Hélder Favarin: Necesitamos estar presentes en los “areópagos” de nuestros días

Creo que conectamos muy poco con las nuevas generaciones en nuestros actuales modelos, incluyendo la manera como predicamos.

22 DE AGOSTO DE 2014 · 22:00

<p>
	Helder Favarin, predicando.</p>
,

Helder Favarin, predicando.

En la serie sobre la Predicación Expositiva no nos olvidamos de los jóvenes. Por ello hoy entrevistamos a un joven predicador, Hélder Favarin", quien reconoce "que es común que algunos jóvenes se sientan muy desconectados de lo que escuchan los domingos en nuestras iglesias y busquen esa enseñanza relevante en eventos juveniles". Hélder Favarin es impulsor y comunicador del ministerio 180° Global (180global.org), un movimiento que tiene como fin llevar las Buenas Noticias de Jesús especialmente entre los jóvenes, y es el director del Festival 180° (festival180.com). Además, es autor del libro Algo más y tiene una Maestría por el London School of Theology. Ha sido pastor de jóvenes y hoy es parte de SEPAL España. Predica y enseña continuamente en España y otros países. Pegunta.- ¿Es necesaria una formación básica para poder predicar? Respuesta.- Algunos de los predicadores más influyentes de la historia de la Iglesia no tuvieron formación formal. Es el caso de Charles Spurgeon, por ejemplo (descrito por algunos como el príncipe de los predicadores). Al mismo tiempo, Spurgeon leía de media seis libros a la semana y fue un autodidacta. Sabemos que Dios llama y usa como predicadores a quienes él quiere, incluyendo a personas con muy poca formación, como fueron la mayoría de los apóstoles. Pero los mismos apóstoles antes de predicar caminaron con Jesús y aprendieron de Él. Debemos responder con excelencia a la vocación que hemos recibido de nuestro Maestro; así que creo que todos los que hemos sido llamados a predicar debemos sin duda formarnos en todos los sentidos que podamos. Nunca hemos tenido tanto acceso a información como hoy y debemos abrazar todas las posibilidades que podamos para ser lo más efectivos que podamos como predicadores. Un estudio de los predicadores más extraordinarios de la historia nos muestra que estudiaban mucho y eran constantes aprendices. Cuando más bebemos y conocemos, más podremos ofrecer y compartir a la hora de comunicar la palabra de Dios. P.- Usted tiene una larga experiencia como expositor bíblico entre los jóvenes. ¿Nos podría decir qué es la predicación expositiva? ¿Es un método nuevo o estamos hablando de la predicación de toda la vida...? R.- En la predicación expositiva, como describe Stephen Nelson, “(…) el tema y la estructura del mensaje reflejan el tema y la estructura del pasaje bíblico”1. No es un método nuevo sino que ha sido usado durante todos los siglos de la iglesia. El apóstol Pablo le dijo al joven predicador Timoteo: “Predica la palabra (…)” 2 Tim. 4:2. Más que uno de varios métodos, la predicación expositiva es, en mi opinión, la manera más natural de comunicar las verdades bíblicas con el fin de expresar con fidelidad lo que nos dice Dios en la Biblia. La predicación expositiva nos ayuda a no caer en la tentación de afirmar lo que deseo expresar y luego utilizar la Biblia para sostener esas ideas. En la predicación expositiva el predicador es “dominado” por el texto bíblico y no lo contrario. P.- ¿Se han alejado los predicadores modernos de este tipo de predicación? ¿Se han alejado de los jóvenes? R.- Creo que tristemente muchos predicadores modernos sí se han alejado de la predicación expositiva. No estoy hablando de la predicación versículo por versículo necesariamente. Estoy hablando de la predicación que es dirigida, formulada, diseñada y comunicada a partir de la narrativa bíblica. No obstante, muchos predican sus ideas (o experiencias) y usan los textos bíblicos para fundamentar lo que están diciendo. De forma general en nuestras reuniones de iglesia tengo la impresión de que sí nos hemos alejado de los jóvenes en nuestras predicaciones. El mundo ha experimentado cambios gigantes en los últimos años (por ej. la revolución en las comunicaciones a través de las redes sociales) y las nuevas generaciones viven el epicentro de esos cambios; sin querer generalizar, diría que en nuestras iglesias evangélicas no hemos acompañado esos cambios en nuestra manera de comunicar (no en el contenido, por supuesto). Es muy común que algunos jóvenes se sientan muy desconectados de lo que escuchan los domingos en nuestras iglesias y busquen esa enseñanza relevante en eventos juveniles. P.- ¿Se requiere una predicación específica para llegar a los jóvenes? ¿Acaso es necesario una mayor creatividad, hablarles de los temas que les interesan y acordes a su etapa de vida? O no merece la pena... R.- Creo que una predicación puede ser al mismo tiempo relevante para jóvenes y mayores (los predicadores más efectivos suelen tener esa perspectiva y llegan al mismo tiempo a diferentes audiencias). Eso no significa que no haya necesidad de que en algunos momentos concretos (reuniones por edades, campamentos, eventos…) tratemos asuntos específicos a su etapa de vida. La gran pregunta en la predicación expositiva es ¿Qué dice este pasaje sobre las diferentes realidades de la vida? Predicar no es solo enseñar la Biblia. Predicar es hablar de las realidades de la vida a partir de la Biblia (la predicación es práctica, relevante y transformadora). Es muy interesante estudiar las predicaciones de Jesús. Percibimos que él utilizaba metáforas, ejemplos y situaciones comunes a sus oyentes. Sus palabras conectaban inmediatamente con la realidad de los que le escuchaban. También Pablo, por ejemplo, predicaba de maneras diferentes el Evangelio dependiendo del contexto en el cual estaba (Por ej. a judíos en la sinagoga en Hechos 13 o a politeístas griegos en Atenas en Hechos 17). P.- ¿Cuando les predica, aborda temas como la sexualidad, la política, la corrupción, la violencia en todos sus aspectos, la injusticia social, etc.? O conviene no hablarles de la problemática que se cuece en el mundo que los rodea... R.- Intento abordar, a partir de la Biblia, problemáticas que sean pertinentes a lo que están viviendo hoy. Es impresionante ver como la Biblia es actual y abierta en temas que muchas veces no tratamos en nuestras iglesias (sexo, dinero, relaciones, etc.). El fin de la predicación no es la transmisión de información bíblica, pero sí la transformación de vidas para la gloria de Dios. Los fariseos y saduceos eran los grupos que más sabían de las escrituras en los tiempos de Jesús; al mismo tiempo fueron los más criticados por él. Interesante eso, ¿no? Ellos no permitían que la palabra de Dios cambiara sus vidas y su conocimiento de ella les hacía arrogantes y legalistas; lo mismo nos pasa a algunos hoy. Una lectura honesta de la Biblia demuestra lo increíblemente relevante que es su contenido a las más variadas problemáticas humanas. Nuestro deber como predicadores es entender nuestro tiempo y contexto y hablar desde la perspectiva bíblica. P.- Si tuviese que realizar una radiografía acerca de este aspecto en las iglesias españolas, ¿cuál sería su diagnóstico? R.- No puedo generalizar ni para nada cuestionar motivaciones del corazón. Lo que sí puedo decir es que, de forma general, creo que conectamos muy poco con las nuevas generaciones en nuestros actuales modelos, incluyendo la manera como predicamos. No es difícil encontrarnos con predicaciones aburridas, irrelevantes y que no conectan con lo que estamos viviendo. La palabra de Dios no lo es, por supuesto; pero muchos la comunicamos de una manera que la hacemos poco interesante para los oyentes de la sociedad española en el siglo XXI. P.- Cuando se prepara una exposición, ¿es importante conocer y entender el contexto donde están insertos los oyentes, conocer sus desafíos, sus problemáticas? O una exposición surge del criterio personal del predicador. R.- Es fundamental. Como decía el conocido teólogo suizo Karl Barth a sus alumnos: "Tened la Biblia en una mano y el periódico en la otra". Es por tanto trabajo del predicador usar toda la creatividad que Dios le ha dado para comunicar con la mayor excelencia posible las eternas verdades de la escritura. Sabemos que Cristo es la respuesta, pero es nuestra responsabilidad conocer las preguntas de nuestros días. Si creemos que realmente tenemos el más extraordinario mensaje a ser comunicado al mayor número posible de personas, entonces deberíamos utilizar todos los medios posibles para cumplir esa misión. Necesitamos estar presentes en los “Areópagos” de nuestros días. Como escribió John Stott, necesitamos practicar la “doble escucha”: escuchar la palabra de Dios con un oído y al mundo con el otro; así construiremos puentes para que la gente hoy sea impactada por la eterna palabra de Dios. Siempre debemos llegar a Cristo en nuestras predicaciones, pero salimos de diferentes puntos dependiendo de las personas con las que estamos hablando. P.- ¿Debe ser el predicador el primero en entusiasmarse, apasionarse, por el mensaje a exponer? R.- Sin duda. Nunca compartimos mejor que cuando “transbordamos”. El mensaje debe impactarnos, inspirarnos y llevarnos al camino por el cual queremos que nuestros oyentes caminen también. Predicar, creo yo, no es decir “estoy en este punto y os invito a venir”. Predicar es poder decir "estoy caminando en esa dirección y os invito a venir también". El predicador no es perfecto o santo, por supuesto; pero sí es alguien que ha sido afectado por el mensaje bíblico que desea comunicar y está dispuesto a ser ejemplo y liderar a otros en ese viaje. P.- ¿Escasea el don pastoral cuando se predica o enseña? ¿Se están preocupando los predicadores por inspirar respeto y afecto por parte de quienes los oyen? R.- La predicación y el cuidado pastoral deberían siempre caminar juntos. Aunque para algunos uno u otro don sea más claro, la predicación debe ser entendida como elemento fundamental en el proceso de hacer discípulos, pero no es el único elemento. El cuidado pastoral nos ayuda a conocer mejor a las personas y por tanto a hablar de forma que podamos atender sus necesidades; y también nos permite continuar conversaciones que el sermón puede haber generado. La iglesia local debe ser un espacio de diálogo, apertura y reconocimiento de las dudas de la gente. Los predicadores que Dios ha usado de forma significativa en la historia han demostrado un gran amor e interés por aquellos que les oyen. P.- ¿Debe el predicador evaluarse cada cierto tiempo? Si es así, cómo debe llevar a cabo esta evaluación? ¿Debe la iglesia evaluar a sus predicadores? R.- Yo creo que sí. La evaluación genera crecimiento. Como predicadores siempre debemos tener la intención de desarrollar con mayor excelencia la vocación que Dios nos dio. Creo que como predicadores debemos estar escuchando constantemente a otros predicadores para aprender con ellos y reconocer cómo podemos mejorar. Pienso que ayuda muchísimo pedir la opinión de aquellos que nos escuchen (en conversaciones o evaluaciones escritas, por ejemplo) para asegurarnos de que estamos realmente conectando y enseñando de forma adecuada. También es muy buena idea tener a algunas personas cercanas que intencionalmente den su opinión al predicador después de cada predicación (de forma ideal durante la semana). Todo eso nos ayudará a desarrollar nuestro ministerio de la predicación. La verdad es que muchos no queremos ser evaluados por causa de nuestra inseguridad y miedo de pensar que no lo estemos haciendo bien. Pero aunque sabemos que Dios actúa a pesar de nuestros fallos y debilidades, es nuestra responsabilidad responder con excelencia y dedicación a nuestro llamado. P.- ¿Se están enfrentando los predicadores del siglo XXI a una nueva generación con una buena preparación bíblico-teológica o de otra índole? R.- Como sabemos, hoy tenemos acceso sin precedentes a la información. A través de internet uno puede investigar lo que sea y encontrar una cantidad de recursos gratuitos. Por un lado, esto abre enormes puertas para que como predicadores hagamos uso de esa información, y nuestro contenido sea aún más rico y diversificado. Por otro lado, supone un desafío aún mayor (y diría que positivo), pues es más difícil que la gente sencillamente “trague” lo que decimos; unos minutos después que prediquemos (algunos lo hacen mientras predicamos con sus móviles) nuestros oyentes pueden buscar en internet la información que hemos compartido, escuchar otras opiniones, etc. La gente hoy sabe mucho más de todo que hace pocos años; como predicadores también debemos saberlo (además de nuestros conocimientos bíblicos por supuesto) si queremos ser efectivos en el siglo XXI. P.- ¿Qué significa la oración para quien expone la Palabra? R.- No hay palabras que expresen la importancia de la oración; es como reflexionar sobre la importancia del aire que respiramos para nuestra vida. De forma específica para quien expone la Palabra, la oración es clave en todos los sentidos. Es esencial en la vida personal del predicador, en el estudio de la Biblia, en la preparación del sermón y durante el momento de la predicación. Cristo nos dejó el extraordinario ejemplo de consagración e intimidad con el Padre a través de la oración antes de ministrar a través de sus enseñanzas. Cuanta más oración, más fresco será lo que compartamos. Cuanta más oración, más poder y unción en la vida del predicador. Cuanta más oración, más sensibilidad a la acción del Espíritu durante el momento de la predicación. Cuanta más oración, más frutos e impacto. Es interesante recordar que los discípulos de Jesús nunca le pidieron que les enseñase a predicar, pero sí le pidieron que les enseñase a orar. Como comunicadores de Su Palabra, necesitamos pedir lo mismo constantemente. P.- Usted es un gran lector. ¿Podría recomendarnos un libro sobre Predicación? R.- Recomendaría: “Discursos a mis estudiantes”, de Charles Spurgeon. “Lapredicacióny lospredicadores”, de Martyn Lloyd-Jones. “Comunicación”, de Andy Stanley. “La predicación: Puente entre dos mundos”, de John Stott. Finaliza la entrevista. Gracias, Hélder Favarin, por sus reflexiones acerca de cómo se está comunicando la Palabra a los jóvenes de este siglo XXI.
1  Stephen Nelson Rummage.Planifique su predicación(Grand Rapids, Michigan: Portavoz, 2002), p. 71.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Muy Personal - H&eacute;lder Favarin: Necesitamos estar presentes en los &ldquo;are&oacute;pagos&rdquo; de nuestros d&iacute;as