Trampolín a la alabanza

Nuestro tiempo diario con el Señor va a ayudar a aumentar nuestro amor por Él y nos va a capacitar para agradarlo en todo lo que hacemos.

19 DE JULIO DE 2015 · 14:40

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¿Cómo sabemos si estamos progresando en nuestro tiempo personal con el Señor? Una característica principal será un mayor aprecio de quién y qué es Dios. Nuestro tiempo devocional personal debería hacernos alabarle.

El apóstol Pablo enseñó y practicó la dinámica relación que existe entre la Palabra de Dios y un estilo de vida de alabanza:

Que la palabra de Cristo habite en abundancia?en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones (Colosenses 3:16)

Cuando tratamos la Palabra de Dios de una forma personal e interna, creamos un lugar en nuestro corazón donde Él se puede sentir como en casa. A medida que esto se convierte en una realidad diaria, nos sentimos motivados a enseñar, amonestar y aprender de otros acerca de las maravillas del carácter y las obras de Dios. Esto da como resultado enseñanza y ánimo, y estimula a otras personas a alabar a Dios también.

Nuestro tiempo devocional personal debería hacernos alabar a Dios.

Un tiempo devocional sano y significativo produce tres tipos de alabanza. Los «salmos» son «cánticos escriturales» que se han sacado de las páginas de la Biblia y a los que se les ha puesto música. Los «himnos» son aquellas melodías y letras que expresan la relación personal de alguien con Dios. Y los «cánticos espirituales» se refieren a una variedad de letras y estilos de música para adoración. Lo que?todos tienen en común es?un contenido espiritual genuino que reflexiona en la grandeza de Dios.

La porción final del versículo 16 subraya una de las características singulares de la vida cristiana: la comprensión de la gracia?de Dios. Nuestro tiempo devocional debe estar vinculado por siempre a la gratitud por la gracia de Dios. Es reconocer que Dios nos ha salvado de la pena del pecado y ahora proporciona el poder para andar en obediencia a Él.

Una peculiaridad asombrosa de estar enamorado es querer agradar a la persona amada. Nuestro tiempo diario con el Señor va a ayudar a aumentar nuestro amor por Él y nos va a capacitar para agradarlo en todo lo que hacemos.

Cuando Dios pasaba tiempo personal con el Adán que acababa de crear, andando con él en el huerto, debe haber sido un maravilloso tiempo de amor, gozo y paz. Hoy, nosotros también podemos tener un intercambio vivificante con Dios minuto a minuto.

¿Has comenzado tu andar con Cristo?

Nuestro propósito en estos páginas ha sido fomentar una relación con Dios diaria, de corazón a corazón y que invite a la reflexión. Hemos escrito primordialmente a aquellos que ya conocen a Dios personalmente y que desean conocerlo mejor.

Pero algunos de vosotros podrían no conocer todavía a Dios de manera personal por medio de su Hijo. Tal vez ,crees que eres cristiano porque cuando eras niño te llevaban a la iglesia. O quizás te consueles pensando que te bautizaron cuando eras bebé y luego?te confirmaron.

Las conexiones familiares y de iglesia forman parte importante de la vida religiosa. Pero esas experiencias no hacen a una persona cristiana.

Hace siglos, un líder religioso llamado Nicodemo se acercó a Jesús para buscar respuestas a sus propias preguntas espirituales. Nicodemo dijo: «Sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las señales que tú haces si Dios no está con él» (Juan 3:2).

La respuesta de Jesús parece sorprendentemente desvinculada de los comentarios de Nicodemo: «Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios» (v.3)

La conversación que ellos sostuvieron subrayó el contraste entre la vida física y la espiritual. En el huerto del Edén, cuando Dios empezó a tener comunión con Adán en el fresco del día, Adán aún no había desobedecido a Dios. Se encontraba en un estado de completa inocencia. Pero después de que Adán desobedeció a Dios comiendo del fruto prohibido, hubo un cambio fundamental. Una gran barrera a la comunión entre Dios y?el hombre dañó su relación. Cuando Dios se mostró disponible para tener comunión con Adán como lo había hecho en el pasado, Adán reconoció su desobediencia y se ocultó de Dios (Génesis 3:8-10).

El pecado había creado una sima infranqueable en donde una vez había habido una unión íntima entre Dios y el hombre. La misma alienación ha persistido desde aquel fatídico día. Todos nosotros fuimos creados para tener comunión con nuestro Creador, pero optamos por seguir nuestro propio camino. La Biblia dice que «todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino» (Isaías 53:6).

El trágico resultado de esta rebelión contra Dios es la muerte espiritual. A Adán se le dijo que el día que comiera del árbol del conocimiento del bien y del mal, de cierto moriría (Génesis 2:6-17). Adán comió del fruto prohibido y en ese momento murió espiritualmente. Aunque siguió viviendo físicamente durante muchos años, su capacidad de tener comunión con Dios se había dañado por las consecuencias del pecado.

Es por eso que las palabras de Jesús a Nicodemo fueron tan buenas noticias. Jesús le dijo que todos nosotros podemos revivir por dentro. El Espíritu Santo de Dios puede entrar en nosotros y restaurar nuestra comunión con Dios. Pero, ¿cómo sucede eso?

Pascal, el gran matemático, dijo que dentro de todo corazón humano hay un vacío que tiene la forma de Dios y que solo se puede llenar con la persona de Jesucristo. El Señor está ansioso por perdonar nuestros pecados, restaurar nuestra comunión con Él y darnos el regalo de la vida eterna. Pero hay algunos requisitos bíblicos para ello.

En primer lugar, debemos admitir que somos pecadores y que no podemos salvarnos a nosotros mismos. La Biblia nos dice que «todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios» (Romanos 3:23).

En segundo lugar, tenemos que reconocer la gravedad de nuestro pecado. Nuestra tendencia humana es racionalizar y compararnos con los demás. Pero Dios tiene normas de perfección bajo las cuales nadie puede agradarle basándose en el esfuerzo propio. La Biblia dice que «como trapo de inmundicia [son] todas nuestras obras justas» (Isaías 64:6).

«Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.» Romanos 6:23

Las buenas nuevas son que Cristo sufrió las consecuencias de nuestro pecado haciendo posible que tuviéramos comunión eterna con Él. El apóstol Pablo escribió: «Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Romanos 5:8). Esto significa que Jesucristo, quien nunca hizo nada malo, entregó su propia vida en la cruz para pagar la pena del pecado y para que su justicia se aplicara a nosotros (2 Corintios 5:21).

«Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él.» 2 Corintios 5:21

En tercer lugar, no es suficiente que sepamos solamente que Cristo murió por nosotros. Tenemos que actuar y recibirle como Salvador y Señor. La Biblia dice: «Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre» (Juan 1:12).

¿Estás listo para tomar esa decisión? Si lo estás, puedes acudir a Jesús en oración y compartir con Él tu deseo de recibir el perdón de pecados y el inicio de una relación eterna con Él.

Jesús, admito que soy pecador. Gracias por morir en la cruz para pagar la pena por mi pecado. Ahora te recibo como Salvador y Señor. Toma control de mi vida y hazme la clase de persona que Tú quieres que yo sea. Amén.

El apóstol Juan escribió: «Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna» (1 Juan 5:13).

El tiempo devocional del que se ha hablado en estos artículos cobrará ahora un nuevo significado para ti. Jesucristo espera ansioso el pasar tiempo contigo, y tú querrás pasar tiempo con Él.

 

Notas

(Artículos extraídos y adaptados del librito Nuestras Citas con Dios, de Dennis Fisher, publicado por Ministerios Nuestro Pan Diario en su serie Tiempo de Buscar. Puedes encontrar este y otros libritos sobre diferentes temas en: http://nuestropandiario.org/2009/09/serie-tiempo-de-buscar/

El link para la descarga de este librito en concreto es: http://cdn.rbclatino.org/files/2011/01/FG102_CitasconDios.pdf?7b6ac9

Si deseas más información, puedes escribirnos a [email protected].

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