Taller de Predicación: Capacitando para la misión

No se pude sobreestimar la importancia de la predicación para la salud de las iglesias.

20 DE JUNIO DE 2014 · 22:00

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	Comit&eacute; Taller de Predicaci&oacute;n: Jes&uacute;s Caram&eacute;s, Timoteo Glasscock, Jaume Llenas, Francisco Mira, Mark Meynell, Andr&eacute;s Birch y Andr&eacute;s Reid (de Dcha. a Iz.).</p>
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Comité Taller de Predicación: Jesús Caramés, Timoteo Glasscock, Jaume Llenas, Francisco Mira, Mark Meynell, Andrés Birch y Andrés Reid (de Dcha. a Iz.).

Continuamos hablando de la formación, esta vez tenemos como eje central la Predicación. Hoy entrevistamos a Andrés Reid, coordinador del Taller de Predicación, una iniciativa que, según el propio Reid, “nació con el primer retiro nacional realizado en enero de 2013, después de intensas conversaciones entre hermanos de distintas denominaciones, lo cual nos permitió descubrir que compartíamos de forma unánime la profunda convicción de que todos los sectores de las iglesias evangélicas de España tienen una gran necesidad de formación para la predicación expositiva de la Palabra de Dios. Durante ese mismo marco de tiempo varios de nosotros, de forma independiente, entramos en contacto con el Ministerio Internacional de Predicación Langham, fundado por John Stott”. A través de dos interesantes entrevistas, el coordinador del Taller de Predicación detallará acerca de este ministerio. En Protestante Digital acabamos de concluir una serie de entrevistas donde se abordó el tema de la educación teológica, que mucho tiene que ver con el que hoy tratamos. Por ello es acertado citar varias aseveraciones que hicieron algunos de los entrevistados acerca de lapredicación y del nivel de conocimiento de la Palabra de Dios, que vienen a reafirmar la necesidad de formación en este ámbito: “El nivel de enseñanza bíblico-teológica en las iglesias es bastante pobre [...] Asimismo, el púlpito está también descuidado, aunque hay signos de renovación en este sentido”; “Hay un desconocimiento exagerado de la Palabra de Dios”; “La educación teológica no infla la cabeza, sino fortalece el corazón. Y esto empieza con elsermón del domingo. No es el momento para payasadas en elpúlpito, para entretener a la gente, sino el momento más importante para educar a los creyentes de forma sistemática y coherente en la doctrina de los apóstoles”; “Un pastor, unpredicador, un anciano, que está en el ministerio de la exposición, tiene que hacer esto: exponer lo que está escrito [...] Tenemos que desafiar continuamente a nuestras congregaciones, estimularlos para pensar, y pensar en términos bíblicos. Y todo esto en un lenguaje que entienden. Si el domingo a la hora de la comida no se habla de mi sermón en las casas de los miembros de mi iglesia, como pastor he fracasado”; “Si la predicación testifica de un estudio y conocimiento concienzudo de la Palabra, más querrán aprender”; “Se percibe desinterés en los creyentes hacia las cuestiones teológicas, incluso en sus niveles más básicos”; “Debemos tener en cuenta que las iglesias evangélicas de España y, por ende, las instituciones que han creado, hemos vivido demasiado tiempo de espaldas a la realidad”; “Quien no conoce bien la teología de la Iglesia, no puede prestar un servicio adecuado, por muy buena voluntad o muy buena disposición que tenga”; “Si hemos de evangelizar al mundo compartiendo las Buenas Nuevas de Cristo Redentor, hemos de conocer bien lo que tenemos que proclamar, y saber por qué lo proclamamos y por qué no, o por qué lo hacemos de una manera y no de otra”; “Las iglesias disponen de diferentes “herramientas” para impartir educación teológica y, a mi juicio, habría que emplearlas todas con más eficacia. A saber: El púlpito, la Escuela Dominical, el discipulado personal...”; “Otrodesafío importante es que el ascenso social de nuestras iglesias ha traído nuevas generaciones de personas profesionales”; “Cuando capacitamos a un pastor para organizar bien la rutina de su oficina o para resolver conflictos lo estamos capacitando para la misión, lo mismo que cuando le enseñamos a predicar”. Pregunta.- ¿La predicación expositiva se ha puesto de moda en España? Respuesta.- ¡Sería un gran gozo poder afirmarlo! Y así parecería si hacemos un breve repaso a cuatro iniciativas diferentes llevadas a cabo recientemente. En Toral de los Guzmanes hace poco se celebró un retiro, del 6 al 8 de junio; entre los invitados estaba Henry Tolopilo de EEUU. El retiro tuvo por título Un llamado a la predicación expositiva. Por otra parte, Editorial Peregrino acaba de publicar la traducción del pequeño libro de Christopher Ash, La Prioridad de la Predicación, cuya lectura anima a ver la importancia que tiene el ministerio de la predicación y en concreto de la predicación expositiva. En enero el CEEB invitó a José de Segovia a desarrollar una semana de estudios con el título El Regreso de la Predicación Expositiva. También este año el ministerio interdenominacional Taller de Predicación ha pasado a una segunda fase en su desarrollo, realizando su segundo retiro nacional en Málaga. Es evidente que la realización de estas iniciativas constituyen noticias positivas, pero quizás haya otra lectura: que denoten una preocupación generalizada sobre el nivel de la predicación. De ahí la importancia del Taller de Predicación, un proyecto muy sencillo que usa unas herramientas muy básicas; no obstante, tiene una visión bastante amplia. Además, en comunión con otros que comparten una visión parecida, deseamos nada menos que ¡ayudar a elevar el nivel de predicación en todas las denominaciones evangélicas de España! Pregunta.- ¿Qué os motivó a crear el Taller de Predicación? ¿Dónde radica la importancia de este proyecto? Respuesta.- No se pude sobreestimar la importancia de la predicación para la salud de las iglesias. La explicación y aplicación de la palabra de Dios es el método principal de Dios para la edificación de su Iglesia. No es el único medio, pero sí el principal. Cuando hay una buena predicación se incentivan todos los otros ministerios de la palabra. Cuando oímos una buena exposición se nos abre el apetito de estudiar la Biblia por nosotros mismos y con otros. Nuestra motivación para compartir su mensaje es estimulado y también nuestro deseo de adorar a Dios y de servirle en la gran diversidad de ministerios a los que somos llamados. La predicación no es mejor que otros ministerios, sin embargo, sí que es clave en hacerlos funcionar. La historia de la iglesia está repleta de ejemplos de cómo una iglesia decaída fue revitalizada por un resurgir en la predicación. Así ocurrió, por ejemplo, en la Reforma del siglo XVI o en el gran avivamiento del siglo XVIII. Por el contrario, un nivel bajo de predicación va ligado, en la historia de la iglesia, a momentos cuando la temperatura espiritual también bajó. Podemos pensar en la iglesia medieval, por ejemplo. En la actualidad, una gran proporción de nuestros predicadores lo hacen con entrega y compromiso indudables, pero sin haber podido recibir una formación práctica para ello. Esto fue lo que nos impulsó a buscar maneras de transmitir formación para la predicación expositiva. Pregunta.- ¿Qué es la predicación expositiva? ¿Es un método académico que solo busca el conocimiento? Respuesta.- La predicación expositiva requiere un estudio serio del texto, pero no por ser expositiva, ¡lo requiere por ser predicación! Cualquiera que se atreva a levantarse a proclamar lo que “Dios dice” sin haberse aplicado en un estudio humilde y serio del texto Bíblico comete una temeridad. En el Taller de Predicación, por predicación expositiva entendemos aquella que: a) Es fiel a la enseñanza de la Biblia como un todo y al mensaje del evangelio; b) Se centra en un texto bíblico, lo interpreta de acuerdo con la intención del autor, lo explica en su contexto y lo aplica de forma pertinente al oyente en su contexto; c) Se deja guiar por el texto tanto en su contenido como en su estructura. Los dos verbos clave son “explicar” y “aplicar”. La predicación expositiva en su esencia busca explicar lo que determinado pasaje significa y luego busca aplicarlo a la situación actual. Intenta dejar hablar al texto mismo. Por lo tanto, no se define ni por su estilo ni por su estructura, ni se define en contraposición a la predicación temática como a veces se piensa. No obstante, es cierto que predicar sobre un tema en vez de centrarse en un solo pasaje corre una serie de peligros. La más básica de todas es que la mera selección de textos ya haya condicionado la interpretación. Por ejemplo, ¿por qué escoger predicar sobre estos tres textos sobre el matrimonio, y no aquellos otros tres? Por lo tanto no es esencial para ser expositiva que un sermón se ciña a un solo pasaje, pero en un alto índice de casos en la práctica será así. El predicador expositivo se esforzará muchísimo para evitar sacar al texto fuera de su contexto histórico y literario. Se preguntará de forma insistente: ¿qué quiso transmitir el primer autor? ¿Qué quiso que sus primeros oyentes supieran, sintieran e hicieran? El predicador entonces intentará alinearse lo mejor que pueda con esta intención del primer autor. En este sentido, una ponencia académica sobre la exégesis de un texto no es predicación expositiva. Creo que nadie lo ha dicho más claro que T.H.L. Parker: “La predicación expositiva consiste en la explicación y aplicación de un pasaje de la Escritura. Si no contiene explicación no es expositiva; si no contiene aplicación ¡no es predicación!”. Pregunta.- ¿Se han alejado los predicadores modernos de este tipo de predicación? Si tuviese que realizar una radiografía acerca de este aspecto en nuestro país, ¿cuál sería su diagnóstico, si puede darlo? Hace poco leí alguna opinión acerca de la escasa importancia que se da a la predicación en algunas iglesias... Respuesta.- Uno se preocupa cuando distintos hermanos que procedemos de iglesias y denominaciones variadas coincidimos en señalar que el nivel medio de predicación es bastante mejorable. Hay los casos más extremos: uno escucha noticias de eventos evangélicos donde el tiempo apartado para la predicación queda reducido a una presencia testimonial, o de predicadores que nunca tienen la Biblia en la mano – y no me refiero a que la tengan en formato electrónico, sino que a lo largo del tiempo que están hablando no hacen casi referencia a un pasaje bíblico. Otros sí se sirven de algún texto, pero solo como “plataforma de despegue” para después hacer toda una serie de comentarios que poco o nada tienen que ver con el pasaje en cuestión, o para relatar anécdotas o experiencias del predicador. Otros predican con compromiso indudable, pero les falta preparación para saber cómo extraer de un pasaje lo que realmente contiene. No sé si en el pasado hubo una “edad de oro” de la predicación en España. Lo que nos preocupa en el Taller de Predicación no es tanto el pasado sino el presente y el futuro. Hay nuevas dudas no ya en la sociedad sino dentro de las iglesias evangélicas sobre la inspiración y autoridad de la palabra de Dios y el valor de la predicación en una sociedad posmoderna. A la vez hay mucha confusión sobre el papel de los pastores y ancianos. Muchas iglesias no ven ya la predicación como el centro de la labor pastoral. Todo esto resta convicción al predicador. Es parte del formar nuevos predicadores el transmitirles no solo herramientas prácticas sino también -y quizás en primer lugar- la convicción de la importancia crítica de este ministerio. Celebramos las noticias de cualquier nueva iniciativa que quiera hacer algo en este sentido. Pregunta.- Pero ¿es necesaria una formación para poder predicar? Respuesta.- Obviamente en un sentido formal, no. Ha habido grandes predicadores en la historia que no tuvieron una preparación formal para ello. Hace poco alguien me puso el ejemplo de Charles Spurgeon, considerado por muchos uno de los mejores predicadores del mundo anglosajón del siglo XIX. Es verdad que Spurgeon no tuvo una formación teológica para su ministerio, pero es interesante ver su ejemplo cuando ya era un pastor experimentado. Él fundó un seminario e hizo todo lo que pudo para formar a nuevos predicadores. Por lo tanto hay excepciones que Dios levanta en su soberanía. Pero ¡la mayoría de nosotros no somos Spurgeon! La mayoría sí que nos beneficiaremos de recibir una formación. Pregunta.- ¿Se están enfrentando los predicadores del siglo XXI a unos oyentes con una buena preparación bíblico-teológica? Respuesta.- Al añadir el adjetivo “bíblico” al final de esta pregunta la respuesta cambia de forma drástica. En cuanto a formación académica general no hay duda que la sociedad española del siglo XXI está más formada que nunca. Esto muchas veces plantea un reto considerable a la predicación. Quien predique sobre Génesis 1 debe tomar en cuenta que entre sus oyentes pueden haber personas con mucha formación científica. Si habla sobre la familia, ¿qué dirán los trabajadores sociales y los médicos de cabecera que le escuchan? La semana pasada en una predicación usé como ilustración una noticia que leí en internet sobre un determinado proceso jurídico. Al final del culto se me acercó una funcionaria para aclararme que en algunos detalles había una falta de precisión en esa visión un poco sesgada del asunto en cuestión. ¡Hay que cuidar las fuentes! Pero si pasamos a hablar sobre preparación bíblica entonces la generación actual tiene un alto índice de analfabetismo bíblico. Esto siempre ha sido así en la sociedad, pero ahora ocurre también dentro de las iglesias evangélicas. No obstante, esto no debe llevarnos a renunciar a predicar ciertos pasajes o determinadas doctrinas. Más bien nos debe llevar a buscar poder explicarlas con total sencillez en lenguaje cotidiano a quienes no conocen la Biblia. Además, hay que predicarlas a aquellos que no nos conceden de entrada ni la veracidad ni la pertinencia de la Biblia. Quizás nunca haya sido tan fascinante la tarea de la predicación, ni tan crítico el prepararnos bien para comunicar el mensaje de Dios. El qué se puede hacer para formar a nuevos predicadores en nuestras iglesias lo abordaremos en un segundo artículo. Finaliza la entrevista. Gracias, Andrés, por su colaboración en este importante tema. Aguardamos con interés la segunda parte de esta entrevista.

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