Qué somos, Dios, qué somos (Fernando González Urízar)

Otro poeta chileno a conocer.

22 DE MARZO DE 2014 · 23:00

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	Fernando Gonz&aacute;lez Ir&iacute;zar</p>
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Fernando González Irízar

Marcado por la trascendencia, el poeta chileno Fernando González Urízar (1922-2003), autor de libros excelentes como “Poemas teologales”, sobe decirle a Dios: “Soy un árbol: Crezco hacia ti./ Soy rama que atraviesa los tiempos,/ copa que se embriaga de azul,/ fronda llena de nubes y de pájaros”. González Urízar cursó estudios de Arquitectura y Derecho en la Universidad de Chile, carreras que abandonó, antes de obtener el título profesional. En 1949 ingresa al servicio de Impuestos Internos, donde permanece hasta su jubilación en 1977. En 1978 fue designado Miembro de Número de la Academia Chilena de la Lengua. Animador de numerosas instituciones literarias: Sociedad de Escritores de Chile, Ateneo de Santiago, donde ocupó la presidencia durante varios períodos. Fue Censor de la Academia Chilena de la Lengua muchos años. Obtuvo importantes galardones, entre otros, Premio Casa de Las Américas de la Habana, en 1966; Premio Leopoldo Panero del Instituto de Cultura Hispánica, Madrid 1970. Varias veces nominado al Premio Nacional de Literatura. Es autor de una treintena de libros, entre ellos: “La eternidad esquiva”, 1957; “Los signos del Cielo”, 1970; “Domingo de Pájaros”, 1978; “Memoria y deseo”, 1982; “Oficio de tinieblas”, 1994; “Anima Viva”, “Poemas teologales”, 1998; “Del amor sin fin”, 2000; “La Copa negra”, 2002 o “Pasión de los signos” (póstumo), 2003. Aquí les dejo un poema suyo, en el cual aborda esa pregunta que siempre se hacen los hombres, desde el principio. QUÉ SOMOS, DIOS, QUÉ SOMOS Qué somos, Dios, qué somos sino polvo y silencio, nube de ciegos pájaros en busca del verano, ríos que solitarios se pierden en la muerte, podredumbre feliz, belleza desdichada. Qué somos sino anillos de tu ancestro invisible, torpeza en desmesura y volutas de gracia, párpados de unos ojos que vieron tu relámpago surgir de la profunda materia ensimismada. Qué somos sino pasto de ruinas, humo, rosas, hojas que se desprenden ya secas de tu rama, ardientes candelabros de la noche secreta, piedras que ruedan, caen cantando hacia la nada. Qué somos sino espumas de un mar impredecible, sonidos de tu viento, semillas de tus astros, destellos de la gema radiante de tu sello, fina arena mortal vaciándose anhelante. Qué somos, Dios, qué somos sino formas deun sueño, nostalgia de unas horas, soledad angustiada, pasión de ser eternos como en el paraíso y cenizas y duelos y sombras y palabras.

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