El catolicismo misionero español

El envío de misioneros a otras partes del mundo ha sido siempre señal de vitalidad espiritual en las iglesias y de una visión global.

29 DE AGOSTO DE 2014 · 22:00

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	Miguel Pajares junto al hermano George Combey. / Juan Ciudad, ABC</p>
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Miguel Pajares junto al hermano George Combey. / Juan Ciudad, ABC

La muerte de Miguel Pajares, un misionero católico español que contrajo el ébola en su lugar de servicio en Liberia ha puesto sobre el tapete de la atención pública un hecho que se presta a la consideración de los evangélicos españoles. Comparto aquí esta reflexión como creyente evangélico, como misionero y como estudioso de la misión cristiana. El hecho de que el diario El País del domingo 17 de agosto haya puesto en la portada de su revista dominical la foto de Miguel Pajares dice mucho sobre el impacto de la noticia, si tomamos en cuenta que El País es una de las voces de crítica permanente del catolicismo español. Aparte de recordarnos la gravedad del brote de ébola en cuatro países africanos, que amenaza con extenderse, el artículo de ocho columnas dedicado a Pajares nos narra las peripecias, las tristezas y las alegrías de su misión. Nos recuerda además que hay 13,000 misioneros católicos españoles esparcidos por el mundo. En la historia de la misión cristiana el envío de misioneros a otras partes del mundo ha sido siempre señal de vitalidad espiritual en las iglesias y de una visión global que incluye tomar conciencia de las necesidades de personas en otras tierras. Esta sensibilidad y disposición al envío va siempre acompañada de una lectura renovada de la gran comisión de Jesús: “Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio a toda criatura.” Los 13,000 misioneros católicos españoles están repartidos en 130 países. El 54% son mujeres y el 46% varones. El país que más misioneros españoles recibe es el Perú, en donde hay 969, seguido de Venezuela con 968 y Argentina con 666. Hay 156 misioneros en Japón, 130 en Guinea Ecuatorial, y 19 en Rusia. El boletín de Obras Misioneras Pontificias del cual tomamos estos datos señala que hay 227 misioneros españoles “en países donde los cristianos son perseguidos”, así 116 en India, 26 en China, 19 en Corea del Norte o 29 en Argelia.[1] Algunos misioneros católicos españoles son famosos como el obispo catalán Pedro Casaldàliga que ha vivido casi toda su vida en Brasil, es un poeta exquisito y se ha destacado como defensor de los indígenas Xavantes, expulsados de sus tierras por colonos y terratenientes. Aquejado de mal de Parkinson, en 2012 el gobierno brasileño lo sacó de su casa en São Felix de Araguaia para protegerlo de las amenazas de muerte de que era objeto.[2] En el Perú tuve el privilegio de conocer al jesuita Manuel Marzal, antropólogo que se hizo peruano y era profesor universitario. Investigando la religiosidad en los numerosos pueblos de chabolas que rodean a Lima, Marzal se encontró, para sorpresa suya, con una presencia evangélica creciente y notable que llamó su atención profesional y terminó por ganarse su respeto. A ella dedicó secciones en algunos de sus libros que son obras de referencia. Durante los veinte años en que fui profesor de Misión en los Estados Unidos formé parte de una agrupación profesional conocida como la Sociedad Americana de Misionología, dedicada al estudio, investigación y publicaciones sobre el tema de la misión cristiana. La forman profesores y estudiosos de cuatro sectores: protestantes conciliares o ecuménicos, protestantes evangélicos, pentecostales y católicos. Todos ellos toman turnos como oradores en eventos, escriben para la revista trimestral Missiology, y se turnan en la dirección de la entidad y la organización de sus actividades. Las reuniones anuales eran una excelente combinación de evento académico y momento de fortalecimiento espiritual. Aprendí a respetar y admirar la dedicación, disciplina, calidad profesional y entusiasmo de colegas católicos y católicas, que en numerosos casos habían hecho obra misionera en diferentes partes del mundo. Extraño aquella camaradería cristiana y profesional aunque me parece que en España estamos lejos todavía de poder tener algo semejante. Al reflexionar sobre este tema nos ayuda mucho la conciencia histórica. Los protestantes de los siglos XVI y XVII poco interés manifestaron en la misión global. Recién a mediados del siglo XVIII prende la visión misionera entre los pietistas moravos y luego florece en el mundo de habla inglesa con figuras como Guillermo Carey. En los siglos precedentes la misión cristiana la llevaron a cabo mayormente las órdenes religiosas misioneras en el marco del Catolicismo. Así fue en el siglo XVI cuando se descubrió América.[3] Al celebrarse el quinto centenario del descubrimiento se publicaron muchos trabajos históricos y teológicos sobre el tema de la evangelización de las Américas. Refiriéndose a las luces y sombras de esta historia, particularmente de la participación española en ella, hay un libro cuyo título es elocuente: Gracia y desgracia en la evangelización de América.[4] Mi colega y amigo el Dr. Estuardo McIntosh misionero escocés por varias décadas en el Perú, es un experto en la lengua quechua, una de las lenguas nativas de mi país. Durante sus andanzas y estudios cayó en sus manos el libro De procuranda indorum salute, publicado en 1590 por José de Acosta, misionero jesuita que había pasado diecisiete años en las Américas.[5] Estuardo se sintió conmovido por el fundamento bíblico, la pasión evangelizadora y la vitalidad espiritual de este verdadero manual de Misionología. Se ha dado el trabajo de traducirlo al inglés porque cree que puede ser útil para los estudiosos y para las nuevas generaciones de misioneros evangélicos. [6] De los 13,000 misioneros españoles un 54% están entre los 70 y 90 años de edad y un 43% entre los 40 y los 70. Sin embargo, es significativo leer cómo acaba el mencionado artículo de El País dedicado a Pajares. Después de señalar que el 7 de agosto soldados españoles lo sacaron del hospital de la orden de San Juan de Dios donde trabajaba, en Monrovia, junto a la monja Juliana Bonoha Bohe, para traerlos al hospital Carlos III en Madrid, termina diciendo: “La orden ya tiene listo un nuevo equipo de religiosos preparado para aterrizar en Monrovia y reanudar la actividad hospitalaria en cuanto sea posible.” Hay, pues, en España, lugares de vitalidad espiritual y misionera.


[2] El País, 8 Dic., 2012.
[3] A quienes tengan interés en el tema les recomiendo dos libros de autores evangélicos. Una introducción breve pero jugosa y bien ilustrada, por Timothy Yates La expansión del cristianismo, San Pablo, Madrid, 2007. Un tratado más extenso pero de lectura nada difícil por Justo L. González y Carlos F. Cardoza, Historia general de las misiones, CLIE, Viladecavalls 2008.
[4] Instituto Teológico de Vida Religiosa,Gracia y desgracia en la evangelización de América, Publicaciones Claretianas, Madrid, 1992.
[5] José de Acosta S.J.De Procuranda Indorum Salute, edición castellana, Ediciones España Misionera, Madrid, 1952.
[6] G. Stewart McIntosh, “Acosta and the De Procuranda Indorum Salute. A Sixteenth Century Missionary Model With Twentieth Century Implications”, The M.R. Bulletin Vol 2, No.2, 1989. Published by MAC RESEARCH,

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