Funeral de Estado: una misa

La Iglesia Romana sabe muy bien montar espectáculo, aprovecharse bien de ello, amedrentar al pueblo con prohibiciones, pero incapaz de transmitir el gozo de Jesús.

03 DE MAYO DE 2015 · 11:45

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¿Qué es un Cardenal Arzobispo?; ¿un señor amanerado, de engolada voz, sotabarba flácida y manos gordezuelas, en las que se incrusta un esplendoroso anillo y que acaricia suavonamente un pectoral que quiere encontrar en su apoyo bíblico, en el de los sacerdotes del Templo?, pues entonces éste no es el de Barcelona, el que ha impuesto al “Govern de la Generalitat” y al de España, que el Funeral por las Víctimas fuese una Misa. Su Ilustrísima, Lluis Maria MARTÍNEZ SISTACH se considera sucesor de los apóstoles, y como tal, son constituidos como Pastores para ser maestros de la doctrina, sacerdote del culto sagrado y ministro para el gobierno. El obispo tiene la plenitud del sacerdocio, con potestad total, por la que gobierna una iglesia local o particular en comunión con el papa. El obispo en cada diócesis ocupa el centro de la iglesia local y, ayudado por su presbiterado, tiene autoridad máxima en materia de magisterio, santificación y gobierno. Y me dejo la cantidad de títulos y atribuciones que la dogmática romana tiene, aún más, un Cardenal Arzobispo. Lleva una cruz pectoral y un anillo, símbolo el primero de su consagración a Cristo y el segundo como de alianza con la Iglesia y con su cabeza, el papa de Roma. Por lo que: ¿qué pretendían los Presidentes del Gobierno Autonómico Sr. MAS y de España Sr. RAJOY (este muy poquito) con hacer un Funeral de Estado civil?, ¿es que no saben quién manda realmente en los temas religiosos?; el templo es nuestro, aunque lo pague la “Caixa”, el Estado y el turismo. Los muertos son nuestros y el arte de hacer ceremonias, nadie como la curia romana. Además, para mostrar la pluralidad religiosa, se invita a la presencia en la misa y, “Desde el Corazón” me pregunto ¿qué hacíamos los Protestantes en un Funeral Misa?, como unos pedigüeños de un momento de gloria, a los “evangelistas” (aún no han aprendido los medios de comunicación a distinguir entre “evangelistas” y “evangélicos”), a la representación de la comunidad israelí y a los musulmanes; ¡qué dominio y qué gentileza la del Arzobispo cardenal de Barcelona!.

“Desde el Corazón” pienso que los poderosos de la religión en España, por otra parte, desde su Conferencia episcopal, denunciantes y atribuyendo al Gobierno mucho de la amoralidad y corrupción en España, cuando ésta debería reflexionar en su formación evangélica, percibiendo que en los últimos tiempos hay un divorcio con el poder político en contraste con la indisolubilidad del matrimonio del ayer, hay que aprovechar circunstancias como “un Funeral de Estado”, por tanto, no se podía escapar de las manos, la ratificación de quien manda en estas cosas. Además, se airean en los medios de comunicación que los Reyes así lo pidieron y la Casa Real pidió que fuese en la Sagrada Familia. Y uno recuerda (de memoria escribo) que los Reyes Católicos, quisieron edificar la unidad de España sobre la religión. A su servicio, claro.

He podido percibir, que algunos periodistas, no muchos, han conocido respetuosos escritos tanto de la FEREDE, de la AEE como de la Unión de Iglesias Evangélicas Bautistas de Catalunya, protestando y reclamando que el “Funeral de Estado” fuera eso, un “Funeral de Estado” por tanto, de respetuosa consideración a la aconfesionalidad del Estado y la pluralidad religiosa, y no una vez más de exclusividad católico-romana. Escritos tratados con sibilina atención, concediendo, como si fuera un plato de lentejas, que otros entes religiosos pudieran estar en “la Misa”. Y algún columnista apercibido de ello ha escrito: “muchos ciudadanos de creencias no católicas pudieron ayer (el Lunes 27) sentirse excluidos a la hora de expresar legítimamente su dolor a los familiares de los fallecidos por ser llamados a una liturgia alejada de los suyos”. Pues yo, “Desde el Corazón” aunque sigo comprobando el papel de privilegio, que juega la Iglesia Institucional en un Estado cuya Constitución garantiza la libertad de religiones y culto para todos, con reconocidas prebendas particulares, que todos conocemos, no me siento excluido. Ni yo, ni mi congregación, nos hemos sentido excluidos de mostrar nuestra simpatía por las familias de las víctimas, ni nadie nos ha impedido orar por ellas e incluso solicitar del Altísimo, que en la prueba les ayude a buscar respuesta a una trascendental pregunta: ¿dónde viviré minutos después de mi muerte?. La Iglesia Romana sabe muy bien montar espectáculo, aprovecharse bien de ello, amedrentar al pueblo con prohibiciones, pero incapaz de transmitir el gozo de Jesús. Lo que busca la Iglesia –teniendo admirables excepciones y genuinos creyentes  es mantener la seguridad en sí misma y, para eso, cualquier disensión teológica apoyada en las Escrituras constituye un obstáculo. Así que otra vez la santa apisonadora, la de los sectores más clericales, los vinculados a los símbolos del poder, y a la teología más dogmática y romanista, la que critica ciertos abusos, pero respeta el cáncer, ha dominado. Damos gracias a Dios, que el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y nos envió el inefable don del Espíritu Santo, un don que nadie, ni siquiera la Iglesia que se apropia de los funerales, puede ostentar en exclusiva.  

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Desde el corazón - Funeral de Estado: una misa