Palabras huecas y palabras de vida

El diálogo es un intercambio en el que la palabra comunica, acerca, enriquece. Pero es común el ‘diálogo de sordos’, intercambio de monólogos que sólo necesita al otro para ser escuchado.

22 DE AGOSTO DE 2015 · 18:00

,Varoufakis, Tsipras

Lo que ocurre en Grecia sigue siendo noticia. Y lo es más cuando pensamos en lo que esa nación ha sido en la Antigüedad; en la manera que la filosofía, la ciencia y el arte griegos permearon Occidente y contribuyeron a dar forma a nuestra cultura. En muchos sentidos debemos a la civilización helénica lo que somos como individuos y como sociedad organizada. Nuevas naciones y el desarrollo del conocimiento le deben gratitud a esa enorme influencia.

Este emblemático país ha colapsado en el contexto de la Unión Europea debido a su manejo económico y político. Los discursos políticos no pudieron con la realidad de los números. Al fin y al cabo, la soberanía de cualquier Estado no es la que asume el ‘relato oficial’ sino la realidad que viven sus habitantes cada día. En las instituciones conducidas con un doble mensaje llega un momento de quiebre y cambio. El abismo que existe entre lo que se dice y lo que se hace no puede taparse con nada; por sanas que sean las intenciones y por decentes que sean las personas que lo intenten.  Nadie puede ser acusado de mal intencionado por haber fracasado. Pero, si el electorado esperaba ser gobernado en paz y bonanza y es el único afectado tarde o temprano se vuelve dedo acusador de los responsables.

El ingeniero Alexis Tsipras se convirtió en primer ministro de Grecia el 26 de enero de 2015 gracias a la Coalición de Izquierda Radical denominada ‘Syriza’, principal fuerza política de oposición griega entre 2012 y 2014. Hubo semejanzas con otras elecciones conocidas.

Tsipras, tras una dura lucha entre promesas electorales y contradicciones en su gestión, acaba de resignar a su cargo tras poco más de siete meses en el cargo. La deuda externa griega es la bomba de tiempo que este joven político no pudo desactivar. A pesar de haber cedido a las condiciones de extrema austeridad exigidas por la UE la bomba sigue en cuenta regresiva. Si estallase terminaría por hundir a la nación y la onda expansiva dañaría la estabilidad del euro; eso es lo que pronostican los expertos en política económica.

Tsipras debió enfrentar la crisis interna de la coalición por actuar en contra de lo acordado. El primero en abandonar el barco fue su ministro de economía, Yanis Varufakis, con quien aparece en la foto que encabeza este artículo. El dúo había sido aclamado cuando prometieron no pagar la deuda externa y reclamar la ‘histórica indemnización’ no pagada a Grecia por los daños que los nazis le causaron en la Segunda Guerra Mundial. No cumplieron.

Hace horas, un demacrado Tsipras decía: “Sé que no logramos todo lo que prometimos al pueblo griego pero hemos salvado al país, diciendo a Europa que la austeridad debe terminar”. Menudo beneficio le hace a la ingeniería haber hablado y actuado como lo hizo este ingeniero1.

Este ejemplo es traído a colación no solo por los estrechos lazos de la familia real, políticos y económicos que unen a España y Grecia; prueba de lo cual es el aporte español de más de 10 mil millones de euros para ayudar al país amigo. Antes, el objetivo de esta nota es tomarlo solo como ejemplo de lo que ocurre cuando las palabras y los hechos entran en colisión.

Mientras daba forma en mi mente a este artículo, me crucé con un par de punzantes escritos del pintoresco humorista asturiano Juan Carlos Alonso2. En su serie que denomina bitácora personal  y titula ‘Contando cosas’ Alonso explica qué es un “diálogo de sordos”.  Dice:

“Traigo a colación esta anécdota que contaba un amigo mío, de profesión tocólogo, sin poder asegurar si se trata de un chiste o de un sucedido.”  El inimaginable diálogo entre una pareja de aldeanos que consulta al ginecólogo por no poder tener descendencia es este:

“El marido le dice: -Mire doctor, es que tenemos un problema. Mi mujer y yo queremos tener condescendencia, pero no sabemos si es porque soy omnipotente o porque mi mujer es histérica. Que ná. Anteriormente habíamos ido a otro doctor, y nos dijo que mi mujer tenía la vajilla rota y la emperatriz subida, y como además la operaron de la basílica balear, no sabemos si eso puede influir. El hombre continuó, ante el gesto impertérrito del doctor: -También a mi hace años me operaron de la protesta y a lo mejor me han dejado escuelas en el cuerpo. Nos recomendaron ir a un médico de la capital que era muy bueno. En esa consulta, a mi mujer le hicieron una coreografía y el médico nos dijo que no veía nada raro.

Nos volvimos para aquí y otro doctor nos recomendó hacer vida marítima. Y nos fuimos a la costa, y en todas las playas hacíamos vida marítima. Pero nada. Además, mi mujer hace tiempo tuvo un alboroto y le nació el féretro muerto y a lo mejor eso ha influido. Pero yo creo que mi mujer es frigorífica, porque nunca llega al orégano. Después de escuchar pacientemente al marido, el ginecólogo contesta: -Me parece que usted lo que tiene es un problema de especulación atroz.” 3

Entre lo serio del primer caso y lo risueño del segundo me queda el sabor agridulce de percibir lo poco que valoramos nuestras palabras antes de soltarlas. Usar livianamente las palabras es una constante –con honrosas excepciones- desde que hay seres humanos.

No caben dudas de que la tergiversación del significado de las palabras se agudiza a causa de los desubicados que libran la feroz y creciente competencia entre los medios de comunicación.

 

¿Y EN EL ‘MUNDO EVANGÉLICO’ QUÉ?

Los creyentes en Jesucristo y en su evangelio alimentan la fe en la Palabra. Pero, es probable que haya los que dicen ser ‘cristianos’ y que leen poco o nada las Escrituras.

Cierta vez un pastor pentecostal amigo me invitó a dirigir unos cultos especiales en su iglesia. Para ir ‘entrando en calor’ y dar tiempo a que los que llegaban retrasados fuesen ubicados por los ujieres, fui haciendo unas preguntas relacionadas con los cánticos elegidos para la ocasión.  Pregunté: ¿Cuántos de los que estamos aquí leemos metódicamente la Biblia todos los días? Ninguno de los presentes levantamos la mano. Descubriendo el repentino silencio que reinaba en esos segundos, seguí preguntando:

¿Cuántos leyeron su Biblia dos veces la semana pasada? Un par de manos se alzaron. ¿Quiénes leyeron un texto bíblico hoy? Pregunté para finalizar. No más de una docena de manos respondieron. Para una concurrencia de un par de cientos, eso es solo una prueba de lo poco que leemos la Palabra de la cual proviene nuestra fe. Muchos ‘cristianos’ solamente abren sus Biblias y la leen en el culto de su congregación local. De modo que nunca disfrutan ‘de primera mano’ en sus casas; van a comer de las viandas preparadas por otros.

Las Biblias no existieron siempre. Mucho después de escritos los libros de la Torá no se había escrito lo que llamamos Nuevo Testamento. Tampoco se habían traducido los manuscritos griegos ni se había inventado la imprenta.

El Señor Jesucristo no celebraba cultos como hacemos nosotros. El Maestro de Galilea hablaba y obraba cumpliendo las profecías que de Él se habían escrito.

En algunas ocasiones Jesús comenzaba sus frases utilizando las formas ‘de cierto os digo’ (50 veces), ‘de cierto, de cierto os digo’ (25 veces) y ‘en verdad os digo’ (4 veces). Lo hacía para diferenciarse de los fariseos que repetían sus falsas interpretaciones para atemorizar y explotar al pueblo. Para marcar ese contraste comparto las siguientes palabras de Jesús:

“Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.” 4

“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. (…) De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” 5

“De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?” 6

“Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente.” 7

“De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo;(…) Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. (…) Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.” 8

“(…) De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. (…) De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte.” 9

“De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. (…) Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.” 10

“De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.” 11

“De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. (…) De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. (…) De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.” 12

Creer en Jesucristo cambia el lenguaje. Al estudiar las Escrituras el Espíritu nos revela valiosas verdades escondidas en cada palabra. Por vivir en diálogo íntimo con Él somos testigos a otros de Su Revelación, día tras día. ¡Él nos ayude a ser agentes de cambio en este mundo!

 

 

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Notas

Ilustración: Diálogo entre los líderes griegos al comienzo del efímero gobierno de coalición.

http://www.deperu.com/imagenes/afp/2015-I/bef23207349b728191e0540c5f5506bb2b17a584.jpg

01. http://internacional.elpais.com/internacional/2015/08/20/actualidad/1440060506_784849.html

02. J.C. Alonso es conocido por su exitosa carrera humorística, en particular su libro ‘Sevilla es inDiferente’.

03. https://jcalonsovg.wordpress.com/2012/02/14/dialogo-de-sordos/

04. Mateo 5:18, 26.

05. Juan 3:3,5.

06. Ibíd. 3:11,12.

07. Ibíd. 5:19.

08. Ibíd. 6: 25 - 27, 32 – 35,  47, 48, 53.

09. Ibíd. 8:34, 51.

10. Ibíd. 10: 1, 7.

11. Ibíd. 12:24.

12. Ibíd. 13:16,20; 14:12. Todas las negritas son énfasis del autor.

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