Ucrania como ejemplo

Esa plaza es el signo de nuestro tiempo: No es la plaza de Europa ni de la Independencia, sino signo de la Dependencia, de la política sin justicia, del uso de las personas como mercancía.

21 DE FEBRERO DE 2014 · 23:00

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Manifestantes y fuerzas de seguridad, enfrentados en las manifestaciones de estos días en Kiev.

Difícil mirar sin ver la situación en la Plaza de la Independencia de Kiev. Imágenes que asombran por su dureza. Muy duro, casi imposible, sacar una adecuada imagen. Es un ejemplo de la dificultad de hacer ciudadanía. Reflexiono desde la distancia, mirando el espacio geográfico que ha sufrido tanta acción de poderes externos en su Historia. En la memoria de la ignominia de la política de los poderes internacionales, el pacto miserable de Molotov con Ribbentrop, nacismo y comunismo como formas de poder, y las tierras y sus gentes como figuras de tablero. Las regiones de Ucrania en el reparto de influencias. Tras la guerra, como otros Estados, “formados” según intereses de los poderes. Sin justicia ni futuro, solo con el futuro de la fuerza como justicia. Esa plaza es un resumen del pasado y trozo del presente, donde sigue la fuerza como justicia; eso sí, con los grandes discursos de la política donde la ética está hética. Las imágenes de destrucción son reflejo de la destrucción que la fuerza como justicia ofrece, la Bestia coronada de la política, del Estado contra la justicia y la verdad. En esa plaza se refleja la “justicia” del mayor poder militar, la OTAN, aplastando un Estado soberano: Yugoslavia. ¿Quién se acuerda ya? Territorios formados a fuerza del interés de vencedores, luego destruidos por la fuerza de los nuevos señores de la guerra. La victoria de la guerra, el dominio de la Bestia sin justicia, con la boca, eso sí, llena del discurso de los profetas falsos que fortalecen sus manos. ¿Se acuerdan? Croacia separada por la fuerza de las armas; reconocida de inmediato por el Vaticano; inicio de males. El cinismo: intervención humanitaria de la guerra, del poder de las armas. Entonces el discurso se dictó en nuestros territorios dominados: Serbia era el mal. De camino algo se llevaba Rusia. Maniqueísmo. Se vuelve a dictar. Rusia es el mal. En medio de las balas y el fuego en esa plaza están también las armas de la “configuración” de la realidad política, esa tan poderosa que pretende dictar lo real. Y se lo creen. Pacíficos manifestantes, que solo quieren democracia y libertad, masacrados por un tirano, con la ayuda de Rusia. No, así no es. Cierto que Ucrania es un Estado compuesto, que solo con equilibrio puede sobrevivir tal como ahora está configurado. Lo más “natural” es una división, incluso en varias partes, pues tiene regiones claramente rusas, otras que repudian esa cultura e historia. La buena política de las otras naciones vecinas debería ser no ofuscar las diferencias, sino ayudar a conservar la armonía. Si no se atina en eso, lo normal es una guerra civil. (¿Se acuerdan de los intentos de algunos políticos listísimos que quisieron meter a Ucrania en la OTAN? ¿Se imaginan ahora una Ucrania miembro?) Desde noviembre se vive en esa plaza en movilización ciudadana, en manifestación permanente. Especialmente desde diciembre se acrecienta la presencia de grupos que reclaman actuaciones políticas. El presidente debe dimitir. Unos manifestantes pacíficos contra el tirano. No, así no es. Que hay corrupción; seguro; como lo demuestra el enriquecimiento de algunos, o la misma situación de la anterior presidenta, Yulia Tymoshenko, encarcelada desde agosto de 2011 [el parlamento ha revocado su situación; incluso podría presentarse a las anunciadas próximas elecciones]. Pero el actual presidente fue elegido en elecciones democráticas reconocidas como limpias por todos, incluidos los que ahora afirman que “el pueblo” reunido en la plaza es la expresión de la democracia, y como tal deben conseguir que se vaya el tirano. Una modalidad de democracia a dedo, dictada por los que dictan la figura que se debe tener de la realidad. Pero no es así. Radicalización y violencia es lo que ahora se tiene. Lo previo se debe recordar. ¿Por qué tales actos de violencia mutua? Digo mutua. Parece que efectivamente la gente, como en tantos sitios, mira cómo estamos aquí, se encuentra con una desafección (desprecio) de los políticos. Buscan el poder para poder enriquecerse y tener poder. La política de la justicia, de la verdad, de la concordia, pues no se sabe por dónde se habrá ido. No se hace ciudadanía, política, sino negocio. ¿Quién calienta y radicaliza a la gente? Esos pacíficos manifestantes tienen a su lado gente muy preparada en luchas, que disponen de medios para la violencia. Se han entrenado incluso durante semanas en la misma plaza. Los que nos dictan cómo debemos ver la realidad, nos han pintado una situación que “indigna” a cualquier demócrata. Que son muy demócratas los que nos ordenan cómo pensar; incluso si es menester se invade a un país, no importa la excusa, para liberarlo de algún tirano y hacerlo demócrata. Injerencia humanitaria. Pues mira que si tienen armas de destrucción masiva; nada, se entra a cañonazos y los liberamos. La ética hética. Y ahora toca ver lo muy malo que es el presidente ucranio. Cómo será de malo, que se alía con Putin. Más aún, es un pelele en sus manos. Y ese Putin, ¿cómo se atreve a intervenir en los asuntos internos de un Estado soberano? En arenga del que sabe cómo se debe pensar, por poner un ejemplo, el filósofo Bernard-Henri Levy (proclamada en la plaza que nos ocupa hace dos domingos, y que se tradujo como artículo en un periódico de aquí), animaba a los “verdaderos europeos” (los que estaban allí ocupando la plaza y otras dependencias estatales), pues al final derrotarían, “antes o después, al amo Putin y a su lacayo Yanukóvich”. Terminaba diciéndoles “bienvenidos a Europa”. Ese lacayo del amo Putin, de momento es el Viktor F. Yanukóvich que ganó unas limpias elecciones democráticas. Y seguro que si se pone bajo otro “amo” más aceptable a los que nos dictan cómo debemos pensar, incluso sentir, hoy sería un héroe de la Europa de los héroes. Comercio, al final, es comercio; y prefirió a Rusia en vez de a la Unión Europea. Es esta ocasión modélica para ver cómo nos manipulan. Los que se ponen al lado de los luchadores por la libertad, con más medios incluso que la policía, (luego la cosa se agravó y terminó como hemos visto) se llenan la boca rechazando a Putin por meterse en la política de Ucrania (tiene su lógica, que es su frontera extensa con Europa), y esos son los mismos que, desde la dominante Casa Blanca y otras casas que nos dicen qué color tiene la realidad, se arrogan colaborar para que los “demócratas” consigan el poder (un ejemplo de pulcritud democrática). De la plaza al gobierno, nada de urnas. Las urnas son buenas según lo que resulte de su recuento. Victoria Nuland, de la Secretaría de Estado para Asuntos Europeos y Euroasiáticos, ha mostrado cómo se debe ser ejemplo de buen hacer democrático; que aprenda ese amo, el tal Putin. En conversación (está en muchos sitios de internet) con el embajador ante Ucrania, discurren cómo van las cosas; nada de intromisiones rusas, lo suyo es puro altruismo. Quizás algo de presión, y si no quieren acompañar en esa presión para expulsar al presidente lacayo de Putin, aunque sea la misma Unión Europea, pues que la j… (así en internet). Desde esa parcela del poder “ético” internacional, se conversaba en quien sí y quien no de la oposición podría llegar al poder. Qué sabrán esos ucranios de política y de democracia; bueno, los que están en la plaza con armas y medios, esos sí; son los buenos europeos. ¿Por qué no aceptarían incluso entrar a formar gobierno, como les propuso el presidente tras destituir al anterior, algunos líderes de la oposición, de los que estaban en la plaza? El amo dicta, pero el bueno. (Mira que si a los pueblos se les ocurre aceptar el nuevo modelo democrático de la plaza y así se obtiene el poder. Aquí, por si acaso, no dejan ni acercarse al Parlamento.) Esa plaza, donde ya han muerto unos cien ciudadanos, es el signo de nuestro tiempo. No es la plaza de Europa (pueblo de Maidan, los llamó el filósofo citado), ni de la Independencia, mejor es el signo de la Dependencia, de la política sin justicia, del uso de las personas como mercancía; donde se venden las ilusiones. ¿Alguno piensa que si los que están tras las barricadas, consiguen el poder por ellas, serán políticos de justicia y concordia? Pero ya han muerto muchos; y se han encendido las violencias. Hacer ciudadanía es trabajoso; incluye disponer del lenguaje sin confusión; en esa plaza se hace ciudadanía al lado de los que están oprimidos, de los que muestran sus ilusiones, sí, pero en contra de los que destruyen al pueblo, a un lado y al otro de las barricadas.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Reforma2 - Ucrania como ejemplo