El velo de Moisés

Bajo el nombre de ‘democracia’ se cobijan numerosos falsos modelos de gobierno, desde el presidencialismo personalista más vergonzoso hasta la anarquía. Todos comunican un relato oficial, aunque hipócrita.

14 DE SEPTIEMBRE DE 2014 · 05:25

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El velo de Moisés

 La forma más popular de gobierno es la república, modelo antiguo establecido por los griegos por el cual el Poder del Estado se ejerce hoy a través de tres ramas independientes: la Ley, la Justicia, y el Gobierno.

Desde la Revolución Francesa los ciudadanos, cansados de las monarquías absolutistas, eligen directamente a sus representantes en elecciones ‘libres’. Esto es en teoría.

Por su lado, la clase política de los que eligen competir para ser elegidos, trabaja para mantener fuera de sus planes de gobierno cualquier mención a Dios; así exaltan el pluralismo en ‘democracia’.

Su tarea es tratar de convencer a los electores de que ellos son los más democráticos y eficaces para gobernar. El discurso político, desde hace muchos años ha cambiado permanentemente; no se trata de satisfacer lo que el pueblo pida o se sabe necesita, sino de permanecer en el poder de la manera que sea. Por eso, bajo el nombre de ‘democracia’ se cobijan numerosos falsos modelos que van desde el presidencialismo personalista más vergonzoso hasta la anarquía. Todos comunican un relato oficial, aunque hipócrita.

TEOCRACIA, MONARQUÍA Y REPÚBLICA.

La historia bíblica y la secular revelan que Israel decidió dejar de ser una teocracia, para pasar a ser una monarquía secular más y, después de milenios, reaparecer como una de tantas repúblicas del mundo.

Respecto de estos cambios de organización en el estado terrenal hay diversas posiciones.

En un extremo están los fundamentalistas que asumen conocer la soberanía de Dios y Sus propósitos. Sostienen que todo lo que ocurre bajo el sol está prefijado por Dios, sea bueno o malo, porque Él pone y saca a los que gobiernan. Es decir, responsabilizan a Dios por todo y – al hacerlo – se consideran no culpables de todo lo que ocurra. Para ellos su destino ya está escrito y anhelan que Dios, finalmente, tenga misericordia de ellos. Entre ellos hay toda clase de personas; los que creen que se ganarán el favor divino no haciéndole daño a nadie y cumpliendo con rituales, los que defienden el Orden mundial basado en las finanzas y poderío bélico sea de EE.UU. e Israel o de los Estados Islámicos, y esa enorme masa de seguidores de líderes que predican a un Dios generoso que busca la felicidad de sus criaturas aquí y ahora que se conoce como ‘doctrina o teología de la prosperidad’, entre otras muchas variantes.

En el otro, están los que no asumen conocer todos los propósitos divinos, pero confían que un día - ya en la gloria - les será revelado todo lo que no pudieran saber hoy 1. Creen que el Evangelio es claro como cristal, que todo lo que ocurre sobre la faz de la tierra es consecuencia del pecado y las obras de los humanos que ya están condenados por no creer en Jesucristo como Salvador y Señor de sus vidas; que Dios trabaja para impedir que las acciones humanas destruyan por avaricia Su creación y distorsionen los tiempos de Su Plan perfecto de Redención y que, finalmente, Él habrá de pagar a cada uno conforme a sus obras, sean buenas o malas. Citar en la Biblia lo que ellos creen es citarla de tapa a tapa.

Lo sorprendente del relato bíblico es que seres humanos, como Moisés en este caso, tuviesen encuentros personales con Jehová Dios.

El hijo de Amram y Jocabed 2 era segunda generación de israelitas nacidos en Egipto; por la manera que fue salvado de morir a causa de la orden faraónica su nombre significa ‘salvado de las aguas’. También se usa ‘salvador de las aguas’ en alusión a su liderazgo cruzando el Mar Rojo con todo Israel.

Moisés recibió la orden de escribir en dos tablas de piedra el testimonio de Sus mandatos para Israel. Con ellas quedó constituido en el legislador que habría de liderar a Su pueblo durante la travesía en el desierto. Así comenzó esa forma de gobierno en la que Dios gobernaba por medio de dos hombres por Él elegidos; Moisés era el representante que aplicaba la Ley haciendo justicia con el pueblo; Aarón el sacerdote que ofrecía holocaustos para obtener Su favor para con el pueblo rebelde.

Pero, a pesar de los distintos períodos en los que Dios perdonaba las transgresiones de Su pueblo llegó el día cuando Israel – en el colmo de su rebeldía - rechazaría la teocracia, pediría a Dios un rey terrenal e inauguraría con Saúl la monarquía con la que serían como los demás reinos terrenales. No querían más a Dios como rey, su ardiente deseo era independizarse, manejarse por su cuenta descontando Su ayuda.

EL VELO DE MOISÉS

Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios. Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él. Entonces Moisés los llamó; y Aarón y todos los príncipes de la congregación volvieron a él, y Moisés les habló.

Después se acercaron todos los hijos de Israel, a los cuales mandó todo lo que Jehová le había dicho en el monte Sinaí. Y cuando acabó Moisés de hablar con ellos, puso un velo sobre su rostro.

Cuando venía Moisés delante de Jehová para hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía; y saliendo, decía a los hijos de Israel lo que le era mandado. Y al mirar los hijos de Israel el rostro de Moisés, veían que la piel de su rostro era resplandeciente; y volvía Moisés a poner el velo sobre su rostro, hasta que entraba a hablar con Dios.” 3

Veamos cómo describe el apóstol Pablo el hecho de que Moisés cubriese su rostro poniéndose un velo. Dice a los corintios:

nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica (…) el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,”4

Analizando el texto bíblico podemos afirmar que:

a) El rostro de Moisés resplandecía después de hablar con Dios. El pueblo lo notaba, como se nota con la piel de alguien que ha estado expuesto al sol, aunque en este caso la piel se oscurezca.

b) Moisés se tapaba el rostro resplandeciente con un velo delante de los israelitas. Quería evitar que hiciesen de ese hecho un motivo para caer en la idolatría.

c) Moisés se quitaba el velo cada vez que se presentaba ante Jehová Dios. Esa señal de respeto de parte del mensajero del Supremo es confirmación de que nadie jamás puede esconderse de Dios.

La interpretación paulina del texto del AT puede resumirse así:

a) Los mensajeros son hechos competentes por parte de quien los envía; en este caso Pablo reconoce su competencia como proveniente de Dios, no de parte de ningún líder humano.

b) El ministerio de la Ley mosaica era de muerte, puesto que nadie pudo cumplir la Ley, aparte de Jesucristo. ‘El alma que pecare esa morirá’ 5. Pero, aún así la Ley fue con gloria (la que reflejaba Moisés en su rostro) versículo 35.

c) Dios es quien elige a Sus ministros del nuevo pacto; que es el sellado por la sangre de Jesucristo vertida una sola vez y para siempre. Este pacto está implícito en el espíritu, no en la letra de Ley.

d) La gloria que provenía de la Ley era pasajera, por tanto es figura de otra gloria más permanente: la gracia de Dios. El apóstol confirma que la primera gloria debía desaparecer para que llegase la nueva gloria, es decir, la plenitud de la deidad habitando en la persona de Jesucristo 6.

LA JUDAIZACIÓN DE ISRAEL

Tras rechazar el reinado de Jehová y elegir la monarquía terrenal, este período en la vida de Israel 7, incluye dos períodos bien definidos; el primero, durante los reinados de Saúl, David y Salomón, que duró cien años (de 1030 a 930 a.C.) e incluye la construcción del Templo ordenado por Dios. El segundo, comienza con la división del reino unido y la creación de uno nuevo al que se denominó Reino del Norte para evitar confusiones con el primero. Este duró 210 años (928-722 a.C.) hasta ser conquistado y destruido por el Imperio Asirio. Así llegó a su fin el reino del Norte.

Al sur quedó el reino constituido por las tribus de Judá y Benjamin, separadas de las diez del Norte, por lo que fue denominado Reino del Sur. Este reino duró unos 344 años hasta que fue conquistado por el Imperio Neo Babilónico en 586 a.C. Así llegó a su fin el reino del Sur.

El término ‘judío’ es mencionado por primera vez en la Biblia en el libro de Esdras, donde se repite siete veces; en el libro de Nehemías se lo usa diez veces 8. Es más aceptada la versión de que esos libros fueron escritos por ambos líderes judíos sirviendo en la corte del Emperador Persa. Esto es en los años 430 o 431 a.C. En ellos se narra la vida del pueblo escogido de Dios en el imperio Persa a lo largo de cien años.

Jesús nace 42 generaciones después de Abraham. Es de enorme relevancia que la genealogía de Jesús, por vía de José – esposo de María, su madre – incluya una enorme diversidad de ancestros 9.

Las primeras 14 generaciones llegan a David, en quien Dios deposita la promesa de un reino sin fin 10.

Las segundas 14 generaciones finalizan en la deportación de los judíos a Babilonia. En este período hubo monarcas que hicieron lo malo y sólo unos pocos que hicieron lo bueno delante de los ojos de Dios. Ninguno fue perfecto. ¡Vaya contraste! ¿Cómo sería posible recordar la promesa de Dios estando bajo el yugo de un poderoso imperio pagano?

Las terceras 14 generaciones comienzan durante la esclavitud que se tornó benigna gracias a la presencia de hombres de Dios que, como Daniel, Nehemías y Esdras, por su honradez y valiente testimonio hallaron gracia delante de los reyes persas Ciro, Darío y Artajerjes. Entre los sobrevivientes de los deportados que regresaron a Jerusalén hubo pues ancestros de Jesús.

La única explicación que podemos encontrar a esta aparentemente contradictoria genealogía reside en el hecho de que Dios amó tanto al mundo, que nos envió a Su único perfecto Mediador para garantizar la vida eterna a toda persona que cree en Él; no importando su etnia, nacionalidad, condición social, género o religión, toda persona que cree en Jesucristo como el Hijo de Dios pasa de la muerte a la vida 11. En ese hombre perfecto y sin pecado, Dios encarnado y conservando su naturaleza divina, hombres y mujeres pecadores pueden hallar perdón de pecados y vida eterna. Convertidos en nuevas criaturas pasan de estar condenados a ser iglesia de Dios con Su Hijo como cabeza. El poder del infierno no podrá contra ella. Es la única prueba de que el amor de Dios es real y efectivo todavía hoy 12.

Saber que a lo largo de la Historia, por más que reinasen las divisiones, enemistades, guerras y esclavitud Dios siempre tuvo un remanente Suyo y que de él nacería el Salvador, debiera llevarnos a la humillación y arrepentimiento, a reconocer que si hemos sido escogidos por Él para vida eterna no hay mérito propio alguno en ello, sino Gracia pura de un Dios cuyo amor no merecemos 13.

Demos gracias a nuestro Padre por habernos permitido entrar en Su reino y por destinarnos a vivir en la Jerusalén celestial. Pidamos por los que gobiernan el mundo para que teman a Dios. No permitamos a nadie que nos engañe con doctrinas de hombres aunque hagan flamear sus biblias en el aire y peguen zapatazos en el suelo. Intercedamos por los que intentan hacernos volver a las obras de la Ley para que perdamos el gozo de nuestra salvación. Pidamos por ellos, que se arrepientan de su orgullo y soberbia basados en una elección a la que no honraron ni honran; que dejen de planificar la reconstrucción terrenal de un reino que no es de este mundo y vuelvan a Dios que les espera con los brazos abiertos como un padre a su hijo extraviado 14.

Si Dios lo permite concluiremos en nuestra próxima nota. La Paz del Señor abunde en nuestros corazones.

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Notas

Ilustración: escudo del actual Estado de Israel.

1. 1ª Corintios 13:9,10; Daniel 2:30; Lucas 10:21; Efesios 3:1-7

2. Éxodo 6:20

3. Éxodo 34:29-35

4. 2ª Corintios 3:5b-7

5. Ezequiel 18:4, 20

6. Colosenses 2:9

7. En hebreo: Mamlejet Isra’el

8. Esdras 4:12

9. Mateo 1:1-17

10. 2ª Crónicas 21:7; Lucas 1:30-33

11. Juan 3:16

12. Isaías 49:8; 2ª Corintios 6:2

13. Efesios 2:5-8

14. Lucas 15:18-24

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