Pero, ¿entiendes lo que lees?

Por lo que vemos a nuestro alrededor, hay muchos que leen sin entender y con sus acciones lo demuestran.

07 DE JUNIO DE 2014 · 22:00

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El creativo, empresario y conferenciante internacional de la informática Dr. Richard Stallman estuvo dos años atrás en mi país de nacimiento. Lamentablemente, para vergüenza de muchos argentinos honrados, debido al injusto destrato brindado al visitante le robaron el bolso donde guardaba todas sus pertenencias: cámara digital, laptop, pasaporte y efectos personales ¡en la misma sala de conferencias de la Universidad de Buenos Aires, mientras saludaba a algunos de los más de seiscientos presentes! (1) La República Argentina figuraba en el primer puesto de los países de América Latina en el ranking de robos, en 2013 (2), y está entre los países del mundo donde más rápidamente crece la delincuencia; esa es la triste realidad que explica parte de lo sucedido a este viajado hombre de mundo. Antes de ir al fondo de la cuestión que motiva esta nota, agregaré un poco más de información sobre la persona damnificada y la actividad que desarrolla tanto a nivel profesional-empresarial como de divulgador. Stallman, nacido de una maestra y de un agente comercial de prensa escrita, en Manhattan, New York, en 1953, heredó de sus padres los hábitos de lectura e investigación. Recibió el título de Bachiller en Física magna cum laude en Harvard y el doctorado en Física en el MIT (3). El especial aporte de Stallman al desarrollo del software libre de restricciones de acceso le ha convertido poco menos que en gurú o profeta. Dueño de una fuerte personalidad que le ha hecho blanco de las críticas de colegas y detractores este científico, que se ha declarado ateo, asume posiciones alejadas de mi fe en Jesucristo. Pero, no por ello debo negar que esté de acuerdo con algunas de sus numerosas frases que lo pintan de cuerpo entero, una de las cuales transcribo porque presumo que no pocos lectores coincidirán con lo que allí se afirma: “Que las empresas tengan especial influencia en la política significa que la democracia está enferma. El propósito de la democracia es asegurarse de que los ricos no tengan una influencia proporcional a su riqueza. Y si tienen más influencia que tú o que yo, eso significa que la democracia está fallando. Las leyes que se obtienen de esta forma no tienen autoridad moral, sino la capacidad de hacer daño.” (4) Su fama de humanista moderno le ha llevado a dictar conferencias en muchos países del mundo y escribir manuales. Ya cuenta con quince doctorados Honoris Causa en países como Suecia, Perú, Argentina y EE.EE. por su contribución al desarrollo de la informática. Su facilidad para hablar en castellano le permite recorrer el mundo ibero americano con asiduidad (4). De esta anécdota ampliada saco algunas conclusiones: - Los ladrones que se llevaron el bolso con su valioso e irremplazable contenido no solo damnificaron a Stallman sino al sector honrado de la sociedad argentina en el que hay muchos que no presumen de intelectuales. - Los anfitriones del disertante, que deberían haberlo cuidado, lo desprotegieron; con lo ocurrido demuestran no haber leído la realidad de un país que está pasando por una etapa de inseguridad y corrupción sin precedentes. Su negligencia es propia de improvisados. - Tampoco demostraron haber leído las reglas de cortesía que deben cumplirse cuando se invita a alguien a su casa; en este caso una Universidad (o ‘casa de altos estudios’ como se enorgullecen en afirmar algunos). Uno puede preguntarse si los actores de este suceso habrán leído sus derechos y obligaciones y, si alguna vez los leyeron si entendieron lo que leyeron. Por lo que vemos a nuestro alrededor, hay muchos que leen sin entender y con sus acciones lo demuestran. REFLEXIONES SOBRE LA LECTO-ESCRITURA En el desarrollo de estudios bíblicos siempre utilizo el método inductivo (5). Gracias a ellos compruebo que hay personas que tienen dificultad para responder a preguntas concretas. Dan vueltas alrededor de la idea pero no aciertan con la respuesta de manera inmediata. Dejando de lado las preguntas confusas, las personas que no pueden responder es porque tienen alguna dificultad que les impide entender bien lo que leen o escuchan. Me pasa lo mismo en mi vida profesional y secular cuando intercambio correos por internet o cuando leo los comentarios que siguen a artículos de diarios y revistas (P+D incluido). Tengo edad como para saber que puedo equivocarme y que hasta mi mejor vecino puede interpretar mal algo que le diga. Hay ocasiones en que debo verificar en qué fallé o no he sido suficientemente claro. Leer las estadísticas sobre los niveles de educación por países es más que alarmante. Abundan los profesores universitarios quejosos del alto número de alumnos ingresantes que dejaron el nivel secundario con un pobrísimo nivel de lectura e incomprensibles fallos gramaticales. Un amigo abogado a punto de jubilarse dicta clases de redacción a estudiantes de Derecho. “Algunos no tienen la menor idea sobre cómo armar frases coherentes en la redacción de una demanda” me ha dicho con enorme preocupación. Una de las consecuencias de los procesos de globalización es la pérdida de la identidad cultural en los países emergentes; en ellos, hay muchos que entran a vivir a tope en el mundo globalizado sin haber incorporado aún los rasgos culturales propios a su origen. Esta ausencia del proceso elemental de aprendizaje en la infancia marca fuertemente a las personas. Muchos de ellos seguramente no recibieron educación primaria o la dejaron de recibir por cuestiones de pobreza, abandono familiar, o por ser obligados a trabajar en vez de ir a la escuela. Viven en su país de cuna comunicándose solo a un cierto nivel de supervivencia básica y diaria. No se puede dialogar con ellos sobre ningún tema en el que deban prestar la atención propia de los que han sido enseñados en el proceso de la lecto-escritura (6). Cuando no entendemos lo que oímos o leemos, deberíamos volver a leer con mayor detenimiento una y otra vez hasta que captar el sentido de lo que leemos. Hacer como si le preguntásemos al autor qué es lo que quiso decir. Esto ayudará, además, a no interpolar nuestras ideas o sacar apresuradas conclusiones. Es obvio que no deberíamos interrumpir una conferencia para pedirle a quien la da que repita lo que acaba de decir, salvo que hubiese anticipado que podríamos hacerlo durante el discurso o luego de finalizado. Hay veces que un discurso es traducido simultáneamente y el intérprete se equivoca. En otras, el traductor al castellano de una obra no capta bien el contexto de ciertos giros idiomáticos del original, o los traduce con arreglo a la cultura del lector quitándole la esencia de lo que quiso decir el autor. Como vemos, la contextualización de un relato es un proceso que requiere mucha paciencia y conocimiento de parte del comentarista, intérprete o traductor. Aun los más experimentados no siempre actúan con la excelencia que se espera de ellos. Los humanos somos capaces de decir o hacer las cosas más inverosímiles: desde repetir mal lo que oímos (efecto del teléfono pinchado) y cambiar todo un discurso sacando de él frases sueltas (extrapolar), hasta atacar reiteradamente a quien leemos o escuchamos sin darnos cuenta de que estamos obrando bajo los efectos de temperamentales impulsos o de nunca reconocidos prejuicios. Algunos llegan a deformar la verdad que hay en lo que leen o escuchan, para fabricar un relato falso al que luego atacarán con toda fuerza, sin darse cuenta que terminan dándole la razón a quien critican. El robo literario no consiste solo en el plagio; también consiste en malinterpretar intencionalmente a un autor para dañar su imagen. Estas dos últimas formas suelen darse juntas como manera de descargar frustraciones no asumidas, o patologías no tratadas profesionalmente. Posiblemente, el robo del que fuera víctima Stallman no estuviera desvinculado de algo o de todo lo expresado. Robarle a alguien sus instrumentos de trabajo es una manera de impedirle que siga trabajando. Y si la víctima es alguien que trabaja con la palabra oral o escrita, esa es una clara maniobra para silenciarlo. En toda sociedad democrática la libertad de expresión (en la que se encuentran la prensa oral y escrita) es un derecho adquirido. Significa que todo el mundo tiene derecho a decir o escribir lo que desea; también que todo el mundo tiene el derecho a escuchar o leer lo que desee. Es común que haya muchos abusadores de este como de todo otro derecho; son los que olvidan que el pleno disfrute de un derecho se hace realidad solo cuando se cumple con las obligaciones implícitas en él. La primera y principal de esas obligaciones es NO ABUSAR DEL DERECHO (propio o ajeno). Los creyentes en Jesucristo – me identifico con este apelativo más que con el de ‘cristiano’ – lejos de abusar de alguien o de algo, estamos más expuestos a sufrir abusos de parte de los otros. ¿Será por esto mismo que conozcamos a ‘cristianos’ que acostumbran a abusar de otros? El Maestro de Galilea primero y sus discípulos más tarde nunca abusaron de nadie ni de ninguna circunstancia. Tanto Jesús como sus discípulos sufrieron reiterados intentos de silenciamiento. ¿Por parte de quienes? ¡Pues de los más leídos de su época: los religiosos, los políticos, los funcionarios públicos y los ricos! Los que sabían de memoria lo que leían demostraban con sus hechos no haber entendido nada. LA HISTORIA QUE MARCA DIFERENCIAS Lucas cuenta en el libro de Hechos la inusual historia del encuentro entre Felipe y el funcionario etíope de la reina Candace. Leamos el pasaje íntegro para no perder nada de su riqueza: “Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio. Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. El pasaje de la Escritura que leía era este: ‘Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justicia; mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida.’ Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.” (7) En nuestra próxima entrega analizaremos en profundidad el relato de este encuentro que dio lugar al título de este artículo. Pero, ¿entiendes lo que lees? El Señor nos ayude a entender lo que leemos, y a actuar solo después de asumir la responsabilidad que nos cabe a todos los que deseamos seguir caminando en la verdad que nos hace libres: Jesucristo, nuestro Señor. -----ooooo0ooooo----- Notas Ilustraciones: el acto de leer de un libro real o virtual tiene consecuencias. Lo importante es entender lo que se lee. En las fotos aparecen una joven enfrascada en lo que lee y Richard Stallman haciendo lo propio en su laptop; ambas tomas de imágenes del buscador Google. 1. ‘Le robaron a Richard Stallman al finalizar su conferencia en la UBA’; http://www.canal-ar.com.ar/Nota.asp?Id=12136 En 1999 promovió la creación de una enciclopedia libre, la GNUPedia, considerada como un antecedente directo de Wikipedia 2. “Para la ONU, Argentina es el país de América Latina con más robos por habitante”; Infobae, 14/11/2013; http://www.infobae.com 3. La Harvard University y el Massachusetts Institute of Technologyy son dos de los centros académicos de mayor reputación en EE.UU. 4. DesdeLinux, http://blog.desdelinux.net/richard-stallman-tenemos-que-quitar-el-poder-a-las-empresas/ 5. Inducción. Método científico por el cual se parte del conocimiento de lo particular para aplicarlo a nivel general. En los estudios bíblicos se lleva a cabo con una serie de preguntas que motivan al estudiante a ubicarse en el tiempo, el lugar y demás ingredientes que hacen al contexto del hecho en estudio. Aunque es un proceso opuesto al deductivo (razonar desde lo general hacia lo particular) el método inductivo sirve también para identificar errores que condujeron a deducciones o conclusiones falsas 6. La educación comienza en el hogar. Pero la que imparte la escuela incluye un breve período en que los niños pequeños, entre 4 y 6 años de edad reciben la educación infantil. Allí aprenden a leer y escribir (lecto-escritura). Es un proceso compuesto por muchos conceptos que configuran un entramado sobre el cual se han tejido diversas teorías científicas. Todo buen maestro sabe que ese es un período crucial en el que los niños deben aprender a leer y luego leer para aprender otros temas y por esto deben observar detalladamente cómo avanzan notablemente en sus logros. Hay adultos de notable capacidad para leer y escribir que no han ido a la escuela; pero son la excepción 7. Hechos 8:26-40

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