José Luis Andavert: La predicación va conectada a la acción pastoral

La comunidad cristiana que llama a su pastor tiene la obligación de velar por él también, y en esa obligación el pastor debe de rendir cuentas ante quien se debe, que es su iglesia.

11 DE OCTUBRE DE 2014 · 21:10

José Luis Andavert, predicando.,José Luis Andavert
José Luis Andavert, predicando.

Hoy hablamos con José Luis Andavert, Presidente de FEREDE (Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España), y director general de la Sociedad Bíblica de España. Después de siete años nuevamente ha asumido el pastorado (interino) de la iglesia Bautista de Villalba.

Interesantes son sus aportes acerca de los desafíos que presenta la cultura postmoderna tanto a la interpretación de la Palabra como a la exposición bíblica. Un desafío para el expositor bíblico de hoy. Además, insiste en que es fundamental tener en cuenta las necesidades y las circunstancias de la audiencia, por lo que debería existir una relación estrecha entre la predicación y el pastoreo.

También hemos creído importante saber su opinión sobre si en las predicaciones es lícito abordar temas de actualidad que conciernen a la sociedad donde estamos insertos. Si el expositor debe preocuparse por la pobreza, por la corrupción, por la crisis, por el desempleo; todo ello desde una perspectiva bíblica, para que los creyentes sepan cómo actuar cuando estén fuera de las fronteras de sus iglesias, de sus casas. Y cómo pueden contribuir a recomponer su entorno tan fragmentado y a veces hostil. Si el expositor debe preocuparse no solo por la salvación del alma de su oyente, sino de sus otras necesidades y carencias; de su parte física, emocional, relacional...

Pregunta.- En la actualidad desarrollamos nuestra fe en un mundo postmoderno y secular, donde prima el relativismo ético, y la religión se oferta "a la carta", según las necesidades de la demanda. ¿Estamos en un momento de transición?

Respuesta.- Sí, efectivamente, creo que estamos en un momento de mutación antropológica sin precedentes. En unos años se hablará de los tremendos cambios de nuestra era con la irrupción de la tecnología en las comunicaciones y las relaciones sociales entre otras cosas y a propósito de la comunicación.

El contexto se me antoja ya no secular, en el sentido de autónomo de Dios, sino netamente pagano en el que se desprecian los referentes de la tradición judeocristiana, y sin embargo, no encuentran sustituto que satisfaga. Así la situación, las gentes van tras todo tipo de dioses; se busca espiritualmente y hay sed de trascendencia.

P.- ¿Qué desafíos presenta la cultura posmoderna tanto a la interpretación de la Palabra como a la exposición bíblica en la pastoral y docencia?

R.- Lo que mueve el mundo siempre ha sido una narrativa, una historia. Nuestro reto es saber comunicar al hombre contemporáneo la narrativa de la fe cristiana desde su crisol Judío y hasta nuestro tiempo. El reto es narrar la historia de Jesús, releer el texto para la persona de hoy.

P.- ¿Cómo debe el expositor bíblico adaptarse a estos cambios culturales? Pero antes de contestar esta pregunta, díganos qué entiende por predicación expositiva. ¿Es un método nuevo o estamos hablando de la predicación de toda la vida...

R.- En la historia de la homilética cristiana tenemos diversos estilos de predicación vinculados también a modelos distintos de aproximación al texto y al receptor del mensaje. De ellos serían ejemplos muy dispares la predicación basada en modelos interpretativos alegóricos en la época de los padres de la iglesia, como un Orígenes, y la predicación social de un Rushenbusch en el siglo XIX, con su énfasis en el evangelio social y un estilo discursivo de ideas. Entre esos dos hay toda una gama, y por supuesto la predicación expositiva. No es un método nuevo pero es cierto que no se ha practicado mucho en según qué tradiciones eclesiales, y en realidad en unas más que en otras. Esto ha dependido también de las escuelas de formación teológica de los predicadores.

El predicador de hoy, en primer lugar, debe de estudiar y prepararse a fin de realizar su trabajo con responsabilidad. Piedad cristiana y honradez intelectual deben ir de la mano y para ello deben de formarse. Además, con el fin de adaptarse y comunicar con la realidad deberá de saber leer la situación del momento actual con el fin de poder responder con el texto y desde el texto a las preguntas que la gente se hace, en vez de, como se hace a menudo, responder a preguntas que nadie hace. Para ello, el predicador deberá saber usar las herramientas hermenéuticas y aplicar una exégesis apropiada como preparación del mensaje.

P.- ¿Podría hacer un diagnóstico de la situación de este ministerio en las iglesias de España? ¿Está el púlpito evangélico en crisis?

R.- Pues en realidad no me veo con autoridad para ello. Hay muy buenos predicadores y bien preparados que domingo tras domingo realizan una gran labor de comunicación del mensaje. Pero también he visto, y lo digo con dolor y con todo respeto, que a muchos de nuestros púlpitos suben personas no preparadas para ello. Se abusa de la buena voluntad, pero con buena voluntad no se cubren las necesidades reales de la audiencia. Se escuchan tonterías sobre el texto y se realizan aplicaciones del texto fuera de todo contexto. Muchos no se dan cuenta de que la audiencia de hoy ha subido de nivel de formación, tiene mucha información, etc. ¡Hay que respetar a la audiencia!

P.- ¿Y de otros puntos del mapa mundial que ha visitado como director de la Sociedad Bíblica de España?

R.- Viajo mucho a América Latina y allí varía mucho de un país a otro y de una denominación a otra según la formación de los pastores y la formación media de la audiencia. Tengo la impresión de que en España tenemos hoy en día un pequeño mosaico de la realidad evangélica a nivel de países de habla hispana.

P.- ¿Puede ser la narrativa una de las formas más acertadas de comunicar el evangelio en esta época posmoderna?

R.- Si por narrativa entendemos recrear y decir la historia de Jesús explicando los detalles sociales, culturales y religiosos de la época para entender el pasaje y los ponemos en correlación con nuestra realidad, entonces digo un sí rotundo. Pero será necesario releer el texto trazando puentes de comprensión y aplicaciones relevantes a la mente y al corazón del siglo XXI.

A la vez permíteme decir que la narrativa no es "el club de la comedia". He visto y escuchado a predicadores que usan el púlpito como si del club de la comedia se tratara. Entretenimiento y divertimento, NO. Tampoco el púlpito es para lucimiento personal. NO.

Cuando la Palabra de Dios es anunciada el evento más importante de la historia está teniendo lugar. Se abre un momento sacro de intervención divina en la vida de las personas para la transformación del mundo por medio de la predicación, de la Palabra de Dios anunciada.

P.- Cuando se prepara una exposición, ¿es importante conocer y entender el contexto donde están insertos los oyentes, conocer sus desafíos, sus problemáticas; conocer la realidad que los circunda? O una exposición surge del criterio personal del predicador.

R.- Pues es verdad que por lo que uno oye, hay predicadores que predican sin tener para nada en cuenta las necesidades y circunstancias de la audiencia. Aquí hablamos de predicación y la predicación va conectada a la acción pastoral. El púlpito sin seguimiento pastoral no funciona. Será un bonito discurso pero no es predicación. La predicación va seguida de la conversación después del culto, de la visita y de la acción comprometida con la comunidad. Esto quiere decir entonces que predicador y audiencia son cómplices, y por tanto, para transmitir un mensaje y comunicar con eficacia debemos usar el lenguaje del receptor. Esto implica entender sus claves culturales, su situación en la vida en toda su dimensión. Pero no solo del individuo, sino de la comunidad en la que el evento de la predicación acontece.

P.- ¿Se abordan desde el púlpito temas como la pobreza, sexualidad, la crisis, la política, la corrupción, la violencia en todos sus aspectos,  la injusticia social, etc.? O conviene no contaminarnos con la problemática que se cuece en el mundo que nos rodea...

R.- Pues está claro, si no se abordan se deben abordar, y si no ¿de qué hablamos?¿Del sexo de los Ángeles? El evangelio de Jesús es subversivo y llama a la transformación y no deja indiferente. Se anuncia para la libertad aquí y ahora, libertad del pecado que tiene dimensiones estructurales y contra lo que hay que luchar. Efectivamente, el evangelio tiene que ver con las personas pero no con individuos aislados, la fe es personal, que no individual, y por tanto tiene una dimensión comunitaria. Se trata de proclamar la presencia del Reino de Dios del cual somos levadura que debe leudar la masa de este mundo dando paso a una nueva realidad. Leudar implica "pringarse".

P.- ¿Debe ser el predicador el primero en entusiasmarse, apasionarse, demostrar su fe, por la verdad para luego transmitirla a sus oyentes?

R.- Querida Jaquelín, tú lo has dicho.

P.- ¿Escasea el don pastoral cuando se predica o enseña? ¿Se están preocupando los predicadores por inspirar respeto y afecto por parte de quienes los oyen?

R.- Predicar es distinto que enseñar. Yo me he ido refiriendo a la predicación, y ya he dicho que predicar está íntimamente ligado a pastorear. Creo que pastorear implica oler a oveja. Cuando vives en la comunidad cristiana íntimamente ligado a ella y comprometido con ella, el púlpito gana relevancia y la comunidad te entiende incluso antes de hablar. Se crea un vínculo de amor y respeto los unos por los otros en el que cada uno sabe dónde está y cuál es su responsabilidad. Ahí, la autoridad, el afecto y el respeto surgen de modo natural porque se fundamentan en el ministerio que uno desempeña y no en el magisterio que a uno le puedan dar.

P.- ¿Debe el predicador evaluarse cada cierto tiempo? Si es así, cómo debe llevar a cabo esta evaluación? ¿Debe la iglesia evaluar a sus predicadores?

R.- La comunidad cristiana que llama a su pastor tiene la obligación de velar por él también, y en esa obligación el pastor debe de rendir cuentas ante quien se debe, que es su iglesia. Definitivamente sí, debe de evaluarse todo ministerio pastoral con criterios pastorales y ministeriales. A fin de llevar esto a cabo, deberían desarrollarse, con la ayuda de profesionales, criterios de evaluación para las diversas áreas de ministerio que desarrolla el pastor y según las responsabilidades que se le hayan dado. Esto evitaría que se juzgue al pastor con elementos meramente subjetivos.

¿Cómo realizar la evaluación? Pues si es de la predicación, será fundamental saber si el pastor comunica y si se operan cambios en la vida de la comunidad y de las personas. Pero también se podrá evaluar la forma de entregar el mensaje y la calidad del mismo en contenido. Para esto los seminarios y facultades de teología pueden ayudar con criterios de evaluación.

P.- ¿Se están enfrentando los predicadores del siglo XXI a unos oyentes con una buena preparación bíblico-teológica o de otra índole?

R.- Pues en muchos casos sí, y esto demanda mayor preparación y ciclos de formación continua que los hay.

P.- ¿Se le resta autoridad a la Biblia si se admite que está culturalmente condicionada?

R.- En absoluto, todo lo contrario. Es una falta de respeto pensar que el texto está en un vacío cultural. El texto es relevante en primer lugar en su contexto, pero trasciende con su mensaje el contexto en el que nace para alcanzar otros contextos, pues el mensaje que transmite tiene que ver con el ser humano y sus realidades más íntimas, que son similares a través del tiempo y las culturas. El evangelio es totalmente transcultural.

P.- Una recomendación clave para los predicadores de este siglo XXI...

R.- No menospreciar a la audiencia. Respetar el texto y desde el mismo hablar al contexto actual. Para ello, Trabajar, trabajar y trabajar.

Finaliza la entrevista. Gracias, José Luis Andavert, por sus opiniones que vienen a poner un grano de arena en esta amplia reflexión sobre la predicación en un contexto desafiado por los cambios culturales de este siglo.

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