Que nos dejen en paz

¿Nos estaremos convirtiendo en amantes de fetiches, huesos y elucubraciones, más que de las personas y sus obras?

01 DE FEBRERO DE 2015 · 07:45

Uno de los féretros examinados tenía las siglas MC, pero no pertenecía a Cervantes. / Efe,
Uno de los féretros examinados tenía las siglas MC, pero no pertenecía a Cervantes. / Efe

Cuando se pensaba que el Papa Francisco pudiera visitar este año España, en ciertos ambientes se recrudeció uno de nuestros más acendrados entusiasmos: el de pasear cadáveres de un lado a otro; con tiempo podría hablar de los traslados de los restos mortales de GOYA, sin cabeza, desde Burdeos a la Ermita de San Antonio de la Florida en Madrid, donde se encuentran desde 1919; historia que nunca mejor dicho no tiene ni “pies ni cabeza” o los restos de Antonio MACHADO desde Colliure a Sevilla, para ser enterrado en el pabellón de hombres ilustres, cuya controversia aún dura, pues no pocos desean que quede donde murió, ya que murió en el exilio. Y en estos días, pensando que el Papa Francisco pudiera visitarnos, se avivó la controversia de remover el cuerpo de Teresa de Jesús desde Alba de Tormes a la misma Ávila, para que lo venerara el Papa en este su V Centenario; el de Teresa CEPEDA de AHUMADA ¡claro! no del Papa. Y evidentemente, se armó un pequeño zipizape, mucho más desconocido en los medios de comunicación, que la polémica que se armó ya tres días después de morir la ilustre monja, entre Alba y Ávila, y que tuvo que ser zanjado el litigio por el Papa de su tiempo, quien ordenó quedara en Alba de Tormes. En estos días, zanjado el asunto de que Francisco no vendrá a España, los contendientes han quedado silenciados y el tema se ha dejado en paz.

No obstante “Desde el Corazón” observo que a quienes no dejan en paz, son a los huesos de don Miguel de CERVANTES, que, según unos, descansan en un nicho del convento de las Trinitarias, desde el 1616, que fue enterrado. Descubiertas las letras M.C. en un féretro, los especialistas forenses se han puesto a investigar los huesos, mezclados con otra cantidad de huesos, y manifestando que en tal nicho “descansa Miguel de CERVANTES” y me digo ¡qué no, que ahí, si es que descansa algo son meros huesos! Huesos que carecen de personalidad, mérito, bondad o perversidad. Que el Quijote no lo escribieron unas falanges del índice y el pulgar. ¿Merece la pena remover el suelo, los nichos o la tierra para determinar con ayuda de los adelantos de la moderna ciencia, si tal hueso pertenece al índice de la mano derecha o de la izquierda? ¿Y quién paga los miles de miles de euros que tales pesquisas cuestan?; los esqueletos desvencijados carecen de talento y sentimiento. Y si pudieran expresarse dirían: “que nos dejen en paz”. No son el alma; y quedo sorprendido de pensar que si hay interés por el traslado de los restos, ahora lo hay por los huesos de GARCÍA LORCA; CERVANTES, y veremos cuántos más. Me vienen a la mente las palabras de Jesús “dejad que los muertos entierren a sus muertos” ¿Es que nos estaremos convirtiendo en amantes de fetiches, huesos y elucubraciones, más que de las personas y sus obras?

Si se encuentran los restos mortales de Miguel de CERVANTES me parecerá muy bien. Si los científicos ocupados no los hallan me parecerá igualmente bien. Su vida es su obra, y la vida de CERVANTES está viva. El ánimo, el alma, estará donde el Eterno haya destinado, y sus huesos confundidos no son más que restos óseos de una existencia histórica. Es de admirar, que el último libro de la Biblia nos enseñara: oí una voz que desde el cielo me decía: escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos SIGUEN”.

“Desde el Corazón” pienso que los huesos, son nuestro andamio, para que el alma, la personalidad disfrute el presente, con estos pies que hoy ponemos aquí, de esta hora que hoy se nos está concediendo. Y admiro las personas que sostienen una actitud de vivir el presente, de obrar dignidades que nos seguirán cuando ya no estemos. En nuestra sociedad abunda la fuga hacia el ayer o hacia el mañana, la venta a la nostalgia o al ensueño, y éste por su banalidad como un suflé que se desvanece pronto.

Este aprendiz de escribidor, al hacerlo “Desde el Corazón” sin duda se equivoca muchas veces, pero espero que en cuanto a mis divisiones hoy a mis contemporáneos en cuatro grupos, no esté muy desacertado: los que viven encadenados al pasado, unos por añoranza, otros por amargura, y los que viven magnetizados por el futuro, unos porque lo temen y otros porque ven en él la realización de todos sus sueños. Cuatro formas de huir de la realidad. Cuatro maneras de no estar verdaderamente vivos, de estar como huesos ezequelianos, sin carnes.

Es natural al haber llegado hasta aquí, y dividir en cuatro grupos a mis conciudadanos, deba ampliar ideas sobre ellos, pero será en otro momento, en otro escrito; ahora sólo subrayar para mis lectores que la única manera de no quedarse en los huesos es estar vivos; es vivir el presente. Que no hay manera de ser felices si no es siéndolo hoy.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Desde el corazón - Que nos dejen en paz