El año de la esperanza

Este es un buen año para la esperanza del cambio tan anhelado, es el año de las nuevas oportunidades, de las puertas abiertas para realizar lo hasta ahora irrealizable.

04 DE ENERO DE 2015 · 06:20

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Aunque pueda parecer petulante para algunos y utópico para otros, algo me dice que este 2015 será un año para la Esperanza. Más allá de las convulsiones socio-políticas que se ciernen sobre nuestro país y de las todavía inciertas expectativas económicas y laborales, aunque algunos indicadores nos muestren el mejor repunte europeo para España en las previsiones financieras para este año.

Recordaba las impresionantes palabras de Jesús en la sinagoga de Nazaret: “…He sido…enviado para proclamar el año favorable del Señor”; esto dijo, haciendo la proclamación pública de su misión redentora a sus estupefactos oyentes. Este año Favorable del Señor, el Año de la Esperanza, era para los judíos el año del Jubileo (esto sucedía cada siete y cada cincuenta años), era el año establecido por la ley mosaica para otorgar la libertad a los esclavos, la posibilidad de devolver a cada persona su propiedad ancestral y también, el año de la remisión de las deudas para los pobres. Finalmente, como medida agrícola inteligente, se proponía no sembrar ni cosechar la tierra para darle descanso durante un año entero. Una práctica de esta naturaleza no tenía parangón entre los pueblos de la época, a excepción de Israel.

Y esta es la Palabra Viva que estamos recibiendo del mismo Señor para nosotros Hoy: Somos comisionados por el Dios de los Cielos para proclamar a todos nuestros conciudadanos, vecinos y amigos, que este es el Año favorable del Señor para ellos y, a su vez, también para nosotros. Porque desde nuestra perspectiva cristiana de la vida podemos decir que nosotros, los cristianos convictos y confesos, no somos de los que retroceden, sino de los que tienen fe…para seguir adelante en medio de las muchas dificultades humanas. Nosotros no somos de los que claudican fácilmente, porque la fuerza y el poder de la Esperanza nos impulsan hacia adelante. Esta Esperanza, que viene de Dios, nos habla con rotundidad de que siempre hay un mañana mejor; aun en medio de las pruebas más horribles de la vida.

Cuando le envíe esta misma frase a un buen amigo mío, me respondió diciéndome: “Sobre todo, cuando Él venga”. Pero yo no me estaba, ni me estoy refiriendo a la esperanza cristiana del futuro eterno; me estoy refiriendo al aquí y ahora, en cualquier momento y de manera inminente. Porque aunque por la noche haya llanto, por la mañana habrá gritos de alegría. La Esperanza siempre nos sorprende con soluciones divinas.

Este es un buen año para la Esperanza del cambio tan anhelado, es el año de las nuevas oportunidades, es el año de las puertas abiertas para realizar lo hasta ahora irrealizable, es el año de la superación de las crisis, es el año de los milagros nunca vistos, es el año de la liberación de muchas servidumbres morales y espirituales. Pero también, es el año de nuevas conquistas y de nuevas victorias, tanto personales como colectivas. ¿Por qué no? Porque somos más dados al pesimismo o a lo que nosotros llamamos realismo. Porque casi siempre, tenemos que parapetarnos en la trinchera del temor al desastre o a las posibles malas noticias.

Por qué no abrazamos Palabras de Dios como la siguiente promesa de fe para este año: El Dios de la Esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en Esperanza por el poder del Espíritu Santo. La Esperanza celestial nos viene retroalimentada por el Espíritu Santo y Él no produce falsas expectativas. Incluso en el ámbito secular, muchas de las utopías del pasado se han convertido en la realidad de hoy en día.

El desafío está servido, la puerta de la Esperanza se abre ante nosotros para recuperar al hijo/a perdido/a que se marchó de casa y todavía no ha regresado, también al marido que deslealmente abandonó a su esposa e hijos pero que vuelve arrepentido al hogar. La Esperanza nos habla de un volver a empezar, sabiendo que no fracasaremos de nuevo. También a los enfermos del estanque del Betesda actual decirles que, cualquier día, el más inesperado, Jesús puede hacer su milagrosa aparición y curar nuestros frágiles cuerpos e incluso nuestras almas heridas.

Es cierto que se producen algunas proclamas que no se cumplen en modo alguno, sino todo lo contrario. Estas falsas expectativas acaban produciendo frustración y desesperanza en muchas personas; pero en este caso no es así, gracias a Dios.

El apóstol Pablo, en su argumento sobre la trilogía de la felicidad, nos habla de tres llaves maestras para el verdadero éxito: La fe, la Esperanza y el amor. Y esta Esperanza nuestra es de tal naturaleza que nunca muere y, a la vez, es tan inquebrantable en sí misma que nos garantiza la impagable bendición de la Vida Eterna.

Concluyo afirmándome en el poder de la Esperanza que no avergüenza y, que de la mano de la fe, alcanza a experimentar lo humanamente imposible.

 

Lucas 4:19

Deuteronomio 15:1-18

Levítico 25: 8-12

Hebreos 10: 39

Romanos 15:13

Salmos 30:5

1ª Corintios 13:13

Romanos 5: 4-5

Juan 5: 1-9

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