campos de estudio. Ante esa realidad ninguna exégesis puede ser aislacionista, "en el closet". Por eso el debate es indispensable y el cuestionar y debatir es un sagrado deber.

En un segundo artículo, el próximo domingo, resumiré algunos problemas exegéticos que ilustran estos principios en varios de los muchos campos de interpretación.

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