Julio Díaz Piñeiro: La enseñanza teológica debe ayudar a la iglesia a descubrir su misión

Las iglesias deben reconocer la educación teológica como parte del ministerio docente de la iglesia, y las instituciones teológicas, por su parte, estar al servicio de las congregaciones, no de sí mismas o de una intelectualidad mal entendida.

09 DE MAYO DE 2014 · 22:00

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Julio Díaz Piñeiro.

Entrevistamos a Julio Díaz Piñeiro, rector de la Facultad Protestante de Teología de la Unión Evangélica Bautista de España (Madrid); allí también obtuvo su Diplomatura en Teología en 1989. Díaz Piñeiro está Licenciado en Teología, con especialidad en Historia de la Iglesia, por la Universidad Bíblica Latinoamericana, con sede en San José, Costa Rica, y en el año 2010 obtuvo su doctorado (PhD), en la especialidad de Teología Pastoral, en la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Ha ocupado diferentes responsabilidades en la Unión Evangélica Bautista de España, entre ellas la de Pastor Consejero de la Unión de Jóvenes Bautistas (1990-1992) y la vicepresidencia de la UEBE (1997-2001). En el año 2000 asumió la dirección de la institución teológica, función que compatibiliza con su ministerio docente y pastoral, y con la presidencia de la Comisión para la Acreditación de Centros y Títulos de Teología Protestante (CACTTP), dependiente de la FEREDE. Pregunta.- ¿Cuál es el propósito de la enseñanza y la educación teológica? ¿Es la educación teológica parte de la misión más allá de la evangelización? Respuesta.- En palabras del conocido teólogo latinoamericano René Padilla, el propósito de la educación teológica es “formar a la iglesia en la fe e informarla sobre ella, a fin de que pueda articularla en hechos y palabras con integridad bíblica, teológica, histórica y ética, y vitalidad espiritual” (C. René Padilla, en Nuevas alternativas de educación teológica). Me gusta esta definición, porque apunta a los tres objetivos que debe perseguir la educación teológica: formar, informar y transformar. Con respecto a si la educación teológica es parte de la misión, es también René Padilla quien afirma en el libro antes citado que “la misión es el movimiento dinámico que debe producir la reflexión teológica”. Es decir, la educación teológica no es solamente parte de la misión, sino que tiene en ésta su motivación. P.- ¿Cuál el papel de la enseñanza en la Misión? R.- Es Orlando Costas, otro teólogo evangélico latinoamericano, quien dice que la enseñanza teológica debe ayudar a la iglesia a “descubrir su misión, abriendo su entendimiento a la necesidad de comunicar al mundo el evangelio de Jesucristo” (Orlando Costas, La iglesia y su misión evangelizadora). Dicho de otro modo, la educación teológica debe movilizar al pueblo de Dios a dar testimonio de Cristo a otros, sí, pero desde un entendimiento razonable de lo que estamos transmitiendo a otros. Quizás llamen la atención mis continuas referencias a teólogos latinoamericanos. Tiene su explicación. Conozco bien la teología que se produce en América Latina y siento un profundo respeto por ella y por las/los que la representan. Los que estamos involucrados en la educación teológica en España podemos y debemos aprender mucho de ellos. Estoy convencido de que la teología latinoamericana está en condiciones de dialogar en un plano de igualdad con la que se produce en el hemisferio norte, y sería un error ignorarla o menospreciarla. Sé que esto no tiene mucho que ver con el enunciado, pero me veo en el deber de decirlo. P.- ¿Es la educación teológica solo para los líderes y pastores? R.- No, la educación teológica es para todos los creyentes, en la medida en que nos ayuda a pensar sobre el contenido y significado de nuestra fe y a descubrir nuestro papel en la misión de Dios, como decíamos antes. Samuel Escobar dice de la educación teológica que es “una tarea comunitaria realizada en comunión con el pueblo de Dios y encaminada a servir a ese pueblo” (Samuel Escobar, en Nuevas alternativas de educación teológica), y tiene toda la razón. Otra cosa es que existen diferentes niveles en la educación teológica, y que los que son llamados por Dios a pastorear y servir a su pueblo a través de los diferentes ministerios requieren de una formación específica, acorde con la función que van a realizar. P.- ¿Deben las instituciones y programas de educación teológica realizar una revisión misional de sus planes de estudio, estructuras y ética, de manera que sean los adecuados para coadyuvar a la iglesia a responder a los desafíos a los que se enfrenta en este siglo XXI? R.- Las instituciones teológicas evangélicas de España siempre hemos dado mucha importancia en nuestros programas de estudios a la misión. Prueba de ello es la presencia de asignaturas como Misionología, Evangelización, Principios de Iglecrecimiento, y otras, en los planes de estudios de los diferentes centros. Nuestro reto actual es adaptar el contenido de estas asignaturas a los desafíos que presenta el mundo del siglo XXI, porque, aunque la misión no ha cambiado en cuanto al contenido que debe ser transmitido, la forma de realizarla debe adaptarse a los profundos cambios sociales que se han producido a nivel global. El mundo de hoy es muy diferente al de hace apenas 50 años, y esto exige de nosotros un proceso de análisis, revisión y adaptación, tarea en la que nos encontramos las instituciones teológicas. P.- ¿Cómo se encuentran nuestras iglesias en materia de educación teológica, hoy? ¿Cómo implementarla a todos los niveles, en caso que no todos los creyentes tengan acceso a la misma? R.- Lamento tener que decir que, en mi opinión, las iglesias evangélicas de España se muestran deficitarias en lo que a educación teológica se refiere. Se percibe desinterés en los creyentes hacia las cuestiones teológicas, incluso en sus niveles más básicos. Las Escuelas Dominicales y los grupos de estudio bíblico en las iglesias están, por lo general, poco concurridos, y las iniciativas encaminadas a profundizar en el contenido y significado de nuestra fe obtienen escasa respuesta. Las oportunidades y recursos de educación teológica en España son muchas, pero poco aprovechadas. Por supuesto, hay excepciones, pero son minoritarias. Ciertamente, las instituciones teológicas tienen la responsabilidad de hacer accesible la educación teológica a todos los creyentes, y evidencia de ellos son las diferentes modalidades de formación teológica que están surgiendo, tanto presenciales como semipresenciales y online, pero esta debe ser una responsabilidad compartida también por las propias iglesias y denominaciones, que deben considerar la educación teológica una herramienta básica del ministerio eclesial. P.- ¿Cómo debe, entonces, hacer frente a estas necesidades? R.- En primer lugar, es necesaria una labor de concienciación por parte de todos -instituciones teológicas, iglesias, denominaciones y los propios creyentes- en cuanto a la importancia y necesidad de la educación teológica, reconociéndola como parte del ministerio docente de la iglesia, de su vocación de enseñar la fe. Por otra parte, la educación teológica debe estar conectada con la realidad. El teólogo Paul Tillich dijo que si la teología no ofrece respuestas a las personas en sus situaciones concretas, se hace irrelevante. Por lo tanto, los implicados en la educación teológica debemos observar y escuchar, y prestar atención a lo que las personas e iglesias están demandando para sus vidas y ministerios. La educación teológica también requiere de creatividad y actualización. Se puede decir lo mismo que antaño en formas novedosas y atractivas, y ahí no deben escatimarse esfuerzos. El acceso de todos a la educación teológica exige, por otra parte, variedad en la oferta educativa. Aquí coincido de nuevo con Samuel Escobar, quien afirma que la variedad de modelos y de niveles de educación teológica es saludable al cuerpo de Cristo, y a su tarea evangelizadora. Todo esto recordando lo que, hace años, escribió el teólogo católico Karl Rahner: “La teología más profunda y más seria es la más sencilla, la que puede entender cualquiera”. P.- ¿Cuáles las consecuencias de una falta de educación teológica, tanto para la iglesia como para la misión? R.- Alguien dijo en una ocasión que “el creyente que reflexiona teológicamente es capaz de organizar sus creencias y reflejarlas en actitudes personales y acciones de la vida diaria”. Cuando se da lo contrario, sólo cabe esperar superficialidad en la fe y la vida cristiana, dispersión en los conceptos y valores cristianos, inmadurez, conformismo, falta de visión y escaso compromiso comunitario, lo que, indudablemente, tiene consecuencias en la vida eclesial y en el cumplimiento de la misión que el Señor nos ha encomendado. P.- ¿Deben las iglesias relacionarse con seminarios o institutos bíblicos? ¿Cuál la mejor forma de hacerlo? R.- Las instituciones teológicas han sido establecidas por las iglesias, por lo que la relación entre ambas es natural, y así debe continuar. Las iglesias son comunidades hermenéuticas, donde la teología se produce y debe ser interpretada. Recordemos una vez más lo dicho por Samuel Escobar: “La educación teológica es una tarea comunitaria realizada en comunión con el pueblo de Dios y encaminada a servir a ese pueblo”. ¿Cómo debe ser esa relación? Basada en la confianza, y no en la sospecha. Por eso decía antes que las iglesias deben reconocer la educación teológica como parte del ministerio docente de la iglesia, y las instituciones teológicas, por su parte, estar al servicio de las congregaciones, no de sí mismas o de una intelectualidad mal entendida. No en vano, una de las funciones primordiales de las instituciones teológicas continúa siendo la formación para el ministerio cristiano de los que son llamados por el Señor a su servicio, y eso solamente puede hacerse desde el conocimiento y el contacto directo con las comunidades locales. P.- ¿Cómo asegurar la centralidad de la Biblia en nuestra educación teológica, pero sin dejar de lado otras vertientes de conocimiento y la realidad social en la que estamos insertos? R.- La Biblia debe ocupar siempre un lugar central en la educación teológica. De nuevo cito a mi admirado Samuel Escobar: “La educación teológica es una tarea intelectual en el sentido de comprensión y transmisión de la Palabra escrita, realizada en dependencia del Espíritu Santo y sus dones”. Por eso, la educación teológica encuentra su punto de referencia en la Biblia, y se vuelca en su interpretación y aplicación. Si bien afirmamos que la Biblia es una fuente de inspiración y conocimiento inagotable que nutre la teología, ésta se nutre también de otras ramas del conocimiento, del saber, que nos ayudan a entender el mensaje bíblico y el mundo en el que vivimos, en el que la misión de Dios debe ser realizada. Es a través de esas ramas del conocimiento que podemos conectar el mensaje de la Biblia con la realidad social de la que somos parte. P.- ¿Cómo ha sido su experiencia en cuanto a su propia formación? R.- Desde que mi esposa y yo sentimos el llamamiento del Señor al ministerio cristiano, entendimos desde el primer momento que necesitábamos capacitarnos para esa tarea. Por eso, tan pronto estuvimos preparados para ello, ingresamos en un seminario -en nuestro caso, el Seminario Teológico Bautista, hoy Facultad de Teología UEBE- para recibir una adecuada educación teológica. Teníamos clara nuestra vocación, pero nuestro paso por el Seminario sirvió para afirmarla, moldeó nuestro carácter para el ministerio y nos proveyó de las herramientas necesarias para ejercerlo. Posteriormente, el Señor me concedió la oportunidad de continuar mi educación teológica, en un periplo que me llevó de España a universidades en América Central y el Caribe, donde mis perspectivas teológicas se vieron enriquecidas en el diálogo con la teología latinoamericana, la caribeña y la norteamericana. Realmente, me siento un privilegiado por lo que he vivido y aprendido en todos los lugares donde he podido formarme. P.- Usted es responsable de la Facultad Protestante de Teología de la Unión Evangélica Bautista de España, ¿qué retos y qué perspectivas se plantean? R.- Por el hecho de presidir una Facultad de Teología, el gran reto que se presenta es el de que la institución funcione como tal con los limitados recursos que solemos tener las instituciones teológicas evangélicas de España. En ese proceso estamos en el día a día, siendo conscientes de la oportunidad histórica que el Señor nos ha concedido. La escasez de vocaciones al ministerio cristiano es otro reto que planea sobre las instituciones teológicas evangélicas de España, y la que dirijo no es una excepción. Dios sigue llamando a obreros a su mies, pero pocos parecen estar dispuestos a poner su mano en el arado para trabajar en su obra y, lo que es más, a prepararse para tan noble tarea. Por eso, seguimos “rogando al Señor de la mies que envíe obreros a su mies” (Mt. 10:38), y sabemos que el Señor no va a defraudarnos. Como Facultad de Teología, reconocemos que nuestra misión principal debe seguir siendo la de formar pastores y ministros de Jesucristo, porque es lo que nuestras iglesias están necesitando y demandando. Ofrecemos a nuestros estudiantes una formación teológica acreditada y de calidad durante su paso por la institución, pero si no desarrollamos en ellas y ellos un carácter que les haga aptos para el ministerio cristiano, estaremos fracasando. Como institución teológica, necesitamos también replantearnos nuestra oferta educativa en una sociedad que ha experimentado grandes transformaciones. Esto significa tener en cuenta las nuevas tendencias en la educación teológica, ser un espacio abierto para el estudio serio y la reflexión teológica crítica y sistemática, y añadir a las disciplinas clásicas, en nuestros programas de estudios, aquellas que desarrollen en nuestros estudiantes las habilidades pastorales, sociales y administrativas que van a necesitar en el ejercicio de sus ministerios. P.- ¿Piensa que todas las instituciones académicas evangélicas priorizan también en sus planes de estudio el desarrollar en el alumnado un compromiso con la realidad que lo circunda? R.- En mi opinión, las instituciones teológicas evangélicas que conozco tienen en cuenta que forman parte de una realidad social que necesita el evangelio de Jesucristo y está demandando respuestas a sus inquietudes, de ahí que sus planes de estudios sean reflejo de esta percepción. Debemos tener en cuenta que las iglesias evangélicas de España y, por ende, las instituciones que han creado, hemos vivido demasiado tiempo de espaldas a esa realidad, y es en años más recientes cuando hemos reconsiderado nuestro compromiso con ella. Estamos todavía en ese proceso, pero no hay duda de que se han logrado muchos avances. Gracias, Jacqueline, por darme la oportunidad de expresar mis opiniones sobre un tema tan importante como éste. Finaliza la entrevista. Gracias, Julio. Desde P+D le agradecemos mucho el dedicarnos este tiempo, pues sabemos de sus múltiples ocupaciones. Valioso su aporte sobre este importante tema, insistiendo en "que la educación teológica es una herramienta básica del ministerio eclesial".

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