Milton Guerrero: La corrupción en Perú ha impregnado estructuras sociales e institucionales

Aprecio la participación de los evangélicos en política, pero de ninguna manera constituyendo partidos evangélicos. La ética y la moral  protestante debe ser el fundamento de su participación.

08 DE NOVIEMBRE DE 2014 · 22:10

Milton Guerrero.,
Milton Guerrero.

Hoy hablamos de Perú con Milton Guerrero, quien nos da unas pinceladas acerca del crecimiento económico y de la clase política de su país.  Y además, hemos hablado de la corrupción, una lacra que también azota allende los mares, y de los evangélicos que ya constituyen un porcentaje considerable de la población.

Walter Milton Guerrero Rodríguez es un economista graduado en la Universidad Agraria de la Molina, con estudios de Planificación y Desarrollo en el Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (ILPES – CEPAL – Chile) y Estudios de Maestría en la Universidad  Agraria. En el Perú ha desempeñado diferentes cargos: Viceministro de Comercio y de Agricultura, Asesor de Ministro de Economía y Finanzas, Presidente del Banco de la Nación, Director del Banco Central de Reserva, etc., y ha sido representante de este país en las negociaciones de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), así como con la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI).

Guerrero es autor y coautor de varios libros en temas económicos y sociales, entre ellos: Texto de Economía Política para educación secundaria; Retos y Respuestas; Economía y Frustración Social. Es editor de la Revista Textos para la Acción, así como colaborador de páginas editoriales de Revistas y Periódicos en temas económicos. Como profesor de la materia de Economía ha ejercido cátedra en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), Universidad Inca Garcilazo de la Vega, Universidad Particular San Martín de Porres, entre otras. Actualmente enseña en la Universidad Seminario Evangélico de Lima. Pertenece a la Iglesia Presbiteriana. Ha ejercido la Dirección Académica del Instituto Cristiano de Estudios Sociales “Juan Mackay” y es Presidente del Consejo Directivo de la ONG Misión Integral Urbano Rural – MISIUR.

Pregunta.- Perú lleva varios años de crecimiento económico considerable. ¿Piensa que esta etapa de crecimiento ya empieza a sufrir los estragos de la crisis económica internacional?

Respuesta.- Excepto algunos años de disminución  del Producto per cápita, debido a problemas en el entorno internacional (como en 1988-2001 y 2009) o al fenómeno de El Niño, la economía peruana ha tenido un crecimiento sostenido y con tasas elevadas desde 1993. En los diez recientes años nuestra economía creció a tasas por encima del 6 por ciento, excepto en 2009.

A la performance reciente y poco favorable de la eurozona,  la disminución del crecimiento económico de China, el menor crecimiento de Japón, ámbitos a donde se dirige el 50 por ciento de nuestras exportaciones, que determinan una menor expectativa de crecimiento, se adiciona  la reacción tardía y poco atinada de nuestras  autoridades de gobierno para contrarrestar esos problemas, y otros que atañen al mercado interno. Ello compromete el crecimiento económico posible, aún más que el marco de un ambiente  internacional poco favorable. 

Nuestras autoridades postularon a inicio de año un  crecimiento económico de 6 por ciento; actualmente estamos preocupados de si llegaremos al 3 por ciento.

Cierto es que existen problemas externos como la contracción de la demanda por nuestras exportaciones  y la disminución del precio de los minerales. Excepto el oro, todos tienen precios menores a los existentes en 2011. Tan importante como lo señalado,  ha sido el freno de la Inversión privada nacional, derivada de un pobre manejo del clima político interno que ha erosionado las expectativas de los inversionistas y que posiblemente se complicará aun más, por la circunstancia de las próximas elecciones generales. En América Latina, este año nuestro crecimiento económico será inferior al de Bolivia, Colombia, Paraguay y Ecuador.

 

P.- ¿Pero puede haber correctivos que ayuden a seguir manteniendo esta situación?

R.- No será posible lograr, para el próximo año, un crecimiento como el habido hasta 2013; pero es posible y deseable mejorar el clima de inversión, disminuyendo el ruido político y mejorar las expectativas  de los inversionistas con medidas tanto de estímulo a la inversión privada como a la demanda interna.

 

P.- Podemos decir que Perú es un país atractivo para los inversores internacionales...

R.- Las entidades calificadoras colocan al Perú  en un lugar expectante y positivo para la inversión internacional. En el lado interno, las expectativas empresariales han dejado su pendiente negativa, empezando  a mejorar. El país es  atractivo para la inversión minera; sin embargo, ello requiere una inteligente gestión del gobierno y las empresas ante los crecientes reclamos ambientalistas y en algunos casos, de grupos radicales de herencia comunista, vestidos de  medioambientalistas. En ello estamos sufriendo deficiencias. El caso de la paralización de la inversión en la mina Conga en Cajamarca es un caso evidente. Por supuesto, también dependerá mucho de cómo se maneje el próximo proceso electoral.

 

P.- ¿Qué opinión le merece el auge de la construcción en las grandes ciudades del Perú, donde los precios se incrementan de forma exorbitante? ¿Opina que se está siguiendo la estela española  en este sector?.

R.- Derivado del crecimiento económico ha habido un crecimiento del mercado inmobiliario. Este se ha dado no solo en Lima, sino también en las ciudades cuyos departamentos han acompañado el crecimiento económico del país: Chiclayo, Trujillo, Piura y Arequipa. En opinión de los expertos en este mercado,  aunque ello no es ninguna garantía, como no lo fue en el caso de los bonos hipotecarios en el mercado internacional, no existe preocupación por la existencia de una “burbuja inmobiliaria”. Actualmente, los precios de las viviendas están bajando por disminución de la demanda, pero sin caídas traumáticas. Hay todavía mucha demanda insatisfecha en los sectores de medianos y bajos ingresos.

 

P.- ¿Ha revertido la bonanza económica en los estratos más necesitados de la población?

R.- Sí, el trickle-down ha funcionado; no perdamos de vista que el crecimiento se ha dado con tasas muy altas, 6 a 8 por ciento anual. Con los defectos conocidos en la  medición de la pobreza, esta ha pasado de afectar al 54 por ciento de la población en el año 2001, a 24 por ciento en 2013. Cierto es que la cifra es aún bastante elevada y hay enormes diferencias internas; existen departamentos y provincias andinas, donde la pobreza afecta al 50 por ciento o más de su población, es el caso de los departamentos de Cajamarca y Huancavelica, por ejemplo. Es claro que el crecimiento económico es una condición para la disminución de la pobreza, pero no lo es todo; es una condición necesaria para el desarrollo, pero no suficiente. El crecimiento  es una gestión donde el primer agente es el sector privado, pero el desarrollo, es decir, alcanzar empleo suficiente y sin explotación, salud y educación de calidad en todos los campos y atención previsional, requiere una gestión inteligente del Estado.

 

P.- ¿Tiene el Perú una clase política digna de confianza?

R.- Creo que no. Quizá tengamos algo más parecido a una clase dominante que a una clase política, y en el mejor de los casos, estamos en un tránsito o evolución sin objetivos u horizontes claros. El poder Ejecutivo y Legislativo están mostrando carencias inmensas al enfrentar el enfriamiento de la economía internacional y las demandas y problemas internos.

 La época de Fujimori, si bien dio lugar a un liberalismo económico, con expresiones extremas de apertura comercial y financiera, consiguió logros de estabilización primero y luego de crecimiento económico, que no se pueden dejar de reconocer. Sin embargo, obró paralelamente en el ámbito social y político con procedimientos nefastos y corruptos que calaron muy hondo en bastantes aspectos de la vida nacional. Muchos analistas no dudan en calificarlo como el más corrupto de la historia peruana.  Socialmente abordó la pobreza con programas asistencialistas, lo cual hasta ahora le da réditos en las elecciones. En el campo político persiguió y erosionó hasta su casi destrucción a los partidos. Esta situación persiste, e incluso es posible que en algunos casos se haya generalizado y agudizado,  aún 20 años después, llegándose a extremos difíciles de manejar

Los partidos de izquierda, tanto democrática como no democrática, venían ya enfrentando crisis conceptuales,  de organización y de respuestas al acelerado proceso de urbanización centralizada del país (en Lima está un tercio de la población peruana) y a los logros que el Consenso de Washington había empezado a mostrar en varios de los países de América Latina, revirtiendo los desequilibrios económicos y la recesión. El derrumbe del  socialismo real que empezó con la caída del muro de Berlín (1989) y continuó con la disolución de la Unión Soviética dejó sin respuesta a las tendencias de izquierda, aun la democrática, espacio que fue ocupado por el denominado neoliberalismo.

De dichos problemas, los partidos políticos no se recuperan aún, ello en el marco de una legislación refractaria a los partidos heredada del  gobierno de Fujimori.

 

P.- La corrupción que también azota España, ¿cuál es su incidencia en el Perú? ¿Qué opinión tiene la ciudadanía al respecto?

R.- No es exagerado afirmar  que la República Peruana nació al mundo con expresiones de corrupción; como al medir la temperatura, puede decirse que el sistema peruano se movía con una “corrupción normal”. Sin embargo, ella alcanzó cimas y sumas insospechadas durante el gobierno de Alberto Fujimori. Por ello él y su socio principal están en la cárcel. Tengo la impresión que la corrupción ha impregnado todas o casi todas las estructuras sociales e institucionales. En el estado se ha extendido hacia el ensayo reciente de Regionalización (los Gobiernos Regionales vieron luz durante el reciente gobierno de Toledo)  y en los gobiernos Municipales cuya elección por voto popular se dio recién en 1963. Es decir, las instituciones nuevas de gobierno se corrompieron aceleradamente en un ambiente nacional propicio, en el que el Gobierno Nacional no se preocupó  de establecer y hacer funcionar de manera efectiva mecanismos de regulación y control, por lo que resulta solidariamente responsable.

 

P.- Usted ha ocupado un cargo político-económico en los gobiernos anteriores, por eso le pregunto: ¿piensa que los evangélicos deben implicarse en la política? Si es así, ¿por qué y bajo qué premisas?

R.- Pienso en el “ciudadano”  según  el concepto que nos viene de la Revolución Francesa vinculado a los derechos y deberes. El evangélico como ciudadano tiene el derecho y también el deber de  ejercer su rol de ciudadano. 

Históricamente, los pionner puritanos llegados a Nueva Inglaterra lograron, como ciudadanos con fundamentos éticos de la Reforma, el desarrollo de las ciudades y posteriormente el desarrollo industrial, social y político de lo que son hoy los Estados Unidos de Norteamérica. También lo hicieron en otros lugares de Europa. La ética protestante, señala Max Weber, estuvo presente y nutrió el origen del capitalismo.

Es en dicho sentido que veo y aprecio la participación de los evangélicos en la Política; de ninguna manera constituyendo partidos evangélicos,  pretendiendo el poder político en nombre de la Iglesia o tratar de colocar a la Iglesia detrás de ellos. La ética y la moral  protestante debe ser el fundamento de su participación.

 

P.- En los últimos años el número de evangélicos ha aumentado de forma considerable en su país. ¿Acompaña este crecimiento una buena formación bíblico-teológica?¿Cómo se encuentran las iglesias en materia de Educación Teológica?

R.- Cierto en la primera parte, el Instituto Nacional de Estadística (INEI) da una cifra, me parece que discutible por defecto, de 13 por ciento de la población evangélica para el año 2010. En una encuesta tomada por el autor de estas respuestas, se encontró una población evangélica  ascendiente al 35 por ciento en el ámbito rural del distrito de Los Baños del Inca en la ciudad de Cajamarca.

Debo excusarme de abordar la segunda parte de la pregunta por mi insuficiente desconocimiento de la materia.

 

P.- ¿Piensa que en las iglesias, seminarios e institutos evangélicos,  además de asegurar la centralidad de la Biblia en la Educación Teológica, también se deben considerar otras vertientes de conocimiento y la realidad social en la que están insertos?

R.- Pienso que debe ser así. Actualmente me desempeño como profesor del curso de Análisis de la Realidad Nacional e Internacional en la Universidad Seminario Evangélico de Lima, de reciente creación como  Universidad, pero de larga trayectoria como Seminario. Pienso que es necesario  retomar uno de los principios de la Reforma, el de romper con la vida de claustro que distinguía una ética y moral para el claustro y otra para el mundo exterior. Vale decir, se debe actuar en todos los espacios sociales.

 

P.- ¿Cuáles los retos a los que se enfrentan los cristianos en este siglo XXI?

R.- Difícil pregunta, voy  limitarme al reto de los ciudadanos cristianos, es decir como miembros de una sociedad, nación y estado, con la aprehensión de mi incapacidad para construir una respuesta acertada, que en este caso escapa a mis capacidades.

Lo que puedo asegurar es que actualmente el mundo es una realidad inequitativa, los países desarrollados de hoy, con escasas excepciones, son los mismos que ya lo eran hace 150 años. Un mundo en el que muy pocos estados están realmente en posibilidad de alcanzar el desarrollo de aquellos ya avanzados, donde la globalización asociada al dominio de las grandes corporaciones erosionan y se superponen los Estados. Ello determina un mundo inequitativo con inmensos grupos de personas (75 % de la población mundial) y países excluidos del bienestar  e imposibilitados de su realización como seres humanos. Estoy pensando en la mayoría de los países del Subsahara y otros que algunos autores señalan ya como economías nacionales inviables.

El reto es, desde este punto de vista, en apelar a nuestros principios éticos de solidaridad en todos los espacios sociales, económicos y políticos, en el lugar donde nos encontremos.  Procurar el desarrollo social, con  tolerancia,  paz  y equidad, definiendo prioridades y niveles realistas de lo que resulta indispensable y deseable, aunque no se iguale a los indicadores que caracterizan a ese inalcanzable “Primer Mundo”. Francamente, pienso que esto es lo deseable; lograrlo es una tarea que demanda inteligencia y esfuerzos inmensos.

 

Finaliza la entrevista. Gracias, Milton, por acercarnos un poquito a la realidad peruana actual, y retarnos a que como cristianos "apelemos a nuestros principios éticos de solidaridad en todos los espacios sociales, económicos y políticos, en el lugar donde nos encontremos".

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