45 años de la Fraternidad Teológica Latinoamericana (III)

Tomás Gutiérrez y Marlon Fluck son de la estirpe de historiadores que tienen como referente a Lucas: investigaron diligentemente el tema, lo hicieron en muchas y distintas fuentes, y se sentaron a escribirlo.

21 DE JUNIO DE 2015 · 15:25

Carlos Martínez García y Tomás Gutiérrez.,
Carlos Martínez García y Tomás Gutiérrez.

El reencuentro con amigos y hermanos queridos también fue parte de la celebración por los 45 años de la Fraternidad Teológica Latinoamericana. Las conversaciones e intercambios de opiniones y afectos con integrantes de la FTL de distintas generaciones ha sido una parte muy enriquecedora del reciente encuentro que tuvo lugar en São Paulo, Brasil.

Hoy quiero referirme a dos compañeros de ruta en la FTL: Tomás Gutiérrez Sánchez, peruano, y Marlon Ronald Fluck, brasileño. Con ellos, y otros interesados en investigar y difundir la historia del protestantismo latinoamericano, como Sidney Rooy (norteamericano con décadas de residencia en Latinoamerica), Rubén Amestoy (argentino) y Carlos Mondragón (mexicano y entrañable amigo desde nuestra adolescencia), iniciamos hace más de dos décadas el proyecto de crear la comisión de historia de la FTL. Desde entonces hemos tenido varios encuentros en distintos lugares de la extensa geografía latinoamericana para exponer nuestros hallazgos y conocer lo que otras y otros investigadores están produciendo en nuestra área de interés.

En São Paulo, Tomás Gutiérrez, Marlon Fluck y quien esto escribe nos dimos tiempo para charlar y hacernos entrega de los nuevos libros que cada uno ha publicado. Del primero recibí Protestantismo y política en la vida y obra de Juan A. Mackay (1917-1936), Seminario Evangélico de Lima-Ediciones Puma, Lima, 2014 y Ciudadanos de otro Reino. Historia social del cristianismo evangélico en el Perú (siglos XVI-XXI), Instituto de Estudios Wesleyanos Latinoamérica, Lima, 2015. El segundo me entregó História e teologia do cristianismo brasileiro, Editora Cia. de Escritores, Curitiba, 2013 y en coautoría con Karl Ulrich Gäbler, Tempo de despertar: pregadores do reavivamento do século XIX, Editora Cia. de Escritores, Curitiba, 2015.

 

Tomás Gutiérrez y Marlon Fluck.

En sus recientes obras Tomás Gutiérrez y Marlon Fluck demuestran que son excelentes historiadores. Tienen el talante del personaje de la novela de Mario Vargas Llosa, El hablador, quien recorría las aldeas de los machiguengas narrándoles sus orígenes y lugar en la Tierra. Así, en sus obras Gutiérrez y Fluck evidencian lo bien que tienen internalizada la vocación y oficio de “habladores”. Ambos son contadores de historias que han rescatado de diversos lugares, para compartirlas con los demás y así ensancharnos el entendimiento sobre nuestra identidad, porque, como bien ha sintetizado John Updike, “el historiador sigue siendo el especialista de la tribu que tiene el cargo de contarle a los demás lo que todo grupo necesita saber: ¿Quiénes somos? ¿Cuáles fueron nuestros orígenes? ¿Quiénes fueron nuestros antepasados? ¿Cómo llegamos a este punto o a esta encrucijada de la historia?” (citado por Enrique Flores Cano, La función social de la historia, Fondo de Cultura Económica, México, 2012, p. 22).

Las historias contadas por Tomás Gutiérrez y Marlon Fluck están impuladas no por el ánimo del anticuario ni del nostálgico, sino por la convicción de que lo pasado tiene actualidad y es un legado que en cierta medida explica el ser de las presentes comunidades evangélicas. Por ello los dos realizan una tarea en la que son importantes los datos, pero es más importante salvaguardar la función docente de la historia, comprender el proceso histórico que desemboca en lo que Carlos Monsiváis llamó “las herencias ocultas”. Estas herencias son cúmulos, cuyo orígen con frecuencia es desconocido por los herederos pero que son partes constituyentes de lo que son y cómo perciben la vida. En otra forma lo ha dicho Quentin Skinner, el “entendimiento del pasado puede ayudarnos a apreciar hasta qué punto los valores de nuestro modo de vida actual y nuestros modos de pensar, reflejan una serie de decisiones hechas en diferentes tiempos entre diferentes mundos posibles” (Enrique Florescano, op. cit., p. 55).

 

Marlon Fluck y Carlos Martínez García.

Comprendo bien el gran esfuerzo que está detrás de las obras investigadas y escritas por Tomás y Marlon, porque compartimos las mismas condiciones en que debemos llevar al cabo la tarea de historiar: en medio de muchas otras actividades docentes y eclesiásticas, tener que procurarnos ingresos por otros lares y tener que redactar en tiempos tomados a otras labores también urgentes.

En el prólogo a la obra del historiador peruano sobre John A. Mackay, Samuel Escobar escribió que “cuantos nos interesamos en la historia y la realidad de la presencia protestante en nuestro continente estamos en deuda con Tomás Gutérrez porque no se ha limitado a hurgar con diligencia en archivos y bibliotecas sino que se ha esforzado también en compartir y difundir y compartir sus hallazgos. Prueba de ello es la revista Época que fundó en Lima y que publicó entre 1995 y 1999. En ella Gutiérrez sacó a luz documentos primarios de las primeras décadas del siglo veinte, sobre temas como el proceso a Francisco Penzotti, la relación entre el Aprismo y el Protestantismo o los textos de tesis defendidas por misioneros protestantes en universidades peruanas”. Similares líneas pueden escribirse para el caso de Marlo Fluck en cuanto al protestantismo brasileño.

Tomás y Marlon son de la estirpe de historiadores que tienen como referente a Lucas, el autor del llamado tercer Evangelio. Investigaron diligentemente el tema de sus libros, lo hicieron en muchas y distintas fuentes, y se dieron el tiempo para sentarse a escribir, revisar lo escrito y reescribirlo. Pero no se quedaron ahí, dieron el paso de socializar sus conocimientos en forma de libros.  

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Kairós y Cronos - 45 años de la Fraternidad Teológica Latinoamericana (III)