¡Me han robado el coche!

14 DE SEPTIEMBRE DE 2014 · 05:35

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“¡Me han robado el coche!”... Eso es lo que pensé en un primer momento. Pero resultó ser que la grúa municipal me lo había secuestrado sin justificación alguna. Lo que me tocaba era perder el tiempo en alegaciones y tener que pagar injustamente. Finalmente, gané el recurso por las pruebas y fotografías que presenté y me cancelaron la multa; pero no me reintegraron la sanción por la intervención de la grúa, dándome una respuesta administrativa de lo más peregrina que alguien pueda llegar a imaginar.

Estas, también, son las cosas de la vida que hay que afrontar cotidianamente. Y uno se pregunta: “¿Qué es lo que he hecho mal?”; pero estas cosas pasan y a veces, otras peores.

...En todo y por todo debemos de estar enseñados", como les dice el apóstol Pablo a los filipenses. Debemos aprender a soportar las contingencias de la vida y a sobreponernos a ellas con la confianza de que el Señor tiene el control, incluso de los contratiempos que podamos padecer. Nunca debemos sentirnos víctimas de una conspiración diabólica contra nosotros; si bien es cierto que"las huestes espirituales de maldad" actúan contra nosotros, en ciertas ocasiones, por un soberano consentimiento divino. Pero no hemos de caer en el victimismo y el pesimismo que nos envuelve socialmente, hemos de confiar en nuestro Dios cada día y en cada momento hasta sus últimas consecuencias.

-Porque ni siquiera un pelo, cae de nuestra cabeza, sin la voluntad expresa de Dios- esto dijo Jesús. Yo lo creo a pies juntillas y me someto a su voluntad, lo cual no quiere decir que me resigno (porque la resignación es una frustración ahogada en nuestro subconsciente). Lo que sí tengo muy presente, es que el Dios nuestro tiene el control de todos los momentos y detalles de nuestra vida, aunque a veces nos quedemos totalmente perplejos ante ciertas situaciones que no llegamos a comprender.

Por otra parte, sobre la cuestión que nos ocupa, lo que tocaba era espabilarse y presentar las correspondientes alegaciones. Y, si fuese el caso también, reconocer que podría haber cometido alguna que otra infracción, aunque al final quedó demostrado que no fue así.

En fin, de lo que nos damos cuenta es que, en las incidencias de la vida cotidiana, debemos hablar con el Señor sobre lo que nos pueda estar sucediendo y seguir confiando en su oportuna intervención, pidiéndole que proteja nuestro frágil estado de ánimo para que no decaiga o incluso que nos dé la necesaria sabiduría efectiva para la resolución del problema, sea cual sea.

Recuerda que Jesús está con nosotros, a nuestro lado (aunque la grúa se nos lleve el coche) todos los días y hasta el fin del camino. 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El Tren de la Vida - ¡Me han robado el coche!