Del nini a la hombría

Muchos de los “NiNis” voluntarios y caprichosos, han tenido poca educación del ser interior.

21 DE SEPTIEMBRE DE 2014 · 05:05

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Hoy en día, en España, uno de cada cuatro jóvenes entre quince y veintinueve años ni estudia ni trabaja; y si a esta triste cifra añadiéramos los que ni tienen motivación alguna ni ganas, sería trágica la estadística.

Y si a esta afirmación se añadiera, que cada vez son más los mayores que también entran en el “ni interés por la vida interior ni en la superación moral, ni en el dominio propio”, la indiferencia de ser genuinamente hombres, llegaría a abismos tenebrosos. Y casi en lo único en lo que todos tienen ganas es en consagrarse a echar la culpa a todo aquel que pasa por su lado, especialmente al gobierno, a los partidos, a la sociedad, a la Iglesia y al sistema. Y no es así, la culpa no la tienen ni las leyes (imaginémonos que un 51% de españoles desobedecieran civilmente) ni el sistema educativo ni el laboral, ni la Iglesia (que ya tiene muchos que ni asisten, ni estudian, ni sirven, ni oran, ni casi nada) ni nada, la culpa es nuestra. Cada uno hemos de ser responsables de nuestra vida, y no debemos permitir que nada ni nadie pueda dominarnos hasta tal punto de convertirnos en unos “NiNis”, o en unos desgraciados.

Es evidente que el hombre no nace hecho ni derecho. Nace un cachorrillo perfectible, nace una posibilidad. No una, sino múltiples. Si cada niño tuviese sólo una, llevaría el destino bajo el brazo. Pero el destino nos envuelve, nos conduce, da sentido y hombría a la vida. Y ésta, cuando es fuerte interiormente, influye en el trayecto y en la forma de recorrerlo. No cuenta sólo el acto de nacer: cuenta el cómo, el dónde y entre quiénes se crece. Aparte de hacer el hombre: lo hacen. Como debería ser resultado de amor por las vías respiratorias y vías lácteas –respirando y amamantándose  y con la función de la familia se configura lo que el hombre acabará por ser. El Doctor Loukás, definió el proceso de crecimiento de Jesús como: “crecía y se fortalecía en estatura, se llenaba de sabiduría en gracia con Dios y favoreciendo a los hombres” y la importancia de la sabiduría con la que se llena el hombre, actuará como fuerza superior, que reacciona contra el primer obstáculo; cuando otros abandonan.

Muchos de los “NiNis” voluntarios y caprichosos, han tenido poca educación del ser interior, de la intimidad, el amor, la fe, la comunidad, la Palabra de Dios, porque estas enseñanzas, influencian en las manifestaciones sociales de la ética, y más aún la idea del trato con los otros: los modales.

“Desde el Corazón” observo, más que en otras épocas, que el hombre se rebela contra encasillamientos clasistas, económicos y religiosos; para muchos es casi una vergüenza que los reconozcan como creyentes, y quieren hacerse por sí mismos. Olvida que, por desgracia, es muy difícil porque ya está hecho; y no siendo creyente, si intenta mejorar como persona –que es lo mínimo y lo lógico  es cuestión de prestigio, y sus otras maneras de superación están en hacer fortuna o su status, todo lo cual, tiene poco valor de eternidad. Actitudes que, dado nuestro sentido materialista, no brotan por lo común de un deseo espiritual de mejorar en sí, sino de un deseo de mejorar su suerte. Se trata de ficciones, en el fondo, de comportamientos externos, de una técnica de mercado para vender mejor, para venderse.

¿Qué es lo que hace fuerte a un hombre?, no es tener un cuerpo poderoso a base de buenos ejercicios de body building, ni la capacidad de convencer con el tono de voz ni la inteligencia de sus argumentos, jamás por poder abofetear a una mujer con palabras o las acciones, ni su capacidad para practicar los más duros deportes, ni por creerse autosuficiente, ni por haber pasado con honores un cursillo para altos ejecutivos ni un método de refinamiento. La fortaleza se manifiesta en la amplitud de los gestos de amor y ternura, en la demostración de o buen amigo que puede ser de los suyos, en la generosidad del corazón, en las cargas que puede soportar, en la pureza con que trata a todas las personas y la capacidad de ser fiel.

La fortaleza,  si es que se da, porque más bien se consigue se da con un cultivo infantil asimilado en las áreas psicológicas, físicas y espirituales, un largo aprendizaje, la imitación de nobles puntos de referencia. La verdadera educación es la interiorizada, la convertida en la primera naturaleza, la que teniendo como base todo lo que corresponde a la vida y piedad, y desde ahí, sabiduría para huir de la corrupción, poniendo toda diligencia que añadir a la fe, virtud, conocimiento, dominio propio, perseverancia, ética, afecto solidario y a todo esto, amor. Si estas cosas se hacen y se persiguen, imposible ser seres “NiNis”, pero sí, Hombres.

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