La iglesia de Jesús, luz del mundo

La mejor figura del discípulo es la lámpara alimentada con el aceite del Espíritu cuya mecha está encendida hasta que -cumplido su propósito- su Dueño decide apagarla.

17 DE MAYO DE 2015 · 06:20

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Hemos sido salvados por la gracia de Dios para ser discípulos de Jesucristo y luces de un mundo en tinieblas.

Separados del Hijo de Dios esa firme luz va disminuyendo hasta extinguirse.

En su lugar, aparecen luces de bonitos colores y efectos que ilusionan como fuegos de artificio.

Acompañadas muchas veces de aplausos y proclamas de victoria son superficiales y de corta vida. Pero atrapan a discípulos indecisos que son presas fáciles de doctrinas engañosas, con las que contristan al Espíritu.

Vosotros sois la luz del mundo: una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder” 1.

 

Muchos van sin haber sido enviados

No resulta extraño escuchar hablar de ‘ungidos’, ‘apóstoles’, ‘reverendos’, ‘líderes’, y de otros títulos que, cuando están en las tarjetas personales aparecen en mayúsculas. Tampoco es raro escuchar referencias como ‘gran siervo de Dios’, ‘pastora iluminada’, ‘el elegido’, ‘la elegida’, ‘apóstol de Jesucristo’ o ‘enviada de Dios’.

Sin entrar a analizar las razones que aducen entusiastas hermanos y hermanas que se encolumnan obedientemente detrás de aquellos ‘líderes’ y la pasividad de las personas aludidas para aceptar sin problema esos títulos, digamos solamente que todos ellos son generadores de doctrinas humanas que oscurecen la Luz2.

El Apóstol Pablo, escribiendo su carta a los cristianos romanos describe a algunos religiosos de su época que eran judíos educados y fieles a sus tradiciones. Estos, aunque estaban en la congregación celaban de los cristianos. Pablo dice:

He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío (…) y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas”. 3

Lo que el ‘apóstol a los gentiles’ está explicando aquí es que pertenecer por tradición a una religión no hace mejor a ninguna persona; por más que se crea, o lo traten como si fuese ‘una luz’.

Pablo desarrolla una teología del testimonio evangélico que es base de la Apologética en el NT. Aún no bien entendida hasta hoy, la defensa del Evangelio frente a doctrinas de hombres empieza de manera sorprendente cuando Saulo va camino de Damasco persiguiendo a judíos y no judíos que habían recibido a Jesucristo como Mesías.

 

El discipulado cristiano hace a la iglesia de luz

Los testigos oculares de la obra de Redención llevada a cabo por Jesucristo cumplían por el Espíritu los pasos previstos en la Comisión dada a los apóstoles: de Jerusalén, a Judea y Samaria, hasta los confines de la tierra. Pavimentaron con sus propias vidas el camino del Evangelio de luz. Su testimonio no se detendría nunca más.

En el libro de los Hechos leemos las diversas circunstancias que vivieron los apóstoles por predicar el Evangelio. La que más impacta a este autor –sin embargo- es la que tiene a Saulo de Tarso como destinatario. El siniestro mensajero de cartas firmadas por los líderes religiosos iba a organizar la prohibición y persecución de los testigos de Jesucristo en la capital de Siria.

Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo”.4

Desde la luz celestial el Señor glorificado habla a ese hombre enardecido. Primero lo enceguece y luego convierte en instrumento clave para la evangelización del mundo.

Pablo es ahora su nombre. Su significado, ‘pequeño’, contrasta con la enorme tarea que desarrolló hasta morir en la Roma imperial. Hacia esa ciudad corrompida por el poder del pecado convergían todos los caminos del mundo. Junto a Bernabé, su compañero contendor de la fe, Pablo recorrió esas rutas cumpliendo su nueva misión:

Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.” 5

El mandato divino transformó radicalmente la vida del encargado de prohibir el testimonio de los creyentes. Ahora le hace emisario de la Buena Nueva de salvación que anula la mentira condenatoria del engañador en el huerto de Edén.

Cumpliendo el mandamiento divino, Pablo – el que antes prohibía - relataría más de una vez su notable conversión ante los dignatarios tanto judíos como romanos.

El clímax llega cuando expone durante varios años ante los líderes religiosos y civiles, su vida es salvada con ayuda imperial y es enviado finalmente a Roma al concedérsele su apelación. Leer los capítulos 22 al 26 de los Hechos es comprender la enorme diferencia que hay entre quien cumple en gozosa obediencia el mandato divino y el que intenta con odio prohibir su misión.

En Pablo el Señor repite, hasta cierto punto, lo que Él había padecido para llevar a cabo su Misión. Se lo explica a Ananías en visión de esta manera:

El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.” 6

¡Qué paradoja! Pablo perseguido por los antiguos correligionarios que buscan abortar su misión libertadora es preservado por los gobernantes imperiales; estos no hallan motivo alguno para prohibirlo o silenciarlo.

En todas las oportunidades que tuvo Pablo mencionó la luz que acompañó la presencia de Jesucristo y le dio las fuerzas necesarias para ser lámpara que alumbra en medio de la oscuridad. Él sí que pudo dar fe que la palabra profética es fiel y se cumple a su debido tiempo:

He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley.

Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan: 

Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas. 

Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas. 

He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias.” 7

Isaías profetizó el perfil exacto del Siervo sin igual que es Jesucristo. Es a Él a quien debemos imitar si deseamos ser miembros útiles de una iglesia que es luz del mundo.

En la próxima, si el Señor lo permite, concluiremos este artículo.

 

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Notas

 

01. Mateo 5:14. Este texto en castellano no ha variado en tres versiones de los últimos cinco siglos: Sagradas Escrituras 1569, Reina Valera 1909, Biblia Jubileo 2000. La mecha o pabilo es un símbolo del creyente y su vida útil mientras alumbra en medio de la oscuridad reinante. Ver nota 7 al final.

02. Satanás actúa como un ‘dimmer’: vocablo inglés usado para denominar al implemento eléctrico que regula la intensidad de la luz hasta apagarla.

03. Se aconseja leer Romanos 2:17-20 y, en lo posible, todo el capítulo.

04. Hechos 9:3.

05. Ibíd. 13:47.

06. Ibíd. 9:15,16.

07. Isaías 42:1-9; Mateo 12:20.

Importante: todas las frases en negritas son énfasis del autor.

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