Cataluña y el derecho a recibir información

 La confusión de la actuación y de las preguntas es síntoma de una situación sin mucho futuro.

16 DE NOVIEMBRE DE 2014 · 06:10

,

En las facultades de periodismo (ahora se llaman de comunicación), una de las materias básicas de la deontología del periodista es la relativa al derecho de información. Está claro que el derecho a la libertad de expresar la opinión es asunto importante en la Historia, siempre en peligro por la fuerza de las tiranías; pero tiene su correlato en el de recibir la información correcta. El Estado tiene el deber de atender este derecho ciudadano. No se cumple, como otros.

En cualquier producto alimentario te dan información de calorías, grasas… está bien; si es un medicamento, exhaustiva, está bien. En el ámbito de la política, el bien buscado es el poder, y para lograrlo se asume que se puede usar la palabra, el discurso, el programa, con el lenguaje solo para arropar el producto buscado. Luego, cuando llegan a gobernar, siguen. (Por supuesto, el ámbito religioso es semejante.)

Historia del poder político en España (RBA, 2014), de José Luis Villacañas Berlanga, es una obra que se puede usar para corregir esa carencia. Debe leerse si queremos conocer con informados conceptos nuestra Historia, y así atender lo mejor posible a nuestro presente. Algo más de 600 páginas que arrancan desde la “unidad” visigoda, hasta meternos en nuestro siglo. Al menos la tercera parte, “Constituciones (1808-1978)”, son 220 páginas de lectura que recomiendo encarecidamente para cualquiera que sienta la responsabilidad de nuestro tiempo.

En este sitio se colocarán propuestas sobre la idea política; eso incluye de necesidad algunos artículos de pura teoría atemporal. Sin embargo, estamos en un estadio en el que no se puede quitar la mirada de las actuaciones políticas de nuestros días; porque esto va por días, cada día tiene su cinismo. Piensen qué conclusión sacarían, por ejemplo, en Alemania, si el jefe del gobierno, con la presencia de los principales de su partido al lado, que en una reunión para organizar la transparencia y la buena práctica política en nuestro país, precisamente aplaudan con fervor a un presidente de una Comunidad Autónoma, y le abracen en apoyo y fuerza colectiva, porque afirma que “devolverá el dinero que ya ha gastado de forma indebida” (esto está en internet, y al día que esto escribo, no sé por dónde sigue el asunto). Es decir, que en la reunión para purificar la actuación ética de los políticos (en España existe una corrupción de la acción política extensa), se abraza, aplaude y vitorea a uno que reconoce que ha usado fondos públicos de forma indebida. Y estos son los que van a arreglar la corrupción.

La alcaldesa de Madrid, en misa en la catedral de la Almudena, pide a la titular, una imagen, que ayude a la ciudad, legado vivo “de una nación que se encuentra entre las más antiguas del mundo”… y de la “fortaleza necesaria para superar cualquier amenaza a la libertad y la unidad de nuestro país”. Pues sabe, se supone que la imagen, que “no hay error mayor… que pretender de que España es un problema sin solución, de que España es una nación fracasada”. (Lo he tomado de varios periódicos digitales.) Parece que esas imágenes no han dicho nada a tantos miserables de acción perversa política de misa dominical. Ya sabemos; no hablan.

De Cataluña y las urnas por la independencia; pues demandemos que nos den, y la den a los que allí viven, correcta información. Qué quiere cada cual. La confusión de la actuación y de las preguntas es síntoma de una situación sin mucho futuro. (Personalmente creo que cada pueblo o gente puede irse, quedarse, o hacer lo que mejor les parezca, pero que todos tengamos la mejor información posible.)

La confusión es lo único cierto. ¿Qué tendrá que ver una Cataluña independiente en el modo de un partido, por ejemplo, el del actual presidente, y otro de izquierdas? Además, como modelo de discurso pervertido, ¿qué dice la iglesia Romana sobre todo lo que ocurre? ¿Cuál es su proyecto? Tanto reclamar su derecho a opinar, no estará de más reclamarle el derecho de los demás a conocer su opinión. Y esto no es asunto retórico. El papismo (me resisto a emplear el término “catolicismo”, pues eso es común a todos los redimidos; pero si alguien lo emplea con el sentido cultural de papado, vale) es parte de la historia de Cataluña y su proyecto independiente. Como en el País Vasco, por un giro extraño, el papado más radical es el que funda el movimiento de independencia respecto a España, pues España se ha corrompido y ya no es buena súbdita el papa. Don Sabino, el siervo de los siervos jesuitas, miraba a España como el ejemplo de campo podrido de donde había que salir para no recibir la infección. Algo parecido ocurre con Cataluña. La conocida propuesta de la actuación del obispo Josep Torras i Bages, “Cataluña será cristiana o no será”, se refiere al papismo. O será súbdita del papa o no será. Está el referente del Syllabus (1864), con su condena del liberalismo como pecado mortal. Es pecado la libertad política, la de cultos, la de imprenta, la de expresión… Y de ahí sale un proyecto de Cataluña independiente.

Torras i Bages presidió la comisión que elaboró las conocidas Bases de Manresa (1892), y él mismo escribió obras de referencia para la independencia. En un artículo se afirmaba que “siendo la religión de los catalanes la católica, apostólica y romana, no le es lícito a ningún laico discutir pública ni privadamente acerca de sus dogmas”. Puro y claro. Por supuesto, solo los nacidos propios pueden alcanzar beneficios y oficios eclesiásticos. Claro y puro. También hubo propuestas desde la perspectiva laica. Ahí se afirmaba que Dios no apareciera; realmente se trataba de que no apareciera el papado, o cualquier otra instancia eclesiástica que impusiera su modelo a toda la sociedad. Estas dos modalidades están hoy vivas en los grupos que apoyan la independencia. ¿Se tiene en cuenta su contradicción? ¿Cómo se piensa el futuro? (Es interesante recordar que cuando se formulan las ideas de independencia, también surgen las federales; muy útiles ahora para pensar en nuestra tierra, y reconocer que Cataluña ha sido un elemento dinamizador, con sus tensiones, para la formación de lo que hoy es España.)

Si el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia es símbolo del catalanismo papista, con su propuesta de exposición permanente de la hostia para expiar los pecados de los habitantes; y ese pecado era la libertad política, de religión, de prensa… ¿Cómo se pretende ahora asentar la independencia sobre esas bases, y seguir con el Templo? Que nos informen, tenemos el derecho a recibir información correcta; y así podremos apoyar el otro derecho a decidir, pero con información. De otro modo nos colocan en la procesión para seguir a una imagen muda u otra. La política protestante está fundada sobre la correcta información de las cosas; sin ella, todo lo demás estará perdido. Somos del día, no de la noche.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Reforma2 - Cataluña y el derecho a recibir información