Jesús Caramés: Hay desconocimiento exagerado de la Palabra de Dios

Los seminarios e institutos bíblicos no pueden ser agencias ajenas a la iglesia.

14 DE MARZO DE 2014 · 23:00

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Inicio de curso en la Facultad de Asambleas de Dios.

En noviembre del pasado año, los miembros del Movimiento Lausana España se reunieron para reflexionar sobre cómo aplicar el compromiso contraído en el III Encuentro de Lausana, que tuvo lugar en Ciudad del Cabo el año 2010. En el marco de la misma se presentó la Guía de Estudio sobre el Compromiso de Ciudad del Cabo, publicada por Andamio, con la que se pretende facilitar la discusión sobre los 34 puntos acordados en dicho compromiso. En la última sección del documento, Declaración final del Compromiso de Ciudad del Cabo, se aborda el tema de la educación teológica. Por ello hoy iniciamos una serie de entrevistas a los distintos responsables y a algunos docentes de las entidades educativas evangélicas de España como la Facultad Internacional de Teología IBSTE, Facultad de Teología SEUT, Facultad de Teología A.D., Centro Evangélico de Estudios Bíblicos (CEEB), Facultad de Teología Bautista y Proyecto Éfeso, entre otros, siguiendo la ruta trazada en el citado documento, cuyas líneas principales son las siguientes: a) Quienes lideramos iglesias y agencias de misión necesitamos reconocer que la educación teológica es intrínsecamente misional. Quienes brindamos educación teológica tenemos que asegurar que sea intencionalmente misional, ya que su lugar en el mundo académico no es un fin en sí mismo, sino que está para servir a la misión de la Iglesia en el mundo. b)La educación teológica está asociada con todas las formas de participación misional. Alentaremos y apoyaremos a todos los que brindan una educación teológica fiel a la Biblia, formal y no formal, a nivel local, nacional, regional e internacional. c) Instamos a que las instituciones y los programas de educación teológica realicen una “auditoría misional” de sus planes de estudio, estructuras y espíritu general, para asegurar que realmente respondan a las necesidades y oportunidades que enfrenta la Iglesia en sus respectivas culturas. d) Anhelamos que todos los plantadores de iglesias y educadores teológicos coloquen la Biblia en el centro de su trabajo conjunto, no sólo en las afirmaciones doctrinales, sino en la práctica. Los evangelistas deben usar la Biblia como la fuente suprema del contenido y la autoridad de su mensaje. Los educadores teológicos deben volver a centrarse en el estudio de la Biblia como la disciplina medular de la teología cristiana, integrando y permeando todos los demás campos de estudio y aplicación. Por sobre todo, la educación teológica debe servir para equipar a los pastores-maestros en su responsabilidad primaria de predicar y enseñar la Biblia. Iniciamos el reportaje entrevistando a Jesús Caramés Tenreiro, Rector de la Facultad de Teología A.D. (Asambleas de Dios). Caramés Tenreiro es Ministro de las Asambleas de Dios de España; además, ha desarrollado el ministerio pastoral en la Iglesia FADE en Ferrol, y ha sido Consejero de Enseñanza Evangélica en el Consello Evanxélico de Galicia y Director de una escuela pública. Pregunta.- ¿Cuál es el propósito de la enseñanza y la educación teológica? Respuesta.-Nuestra razón de ser como centro de formación bíblico-teológica está completamente determinada hacia un enfoque nítidamente ministerial, de forma que teoría y práctica, ejemplo y modo de vida, sea una realidad integral del mensaje que queremos transmitir. La Palabra nos exhorta a ser “cartas abiertas”, cuánto más quienes profundizan en el estudio bíblico y teológico. Por ello, nuestro fin último es la capacitación de ministros del evangelio en toda la extensión de lo que pueda implicar el concepto amplio de servicio a Dios (enseñanza, pastorado, evangelización, ayuda social, etc.). P.-¿Es la educación teológica parte de la misión más allá de la evangelización? R.-Efectivamente, la educación bíblica y teológica es una parte integral de la misión y, como tal, de la evangelización. De lo que se trata, en tanto que cristianos, es por Él, de Él y para Él, por lo tanto, asumimos que el acercamiento a Jesús es el acercamiento a la Palabra y la Palabra que nos dirige nuevamente a Cristo como uno con Su Revelación. No podemos entender la misión sin la Palabra que nos la encomienda; sin predicación del Kerygma, de las Buenas Noticias de Dios en Cristo, tal transmisión no podría realizarse sin un fundamento sólido de preparación y capacitación. El testimonio cristiano no es para hablar de nosotros sino de Dios, de Cristo, y este mensaje tiene que llegar en medio de una sociedad, de una cultura en constante cambio, en movimiento. Es menester, pues, que se profundice tanto en el mensaje como en la interpretación del mensaje, a fin de discernir correctamente lo que la Palabra de Dios quiere decir a la sociedad del s. XXI; esto requiere: oración, compromiso, consagración, y todo ello regado con el estudio de la Palabra de Dios. P.-¿Cuál el papel de la enseñanza en la Misión? R.-El de apuntalar que el mensaje de Cristo sea fiel a la Verdad de la Palabra, que la interpretación siga una exégesis adecuada, de forma que la Misión se traslade en la máxima pureza de fidelidad al mensaje bíblico. Hoy en día, asusta ver tantas desviaciones doctrinales, herejías desvergonzadas, que pretenden reprimir y esclavizar a incautos que no alcancen a vislumbrar y apropiarse del precioso regalo de libertad que Dios nos ha dado al conocerle a Él, “la Verdad, nos hará libres”, y la libertad más maravillosa que el ser humano pueda alcanzar es la de acercarse más a Dios. P.- ¿Es la educación teológica solo para los líderes y pastores? R.-C S Lewis, dijera: “Si no estudias teología, no es que no tengas ideas acerca de Dios, pero sí que tendrás muchas equivocadas”. Efectivamente, el estudio de la Biblia y de la reflexión teológica ha de ser inherente a la realidad de ser cristianos; conocer a Cristo supone de forma intrínseca el anhelo de conocerle aún más. No puede ser de otro modo, profundizar en la relación de intimidad con Cristo implica el conocerle, conocerle a través de la Revelación, la Palabra Profética más segura (2ª Pedro 1:19). Una iglesia sana doctrinalmente es aquella que bebe de la fuente, que se sacia en la fuente, y que ofrece “agua de vida” desde la fuente divina que Dios nos ha entregado, la Palabra de Dios. Por ello la formación bíblica y teológica es patrimonio de la iglesia, de todos y todas, reconociendo y haciendo práctico el principio de la Reforma del “sacerdocio universal”. P.-¿Deben las instituciones y programas de educación teológica realizar una revisión misional de sus planes de estudio, estructuras y ética, de manera que sean los adecuados para coadyuvar a la iglesia a responder a los desafíos a los que se enfrenta en este siglo XXI? R.-Necesariamente, si la intención que reza es la de formar ministros de culto, no puede ser un proyecto anacrónico, sino que debe considerar muy de cerca la realidad que nos ocupa. Hoy, no se puede pensar en evangelizar como hace cincuenta años, ni tan siquiera una década atrás. La cultura está en un proceso continuo de transformación, las sociedades cambian, la enseñanza teológica ha de ser sensible a estos movimientos, y preparar a los creyentes en la capacidad de extender puentes de aplicación, desde el mensaje bíblico a la realidad cotidiana (del trabajo, del cuidado de la naturaleza, del respeto a la vida, a los mayores, etc.). La adaptación ha de alcanzar, entonces, todas las áreas, que van desde la mejor formación de los docentes a la reforma y revisión continua del currículo, de las estructuras, metodología y procesos de aprendizaje, etc. Los centros de formación bíblico-teológica tienen que enfocarse en la realidad europea, particularmente –en nuestro caso- española, una realidad de deshonestidad, de egoísmo, de avaricia, de exigencia de derechos trasnochados, en los que prima el fuerte sobre los débiles, el rico sobre los pobres… El evangelio de Jesucristo siempre ha sido una contracultura, y en esto, los seminarios y centros de formación bíblica tienen que ser ejemplo. P.-¿Cómo se encuentran nuestras iglesias en materia de educación teológica, hoy? R.-En general creo que distan mucho de aquellas generaciones que nos precedieron, en la que hombres y mujeres, que muchos calificarían como ignorantes, sin embargo se sabían cientos de textos de la Biblia de memoria, personas que vivían la fe desde la realidad y cercanía del conocimiento de la Palabra de Dios. Hoy en día hay un desconocimiento muy exagerado de la Palabra de Dios. Aún nos hacemos eco de una noticia reciente donde se señalaba que para 1 de cada 4 británicos, “Supermán” es un personaje bíblico. Cierto que no se refiere a la Iglesia, pero el enorme avance de sectas y de herejías de trasfondo cristiano son el testimonio verídico de un desconocimiento brutal de las Escrituras. P.-¿Cómo implementarla a todos los niveles, en caso que no todos los creyentes tengan acceso a la misma? R.-Hoy en día las nuevas tecnologías son un soporte muy importante para facilitar el acceso al estudio bíblico. Si los pastores y responsables de las iglesias predicásemos con el ejemplo, muchos más seguirán los pasos. Vivir la experiencia de estudiar, como dijera Spurgeon en ocasión de una graduación de sus estudiantes: “estudiando, siempre estudiando…”, si la predicación testifica de un estudio y conocimiento concienzudo de la Palabra, más querrán aprender. Fomentar estudios bíblicos reglados, tratar temáticas actuales desde la perspectiva de la Palabra: sexualidad, ética del trabajo, ecología, aborto, eutanasia, etc. Por otra parte, desde las denominaciones eclesiales se está fomentando también un acceso fácil a la formación bíblica, que va más allá del entorno eclesial, con proyectos de formación externos: programas de extensiones, de formación en plataformas educativas e- learning, programas a distancia, etc. P.-¿Cómo debe, entonces, hacer frente a estas necesidades? R.-Nuestro centro ha procurado ser sensible a esta realidad, para ello ha implementado un programa de formación a través de una plataforma On-line, que pretende facilitar la formación bíblica y colocarla al alcance de un clic en el ordenador. Igualmente se están conformando programas de preparación y capacitación para los jóvenes, con cursos de Pastoral Juvenil; programas de formación y especialización en maestros de Escuelas Dominicales, y una formación continuada a los ministerios y pastores en diferentes temáticas que conformen la necesidad de una formación continuada. P.-¿Cuáles las consecuencias de una falta de educación teológica, tanto para la iglesia como para la misión? R.-Terribles; si no bebemos de la fuente, ¿qué agua es lo que se va a entregar? El agua viva sólo se recibe de la comunión íntima con el Señor y esta comunión siempre se rige por la Palabra. Tristemente, cada día surgen nuevas “corrientes” que realmente no son nuevas, sino viejas herejías, traiciones a la Palabra que se han “disfrazado” envueltas en nuevo rótulo y envase, aparentando algo nuevo, pero lo nuevo no necesariamente es bueno, y de este modo, la distorsión del evangelio es tan dramática que produce vergüenza colocar en un buscador de internet la palabra “evangélico”, pues aparecen un sinfín de respuestas distorsionadas de “falsos evangelios” que buscan como primer objetivo la vida cómoda, la prosperidad, el ansia de poder y dominio sobre las personas. Sólo un enfoque determinado y profundo a la Palabra conducirá a la iglesia a la Misión Santa de ser testigos (en toda la esencia de la palabra, como mártires) de Cristo. P.-¿Deben las iglesias relacionarse con seminarios o institutos bíblicos? R.-Por supuesto, los seminarios e institutos bíblicos no pueden ser agencias ajenas a la iglesia, deben ser la iglesia misma, extensión de la verdadera iglesia. La misión pastoral, la relación con la iglesia local, debe ser una constante que garantice que el mensaje y el proceso de formación se realiza de forma integral: Conocimiento (bíblico y teológico para tener recursos), Crecimiento (espiritual y personal para que los recursos sean poderosos) y Capacitación (implicación ministerial para que los recursos sean efectivos y den fruto). P.-¿Cuál la mejor forma de hacerlo? R.-En nuestro caso, desarrollamos diferentes vías: implicaciones pastorales en la que los pastores de las iglesias ministran a los estudiantes; relacionar el ministerio de la enseñanza con el pastoral y eclesial (pastores que son profesores); implicar a todos los estudiantes en la realización de prácticas en las iglesias locales (evangelismo, predicación, enseñanza, etc.) Fundamentalmente posibilitar que el seminario se perciba como una herramienta eficaz de apoyo a la formación bíblica en diferentes ámbitos, llegando desde niveles de formación reglada con la expedición de títulos de teología, hasta la preocupación en la formación activa y constante en el tratamiento y temáticas de asuntos que interesan a la iglesia hoy. P.-¿Cómo asegurar la centralidad de la Biblia en nuestra educación teológica pero sin dejar de lado otras vertientes de conocimiento y la realidad social en la que estamos insertos? R.- No ha de ser difícil, los seminarios tenemos que preocuparnos necesariamente de la reflexión teológica, pero debemos asumir que la teología tiene que ser primeramente bíblica. De este modo sí se podrá garantizar este enfoque. Por ello, en nuestro caso definimos a nuestra institución como un centro de formación bíblico-teológico, en el que el proyecto curricular se presenta como garante al pretender en el estudio abarcar todo el texto bíblico. De cualquier modo, Biblia y realidad han de ir juntas, por eso un enfoque multidisciplinar: filosofía, historia, derecho, pedagogía, psicología… y todo girando alrededor de la Palabra, serán sin duda las herramientas precisas para lograr una educación cristiana-evangélica integral. P.-¿Cómo ha sido su experiencia en cuanto a su propia formación? R.-Apasionante, sería el adjetivo que mejor describe mi experiencia; desde que tuve el encuentro con Cristo y con la Palabra, siempre me ha fascinado saber más, conocer más. El descubrir el mundo de la teología ha sido para mí un verdadero pozo de conocimiento, del que he disfrutado y espero poder seguir haciéndolo. Cierto que, mirando hacia atrás, casi tres décadas, el estudio bíblico no era demasiado asequible, así que traté de compaginar mi formación bíblica con mi trabajo secular y más adelante con la responsabilidad de pastorear una iglesia, a través de diferentes programas que posibilitaban este descubrimiento del estudio bíblico: Programas a distancia con el Seminario de Asambleas de Dios, con el CEIBI, con la ERE, y con otros de carácter internacional. Hoy en día sigo en el estudio con diferentes entidades también a través de la formación en programas On-Line. P.-Usted es responsable de un instituto bíblico, ¿qué retos y qué perspectivas se plantean? R.-Son muchas, principalmente que el Seminario cumpla, cada día más y mejor, su finalidad y razón de ser que no es otra que la formación de ministros, de forma que la eficacia del ministerio se vislumbre con la aplicación práctica del que ha alcanzado un poco más de Conocimiento, que ha Crecido un poco más en la Gracia del Señor y que está algo más Capacitado para la extensión del Reino, predicando con su vida, y cuando sea necesario con sus palabras. También, que la realidad de que el Seminario se vea hoy reconocido como una Facultad de Teología pueda implementar los estándares de calidad que se nos demanda de tal reconocimiento, y que la calidad conforme mejores siervos y siervas del Señor. P.-¿Piensa que todas las instituciones académicas evangélicas priorizan también en sus planes de estudio el desarrollar en el alumnado un compromiso con la realidad que lo circunda? R.-Quisiera pensar que así es; de las que conozco en nuestro país, sí. El anacronismo en la educación no tiene sentido; una educación que no tiene en cuenta la realidad no es educación, por cuanto no alcanza ese desarrollo integral de la persona, que no puede ser desarrollo si no toma en cuenta la realidad que nos envuelve. Finaliza la entrevista. Gracias, Jesús, por sus aportaciones que pueden ayudarnos a comprender mejor que la educación teológica y la misión deben ir de la mano.

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