¿Cuál es tu religión?

Mientras el fanatismo religioso desata conflictos, corrompe y mata, la verdadera iglesia de Cristo revela el amor de Dios por sus criaturas. ¿De qué manera practicas hoy tu fe en Dios?

26 DE JULIO DE 2015 · 10:40

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Venimos diciendo desde el comienzo de estas notas que la viudez en las Sagradas Escrituras es símbolo de extrema dependencia en la acción misericordiosa de los demás. También, que la orfandad está íntimamente asociada a ese estado de extrema necesidad.

Tanto en el AT como en el NT las viudas y huérfanos reciben una atención especial. El Señor Jesucristo dio muestras prácticas de que atender a los más débiles es un acto característico de toda persona que agrada a Dios.

Finalizaremos ahora analizando qué enseña el NT sobre la relación que había entre los fieles de las primeras congregaciones de fe y las viudas.

 

La carencia de las multitudes

Si coincidimos en que la naturaleza del ser humano es gregaria, será fácil verificar cómo y por qué actuamos como lo hacemos cuando somos parte de grupos numerosos.

Algunos sabemos más que otros lo que requiere convocar a un número elevado de personas. Cada vez hay más empresas dedicadas a organizar eventos. Aceptamos de buen grado que otros hagan lo que sea necesario para permitirnos llevar a cabo con éxito reuniones en las que esperamos concurra un elevado número de personas.

El NT declara reiteradamente que la gente seguía al Maestro de Galilea, enterada de la fama que su discurso y sus acciones milagrosas generaban alrededor de su figura.

Jesús atraía a multitudes, pero contaba con sus discípulos; individuos cuyo trasfondo no incluía experiencia alguna en el trato con grupos muy numerosos. En más de una oportunidad demostraron no tener la más mínima idea sobre cómo atender a la multitud de seguidores. De hecho, esta cuestión les molestaba1.

La obra del Espíritu Santo derramado en Pentecostés fue una bendición que puso en evidencia los precedentes señalados en la incipiente organización eclesiástica.

No podía ser de otra manera, puesto que el aspecto humano siempre contrasta con el divino. La primera visita de Jesús a la casa de sus amigos de Betania brinda un ejemplo no siempre utilizado de manera integral en algunas prédicas. Lo clásico es que se ensalce a María y se denueste a Marta.

Es más ‘espiritual’ estar a los pies del Señor, como hizo María, que aceptar el segundo plano de las tareas prácticas. Pero debemos destacar que la elección de María –la ‘buena parte’ que no le sería quitada- contrasta con el enfado de Marta porque el Señor no le enviase a su hermana para ayudarla2.

¿Resulta extraño comprobar que el púlpito atraiga mucho más que coger la escoba?

Algo de esto ya ocurría en los inicios de la iglesia. Jesús no estaba en la tierra; los doce apóstoles deben enfrentar una situación emergente del gran número de discípulos de Cristo:

En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron:

No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas.
Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.’
Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos. Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.”
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El Evangelio, ‘poder de Dios para salvación a todo aquel que cree’ 4 reunía a gente de religión hebrea y a gente de origen pagano. Todos comían juntos. Tal parecía que los organizadores de servir las mesas no supervisaban algunas cuestiones prácticas. Seguramente esta rémora de la vieja cultura hebrea despertaba un favoritismo sobre las viudas gentiles.

 

Para esa tarea ‘Martiana’ fue necesario revisar los equipos de servidores y mejorarlos para que no hubiese discriminaciones culturales o raciales. La orden apostólica fue elegir siete ‘servidores’ nuevos, con la condición de que fuesen discípulos ‘llenos del Espíritu Santo’ y sabiduría. ¡Vaya currículum!

 

Por lo que se ve, se oye y se lee uno creería que la llenura del Espíritu y la sabiduría son atributos solo concedidos a un líder religioso para ser servido por las multitudes.

 

Sin embargo, queda bien claro de esta lección maravillosa que servir con buen espíritu a las mesas contribuye a la extensión del Evangelio tanto como la predicación de la Palabra y la oración de fe. De lo contrario, los Apóstoles hubiesen tenido que ocuparse de servir a las mesas; lo que hubiese sido una injusticia.

 

Me permito aquí mencionar que he compartido mesas atendidas por maestros, predicadores y exégetas; algo digno del compañerismo cristiano siempre y cuando no sea convertido en otro de los hábitos de la denominada ‘subcultura evangélica’.

 

Dorcas: la viuda ejemplar.

 

Un incidente narrado por Lucas da prueba de que la iglesia naciente tenía en las viudas una fuerza de servicio aún hoy no estudiada o apreciada lo suficiente. El apóstol Pedro es llamado para consolar a un grupo de mujeres que lloran a una mujer ejemplar. Tabita, a quien apodaban Dorcas, había muerto. El relato revela detalles dignos de tener en cuenta 5.

Imaginemos qué dolor sentían esas compañeras de servicio al mostrar el fruto del trabajo de esas manos hacendosas potenciadas por un inmenso amor por el prójimo en necesidad. Pensemos la conmoción que habrá causado la obra divina operada por medio de Pedro al levantar con vida a quien estaban llorando y a punto de sepultar.

 

Además, resulta muy interesante notar que los muchos que rodeaban a esta amada mujer son descritos como ‘santos y viudas’. En la naciente iglesia había estas dos expresiones para definir a los miembros que hoy denominamos ‘creyentes’. Hay en aquella antigua manera de referirse a los creyentes una riqueza de identidad quizás perdida hoy al generalizar poniendo a todos por igual bajo un mismo nombre.

 

Veremos para finalizar, que ser ‘viuda’ en la iglesia era algo más que haber perdido al marido. Era un estatus al que se llegaba a través del dolor profundo de la separación, gracias al cual se accedía a una relación íntima con el Señor que redundaba en el servicio a los demás. Como si Cristo ocupase el sitio vacante del hombre, para elevar a la mujer a un nivel superior.

 

Las viudas que seguían a Jesucristo lo eran por partida doble: no tenían más al varón al que habían entregado su pureza en la vida terrenal. Pero, ahora tenían en el Señor la promesa de un esposo fiel que las reconocería y recompensaría por la eternidad. Una viuda así es el mejor símbolo de la iglesia que Cristo vendrá a buscar, como lo ha prometido.

 

Consejos de un soltero a las viudas

 

Cuando Pablo instruía a los ‘santos y viudas’ que se congregaban en Corinto; ciudad como pocas dominada por el comercio y la prostitución, les dice a los solteros y a las viudas que sería bueno quedarse como él. Es evidente que Pablo estaba soltero y sin intención de casarse 6.

 

En otra parte de su pastoral le puntualiza tres aspectos notables a su hijo espiritual Timoteo:

 

1. Honrar a las viudas que lo son en verdad. La instrucción de honrar significa ocuparse decididamente por las viudas 7. También da a entender que no podía considerarse como viuda a aquella que tenía familiares cercanos para ayudarla. La obligación moral de esos familiares era la de no desentenderse de ellas esperando que la congregación se hiciese cargo. Pero, usando todo el contexto del NT y en especial el ejemplo de Dorcas, también podríamos inferir que las que estaban realmente solas, sin nadie que las ayudase, dedicaban su vida a servir a los demás. Estas eran realmente viudas, pues esperaban en Cristo al esposo de la iglesia.

 

2. No admitir viudas jóvenes en la lista. La razón apostólica aducida es “porque cuando, impulsadas por sus deseos, se rebelan contra Cristo, quieren casarse” 8. Pablo sigue haciendo una larga lista de razones que dos milenios después siguen siendo atendibles. Sería bueno plantear si, habiendo tantas mujeres fieles a Cristo que por estar separadas de hecho o divorciadas por ley, no debieran incluirse en este caso.

 

3. Las viudas tienen derecho a rehacer un hogar. Una reafirmación del carácter doble dado a la viudez en el NT es la recomendación de Pablo respecto de las mujeres creyentes que tienen vocación de esposas y madres:

 

Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa; que no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia.” 9

 

Es obvio que la caridad tiene aspectos que debieran ser estudiados en profundidad a la hora de ocuparnos de los más necesitados; pues podríamos estar retroalimentando falsas ideas usadas por los políticos ávidos de votos o de comerciantes hábiles para lucrar.

 

Santiago pone su grano de arena en este asunto tan bastardeado de las religiones. El apóstol dejó en blanco y negro la enseñanza que muchos no practican o interpretan como les place:

 

Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.” 10

 

Actualmente, uso a diario las matemáticas, encuestas y estadísticas. Con ellas organizo mi trabajo, evalúo las injusticias de este mundo avaro, materialista y consumista, y programo actividades de la ONG de la que soy co fundador y actual secretario. También percibo con tristeza que el éxito del Evangelio o el de las iglesias locales está siendo evaluado solo con números, encuestas y estadísticas, como cualquier negocio secular. Particularmente, no se me ocurriría siquiera intentar medir así el avance del poder de Dios en la salvación de sus escogidos.

 

Por eso, no es de sabios aplaudir con las multitudes que prometen a coro seguir a Cristo. El Señor no se fiaba de ellas, porque sabe lo que hay en el corazón humano11.

 

De esta serie que aquí concluye aprendo con gratitud de las viudas; mujeres que amaron a un hombre que ya no está; y que aman y obedecen a Jesucristo sirviendo de manera práctica a sus semejantes en necesidad. Así demuestran que esperan al Esposo en su segura venida.

 

 

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Notas

Ilustración: http://www.lavoz.com.ar/noticias/mundo/heridas-srebrenica-dificil-reto-reconciliacion

01. Mateo 15:23, 33; 19:13; Marcos 1:13; Lucas 18:15;

02. Lucas 10:38-42.

03. Hechos 6:1-7.

04. Romanos 1:16.

05. Hechos 9:36-43. Tanto en arameo como en griego el significado de esos nombres es el mismo: ‘gacela’. Con él asociaban el trato suave, la naturaleza servicial e innovadora y la gran afabilidad de esta mujer viuda.

06. 1ª Corintios 7:8.

07. 1ª Timoteo 5:3,16.

08. Ibíd.11-15.

09. Ibíd.14.

10. Santiago 1:26-27.

11. Juan 2:23-25.

 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Agentes de cambio - ¿Cuál es tu religión?