Romance
Selecciona: Isabel Pavón.
20 DE JUNIO DE 2014 · 22:00
En el principio moraba
el Verbo, y en Dios vivía,
en quien su felicidad
infinita poseía.
El mismo Verbo era Dios,
que el principio se decía;
él moraba en el principio,
y principio no tenía.
Él era el mismo principio:
por eso dél carecía;
el Verbo se llama Hijo,
que del principio nacía.
Hale siempre concebido,
y siempre le concebía.
Dale siempre su sustancia,
y siempre se la tenía
Así la gloria del Hijo
es la que en el Padre había,
y toda su gloria el Padre
en el Hijo poseía.
Como amado en el amante,
uno y otro residía,
y aquese amor que los une
en lo mismo convenía.
Con el uno y con el otro
en igualdad y valía,
tres personas y un amado
entre todos tres había.
Y un amor en todas ellas
un amante los hacía,
y el amante es el amado
en que cada cual vivía.
Que el ser que los tres poseen,
cada cual lo poseía,
y cada cual de ellos ama
a la que este ser tenía.
Este ser es cada uno,
y esto solo las unía
en un inefable nudo
que decir no se sabía.
Por lo cual era infinito
el amor que las unía,
porque un solo amor tres tienen,
que su esencia se decía.
[San Juan de la Cruz (1542-1591)] (Fuente:Jesús en la poesía, 2ª edición a cargo del P. Pablo Schneider, S. V. D. Buenos Aires: Editorial Guadalupe, 1955)
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Poe+ - Romance
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