Pesas y medidas falsas

Vencido y humillado, el artículo 16 ha sido derrotado. La tradición ha triunfado.

30 DE NOVIEMBRE DE 2014 · 06:45

Barcina preside la tradicional ofrenda de Navarra a Santa María la Real en la Catedral de Pamplona.,
Barcina preside la tradicional ofrenda de Navarra a Santa María la Real en la Catedral de Pamplona.

La política protestante requiere que se reconozca su ámbito y se conozcan sus procedimientos, siempre con claridad, por eso es una política también de responsabilidad. Tenemos el problema de que esto está muy lejos de España, pero España está aquí, y nosotros también.

Varios ejemplos. La polémica por la estatua de Blas de Lezo. La han colocado en Madrid y en Cataluña se sienten ofendidos. Este personaje, reconocido estratega, brillante, que venció a la poderosa escuadra inglesa en Cartagena de Indias (1741, al poco murió de peste), no está de más que se le recuerde; por otras gestas, pero especialmente por ésta. Siete veces superior en número de hombres y cañones, y no digamos en barcos, de 180 a unos cuantos en la costa, la escuadra inglesa recibió notable paliza; tal que incluso la borraron de sus historias. Bien recordado. Pero las pesas y medidas falsas aparecen por parte y parte aquí.

La alcaldesa de Madrid diciendo, en la inauguración, que esto es ejemplo de la historia de la gran España. Mentira; España no es de esa época; en esos momentos existen coronas, señoríos, reinos, intereses… pero no la Nación Española, eso luego, hace unos 200 años más o menos, y bastante desarreglado, hasta hoy. Blas de Lezo no pertenece a “España”; él luchó con un bando, bajo una corona. Y en esa localización participó de varios bombardeos contra Barcelona en la guerra de Sucesión. Si queremos trasladar el lenguaje, en esa guerra está una España contra otra, pero no España contra Cataluña. Y no estará de más que al recordar la victoria de Blas de Lezo, atendamos a la justa medida y pesa de la Historia, y recordemos que, efectivamente, en esa guerra de Sucesión Cataluña perdió un modelo de acción política muy adecuado y avanzado. Con la victoria de Felipe V se pasó en Cataluña de un modelo con bastante participación ciudadana, a otro de absolutismo.

Lo correcto es recordar a ese personaje ejemplar en el campo militar y su paliza a la escuadra inglesa, y reconocer lo que Cataluña perdió. Por lo uno no hay que quitar lo otro. Eso es la Historia. Y las cosas claras son las mejores para luego asumir responsabilidades en nuestro presente, y hacer política con una ética responsable.

Seguimos con el pesado peso de pesas y medidas falsas. Unos historiadores nos aseguran que los catalanes que quieren la independencia han manipulado la Historia, y con su relato de ficción la reconstruyen a su antojo. Que aquí la historia buena es la de una España de los Reyes Católicos. No. Esto es tanta ficción como la que reprochan a los otros. Ya mencioné en otra ocasión a la alcaldesa de Madrid pidiendo a la estatua de la Almudena que diera fuerzas para sostener la unidad de esa España de los Reyes Católicos. Así nos va. Y vamos así porque se tienen pesas y medidas falsas. Especialmente es falsa una: la del respeto a la Constitución. Un ejemplo de esa falsedad es la mentada petición de la alcaldesa de Madrid, con lo que se está poniendo claramente al descubierto lo que aquí (también por otros partidos, de un signo u otro) se respeta la Constitución, especialmente su artículo 16, de los derechos fundamentales y de las libertades públicas, donde la laicidad institucional queda secuestrada y ocultada por la tradición religiosa de los “representantes de todos los ciudadanos”, para que éstos pidan a una estatua y pongan a sus pies a toda la ciudad, vaya que se la entreguen fervorosamente, a todos como súbditos, y que besen el anillo vaticano con inclinación sumisa. Eso es la unidad de España contra los independentismos; eso es la defensa de la Constitución. Así nos va, y así vamos.

Continuamos con la defensa de la Constitución. Que el Fiscal General del Estado pregone la semana santa vaticana, pues a libertad religiosa nos llamó Dios; habrá opiniones. Pero opinen de otro ejemplo de la tradicional defensa de la Constitución de nuestros representantes de todos. La presidenta de Navarra llevó a toda Navarra (según el sacerdote de allí) ante la estatua de Santa María la Real en la catedral. Efectivamente, como consta el lema (tan constitucional) “el corazón de Navarra en el corazón de María”, y se grita ¡Navarra por Santa María la Real!, seguido del himno de Navarra. Ya ven, pura laicidad. (¿Cuándo se hizo esto? No importa, hace poco, pero es común cada año y en cada pueblo; es la tradición.) Y que conste que esto de tener a una nación o territorio en el corazón de la María y el Jesús del papa, del vaticano, lo encuentras igual en Cataluña (ya lo he anotado sobre la Sagrada Familia o el Templo Nacional Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús, en el Tibidabo) o en otros territorios. Signos de una tradición, la de una España antigua, abrazada a María del vaticano, para protegerse de la infección herética de los protestantes, o de sus mentores los liberales que proponen el pecado mortal de la libertad política, de prensa, de pensamiento, de religión. Que ya lo avisaba don Sabino arriba, y los defensores de la tradición en Cataluña, que les “querían quitar la santa religión y el rey absoluto” (viva la santa religión, viva el rey nuestro señor y el tribunal de la santa inquisición; así cantaban, así pregonaban; así nos iba; así nos va).

Vencido y humillado, el artículo 16 ha sido derrotado. La tradición ha triunfado. A nada que busques signos de la victoria rellenas un libro [Víctor Moreno. Santa Aconfesionalidad, virgen y mártir, Pamiela, 2014]. ¿Pero no estábamos hablando de autonomía de la esfera política, de la Reforma, y todo eso? Sí: pero la cosa está que me pareció necesario poner esto. Con los ingredientes actuales no hay manera de que salga el puchero. Un gobierno de fraude electoral, que tiene mayoría absoluta por votos a un programa falso de peso y medida; un engaño. (En el mundo empresarial nunca se permitiría la validez de un proceder así.) Un problema real de actuación política en Cataluña, con un presidente allí también de fraude, que ganó con un programa de pesas y medidas falsas; y que ahora ocupa la mayor energía y tiempo en un asunto que no estaba en su programa (la independencia). Por eso, antes de seguir con nuestras reflexiones, es bueno reconocer cómo vamos.

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